La investigación de un parlamentario europeo deja al descubierto asesinatos cometidos para traficar riñones y otros órganos. Los actuales gobernantes de Kosovo estarían implicados. La mayoría de las víctimas vivía en pobreza
Pablo Osoria Ramírez / Prensa Latina
La sombra del tráfico de órganos humanos planea sobre Kosovo luego de que investigaciones recientes sacaran a la luz espeluznantes historias, cuyas tramas parecieran extraídas de películas de horror y misterio.
Ante la debilidad institucional y la pobreza imperante, el crimen organizado toma forma en ese territorio, donde las leyes carecen de aplicación por la incapacidad de las autoridades.
Dicha afirmación fue expresada por Sofía Sebastián, investigadora para los Balcanes en la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Social.
El surgimiento de nuevas pruebas ocurren cuando aún quedan sin esclarecer denuncias de Carla del Ponte, exfiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), sobre el tráfico de órganos tras el conflicto entre serbios y albano-kosovares, en 1999 y 2000.
Las acusaciones de Del Ponte, reflejadas en su libro La caza: yo y los criminales de guerra, quedaron en suspenso ya que nunca aportó evidencias concretas, subrayan los investigadores.
Muchas de las imputaciones también provenían de Belgrado, capital de Serbia, donde se responsabilizaba a miembros del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK, por siglas en albanés) del secuestro de civiles en este país para luego matarlos y vender partes de sus cuerpos.
El parlamento de Kosovo declaró, en febrero de 2008, de manera unilateral, la independencia del enclave, una antigua provincia serbia considerada cuna de la cultura y religión de esa nación balcánica.
El documento, elaborado por el funcionario europeo en una ardua indagación, califica como espeluznantes los hechos, ocurridos en tierras balcánicas.
Los prisioneros eran alimentados medianamente bien, y luego, por medio de dictámenes médicos, los trasladaban al centro de Albania y los ultimaban de un tiro en la cabeza para extraer sus órganos y venderlos en el extranjero, describe Marty.
La investigación implica a Hashim Thaci, elegido en diciembre último primer ministro de Kosovo, tras celebrarse las primeras elecciones en ese territorio después de la separación de Serbia, con la anuencia de Estados Unidos y la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea.
Thaci, a juicio de Marty, era uno de los dirigentes del grupo Drenica, que tomó parte en el comercio de órganos.
Figura en los informes de los servicios secretos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y de varios países occidentales como actor clave y el más peligroso de los “padrinos del hampa”, según el escrito por el cual el Parlamento Europeo reclamó una investigación sobre Thaci.
Aunque el parlamentario europeo no especifica cuántos asesinatos se produjeron para comerciar riñones, la justicia serbia afirma que fueron cerca de medio millar.
Marty se entrevistó con decenas de testigos directamente implicados, entre ellos soldados, familiares de desaparecidos o de muertos, representantes de instituciones judiciales internacionales y fiscales kosovares.
“En muchos de ellos, aprecié miedo en los ojos”, explicó el exmagistrado suizo al asegurar que todos los testimonios son anónimos para garantizar la seguridad de sus fuentes.
El texto también denuncia la impunidad que gozan los autores de esas prácticas, a causa de la Ley del Silencio imperante en Kosovo y de la poca voluntad política internacional para enjuiciar a los culpables.
La misión de la Unión Europea en Kosovo (Eulex) abrió recientemente una investigación sobre la presunta implicación de Thaci en la red que perpetró asesinatos y tráfico de órganos.
“Vamos a examinar el informe cuidadosamente”, subrayó el director adjunto de Eulex, Andy Sparkes, respecto del documento presentado por Marty. Aseguró que sus fiscales tienen la capacidad, el conocimiento, la ubicación y la jurisdicción suficientes para gestionar la indagación judicial.
La asamblea parlamentaria del Consejo Europeo adoptó el informe del funcionario e instó a Eulex a investigar las acusaciones.
Como parte de otra investigación también por tráfico de órganos en Kosovo, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol, por su acrónimo en inglés) arrestó, a mediados de enero, en Estambul al médico Jusuf Sonmez (conocido como Doctor Vampiro o el Buitre Doctor), bajo una orden emitida por un tribunal de Pristina.
La detención se relaciona con el caso Clínica Medicus, que implica a una red de personas dedicada a extirpar los riñones a gente pobre con la promesa de recibir a cambio unos 20 mil euros, que nunca llegaron a sus manos.
De acuerdo con denuncias, Sonmez formó parte del grupo de cirujanos criminales de la clínica privada, enclavada en Pristina, que actuó en 2008 bajo la orden del médico kosovar Lutfi Dervishi.
La policía europea destapó el año pasado la existencia de la banda criminal que se encargaba de engañar a los donantes y de extirpar sus órganos de manera ilegal, los cuales vendían por más de 100 mil euros.
Aunque ninguno de los sospechosos ha ido a prisión hasta el momento, el caso es considerado por las autoridades judiciales como el más serio en la historia reciente del territorio balcánico.
Según las investigaciones, algunos de los integrantes de la red de trasplantes ilegales habían ocupado previamente altos cargos en el Ministerio de Salud de Kosovo.
Varios fiscales de la Unión Europea presentaron con anterioridad cargos contra siete miembros del grupo criminal, todos ellos kosovares, mientras que otros dos implicados, un israelí y un turco, eran perseguidos por la Interpol.
La portavoz de Eulex, Irina Gudeljic, afirmó que se desconoce si el ciudadano turco arrestado en Estambul sería extraditado a Pristina.
Gudeljic dejó ver la posibilidad de que Sonmez esté relacionado con las indagaciones del Consejo Europeo.
El informe de Marty sostiene que todos los casos de tráfico de órganos humanos y trata de personas alrededor de Kosovo fueron organizados en los últimos años por los mismos autores, lo cual pone en evidencia los nexos con el caso Clínica Medicus.
Fuente: Contralínea 221 / 20 de febrero de 2011
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