Jorge Petinaud Martínez/Prensa Latina/Ilustraciones: Manrique
Moscú, Rusia. El presidente Vladimir Putin ha aprobado la renovada Doctrina Militar de Rusia con la certeza de que Estados Unidos y sus aliados ejecutan una estrategia para imponer un régimen más conveniente a sus intereses en el Estado eurasiático.
El texto ha sido elaborado por el Consejo de Seguridad y el Ministerio de Defensa.
Todos los medios de prensa destacaron las reuniones encabezadas por el jefe del Kremlin los días 26 y 27 de noviembre en Sochi con los más altos cargos del Ministerio de Defensa, dedicadas a la planificación estratégica militar, según palabras del líder ruso en la televisión.
El análisis estuvo centrado en las nuevas amenazas a la seguridad nacional de Rusia, que podrían ser similares a las que desembocaron en un golpe de Estado en Ucrania, donde fue derrocado el régimen legítimo y se impuso otro proclive a los designios de Washington y la Unión Europea, alertó la cancillería.
Las televisoras reiteraron un fragmento en el que Putin afirmó que resulta imprescindible defender la soberanía de Rusia y la seguridad de sus aliados sin intervenir en conflictos ni aceptar provocaciones que impliquen juegos geopolíticos.
“No amenazamos a nadie ni planeamos ninguna injerencia en ningún juego geopolítico, intriga o mucho menos en ningún conflicto, a pesar de los intentos de obligarnos a hacer lo contrario”, aseguró.
Instó el líder ruso, sin embargo, a unir los esfuerzos de todos los organismos del gobierno para cumplir los objetivos previstos para garantizar la defensa del Estado eurasiático.
Luego la televisión mostró imágenes de otra reunión dirigida por Putin en Sochi con los jerarcas de la cartera de Defensa, el vicepresidente del gobierno a cargo del sector militar industrial y los titulares de ministerios vinculados a esa esfera.
“Hemos identificado los tipos de armas y la técnica especial que será suministrada al Ejército y a la Armada en los próximos 10 años”, sostuvo, según el Primer Canal de la televisión.
El sector defensivo e industrial de Rusia debe asegurar la alta calidad de los nuevos desarrollos, de acuerdo con los medios que deben ser sustituidos, añadió el líder ruso.
Putin consideró que la tarea no es simplemente sustituir productos importados. Aunque esto también es importante, lo principal es garantizar la alta calidad de la técnica que se desarrolle.
“Nuestros productos deben ser mejor por su calidad y precios que los de fabricantes foráneos, mientras que las empresas domésticas deberán adquirir nuevas competencias y tecnologías, incluidas las de doble uso”, enfatizó el mandatario.
“Mucho de lo que usamos, recibido mediante importaciones, ha devenido funcionalmente obsoleto desde hace largo tiempo. Tenemos una posibilidad objetiva de dar un paso de avance”, agregó Putin.
Según el mandatario, el gobierno ruso ha destinado 64 mil millones de dólares a la modernización con tecnologías de avanzada de las empresas en los sectores de la defensa e industrial.
Todo este dinero debe ser invertido con tanta efectividad como sea posible, reiteró.
Es necesario reducir los costos, optimizar los procesos productivos, asegurar una clara coordinación de las industrias asociadas en el cumplimiento de los plazos y los volúmenes de suministros, agregó.
Sobre este particular recordó la existencia de instalaciones inacabadas que no han sido entregadas a las tropas y sólo requieren mantenimiento y servicio adicional.
Putin consideró necesario, asimismo, asegurar que las empresas de la esfera defensiva e industrial no afronten los problemas de la macroeconomía, incluido el procesamiento de la información. Esto no ocurrirá si todo es realizado a tiempo, advirtió.
Rusia debe cumplir a cabalidad el programa de completamiento de los suministros de armamentos a las Fuerzas Armadas en 2020, insistió el líder del Estado eurasiático.
“Estos planes deben ser ciertamente satisfechos sin ninguna excusa basada en las circunstancias. Los plazos y el completamiento de los suministros deben ser saldados completamente. Tenemos todo lo necesario para esto”, recalcó enfático.
“Hacia 2020, la renovación de la moderna técnica militar de las tropas debe superar el 70 por ciento”, concluyó el jefe del Kremlin.
A muchos de los participantes, el 22 de noviembre último, en la Asamblea del Consejo para la Política Exterior y la Defensa les sorprendió el lenguaje directo del canciller, Sergéi Lavrov, al denunciar la actual política de Estados Unidos y la Unión Europea contra Moscú.
“El objetivo de las sanciones occidentales es el cambio de régimen, y ello, incluso, no lo ocultan”, subrayó Lavrov.
Dijo que los líderes de Occidente hablan públicamente de que las medidas restrictivas deben ser tales para que puedan destruir nuestra economía y levanten las protestas populares en el país.
En plena campaña electoral del presidente Vladimir Putin, para un tercer mandato, partidos opositores rusos prooccidentales convocaron en febrero de 2012 a masivas protestas y realizaron la llamada marcha del millón antiPutin, en mayo, tras su asunción presidencial.
Lavrov consideró esos propósitos “una sed por ensanchar el espacio geopolítico”, mientras no se ocultan los temores de los comerciantes a perder sus beneficios.
Reiteró el canciller que las sanciones impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y algunos gobiernos aliados son igualmente perjudiciales para los países promotores, además de que destruyen los principios fundamentales de las relaciones económicas internacionales, agregó.
Negó al mismo tiempo que tal instrumento de presión, usado en otros contextos mundiales, haya conseguido el aislamiento político de Rusia: la nación mantiene múltiples vínculos con numerosos países de todos los continentes.
La ley física de acción y reacción esbozada por Isaac Newton en el siglo XVII hoy es aplicable a las modificaciones realizadas por Rusia a su Doctrina Militar ante nuevas y mayores amenazas de la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La inminente realidad de que tropas de la OTAN se emplacen permanentemente en países fronterizos con Rusia obliga a actualizar la estrategia defensiva del Kremlin, confirmó el subsecretario del Consejo de Seguridad nacional, Mijaíl Popov.
El experto mencionó viejos puntos de diferendo, como el despliegue del escudo antimisiles de Estados Unidos en Europa sin la firma de garantías jurídicas de cumplimiento obligatorio acerca de que no está dirigido contra Moscú. Igualmente, que tras la ventaja estratégica obtenida por Occidente con la desintegración de la Unión Soviética y la desaparición del Pacto de Varsovia, Washington y sus aliados expandieron su potencial a cuenta del territorio de antiguos miembros de aquella alianza socialista.
A todo esto se suma el despliegue de efectivos, medios navales, aéreos y técnica terrestre pesada en territorios fronterizos con Rusia, situación que no existió ni en los peores momentos de la llamada Guerra Fría.
Para Moscú no han pasado inadvertidas las maniobras militares realizadas por el bloque occidental durante 2014 en países cercanos.
Sobresalen entre esos ejercicios los denominados Loyal Lance (en Alemania), Noble Ledger (en Noruega), Rapid Trident (en Ucrania, en medio de la guerra civil que desangra a ese país), Anaconda (en Polonia) y Trident Lance (en Alemania).
El exsecretario general del bloque noratlántico, Anders Fogh Rasmussen, por su parte, confirmó antes de concluir su mandato que, por primera vez, serán desplegadas tropas permanentes en nuevas bases emplazadas en países de Europa del Este, cuyas fronteras colindan con Rusia.
A partir del pretexto de la crisis promovida en Ucrania precisamente por Estados Unidos y sus aliados y del rechazo de Moscú a la ruptura del orden constitucional en Kiev, Occidente vuelve a esgrimir el fantasma de la amenaza rusa.
Con esa justificación, según Rasmussen, la cumbre que sesionó en Gales, Reino Unido, aprobó el despliegue de esas fuerzas, además de la creación de un contingente de reacción rápida de 10 mil hombres para un eventual enfrentamiento contra Moscú.
Figuran en la lista de los comprometidos con ese proyecto Reino Unido, Países Bajos, Canadá, Dinamarca, Noruega y las repúblicas exsoviéticas de Lituania, Letonia y Estonia, que además ofreció su territorio como sede de un centro de ciberguerra contra Moscú.
Los planes incluyen desplazar hacia esos territorios aviones de combate, tanques de guerra y otro armamento pesado, así como unidades navales en los mares cercanos, según las fuentes de la propia alianza noratlántica.
Las sanciones impuestas por Occidente y la prohibición reciente de Ucrania a la exportación de componentes necesarios para determinados tipos de misiles estratégicos rusos explican el carácter ineludible de esta decisión.
El viceprimer ministro a cargo de la industria estratégica rusa, Dmitry Rogozin, explicó que demorará 1 trienio renunciar definitivamente a estos componentes creados en Ucrania desde los tiempos de la Unión Soviética.
Igualmente, cobra actualidad la indicación del presidente Putin de concentrar dentro del territorio nacional la infraestructura del sistema de disuasión estratégica nuclear, como los cosmódromos y los grandes centros de vigilancia radioelectrónica.
Uno de los autores de la Doctrina Militar de Rusia, el exjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Yuri Baluyevski, considera importante tener en cuenta ahora nuevas amenazas no puramente castrenses y que pueden poner en riesgo la seguridad nacional.
Resaltan entre esos desafíos un “caos dirigido” como el que en Ucrania derrocó al gobierno legítimo e instauró en su lugar un régimen más conveniente a Washington y sus aliados europeos.
Según Baluyevski, es imprescindible estudiar la naturaleza y los mecanismos de guerras informativas que suelen acompañar a las denominadas “revoluciones de colores”.
Dentro de la Doctrina Militar, el Estado debe definir y planificar medidas para impedir disturbios como los de mayo de 2012 en Moscú, subrayó el general, con la aclaración de que son acciones políticas y económicas junto con un obligatorio fortalecimiento de los cuerpos de seguridad.
Respecto a este asunto, el 28 de noviembre último, el general Vladimir Kolokolstev, ministro de Interior, advirtió que “en Rusia nunca se realizarán experimentos de injertos democráticos estadunidenses”.
Somos testigos de las trágicas consecuencias en los países víctimas de estos experimentos, recalcó el titular en la clausura del Consejo Militar de las Tropas de la cartera de Interior de Rusia.
Alertó el oficial de más alta jerarquía en los cuerpos policiales rusos contra el colapso imperante en la economía, la situación social atroz y la destrucción prácticamente total de los mecanismos de gobernanza en esos Estados.
Fue enfático al reiterar que esto no ocurrirá jamás en la Federación de Rusia, al tiempo que resaltó que las tropas del Ministerio de Interior son uno de los instrumentos más efectivos para luchar contra ese tipo de amenazas.
Tras la reunificación de Rusia y Crimea, con el respaldo del 96.77 por ciento de los votantes en un referendo, la nueva Doctrina debe dejar explícito, como han advertido los principales dirigentes rusos, que una agresión contra la península constituirá un ataque contra toda la Federación euroasiática.
Jorge Petinaud Martínez/Prensa Latina/Ilustraciones:?Manrique
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