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Lunes 03 de octubre de 2011

Lunes 03 de octubre de 2011

Si la locura fuera una enfermedad, podríamos creer que también es contagiosa y que en Los Pinos hay una epidemia. La escasa realidad que allí viven, las fantasías que imaginan y las declaraciones que hacen todos los días, es la prueba de que los habitantes de la casa presidencial viven en un mundo distinto al del resto de los más de 100 millones de mexicanos.Ahora le tocó el turno a la novel vocera presidencial, quien el fin de semana trató de convencernos de que en México no ocurre lo que ocurre y de que toda la violencia que vivimos los que estamos afuera de Los Pinos, sólo es atribuible al crimen organizado por las batallas que libran entre cárteles para lograr controlar más regiones de este país desgastado, cansado, temeroso y harto de tanta violencia, amenazas, agresiones, secuestros, asesinatos, abusos, extorsiones y corruptelas.

Alejandra Sota declaró que no hay indicios que permitan asegurar que en México existen grupos paramilitares y que, según los indicios que tiene el gobierno federal, “no existen elementos para suponer que el grupo autodenominado Los Matazetas u otro con naturaleza paramilitar existan en México”.

Aseguró que se trata de delincuentes que pertenecen a grupos criminales que se pelean por el control de la plaza de Veracruz y, en ese sentido, advirtió que se les castigará por actuar fuera del marco de la ley.

La joven vocera desconoce, por su juventud, que en los últimos 20 años el gobierno federal, antes priista y ahora panista, siempre ha negado que México se estuviera colombianizando y que pudiera ocupar el lugar de ese país sudamericano en el control de la droga que se consume en mayor medida en los Estados Unidos y en Europa.

Pues ese rechazo de la realidad adoptado en la residencial oficial de Los Pinos, ha provocado que los grupos delincuenciales mexicanos sustituyeran a los colombianos en la producción, procesamiento, transportación, comercialización, y que la violencia que antes se presentaba en mayor medida en Colombia ahora la tengamos en México con niveles de terror. Y al igual como sucedió en Colombia, los muertos y la violencia la pone México, mientras que Estados Unidos es el consumidor número uno de la droga, es el principal lavador de dinero sucio y es el país que se queda con las mayores ganancias de ese mercado ilícito.

Por eso llama la atención que los funcionarios de Los Pinos, empezando por Felipe Calderón y ahora su vocera presidencial Alejandra Sota, no hayan aprendido del pasado y sigan obstinados en negar un hecho como la existencia de sicarios, paramilitares y escuadrones de la muerte que, como una dura realidad, golpean el rostro al gobierno federal.

Esa exitación morbosa de hacer declaraciones públicas como integrante de un gobierno, cuando sabes que son mentiras, y que lo hacen sólo con el fin de negar la grave situación que vive el país, es una perversión a la que no debemos acostumbrarnos y por más dura que sea la realidad, debemos dar cuenta de ella y denunciar a quienes tratan de mentirnos.

Escalada de violencia y miedo

A la escalada de violencia, inseguridad y temor que se vive en el país, se suma ahora la actuación de grupos paramilitares o escuadrones de la muerte autodenominados Los Matazetas y quienes dicen ser, según un video aparecido en Internet, un grupo que busca “proteger” a la población de los asesinatos, secuestros, extorsiones, amenazas y agresiones cometidos por el cártel del narcotráfico conocido como Los Zetas, este último integrado por militares de élite y cuerpos especiales que han desertado de el Ejército y la Armada.

Esta nueva versión de sicarios y asesinos a sueldo responde a la incapacidad del gobierno federal para dar seguridad y protección a todos los mexicanos –lo que ha ocasionado cerca de 60 mil muertes en los cinco años del gobierno de Felipe Calderón–, que sumada al vacío de poder y a la confrontación armada ordenada por el jefe del Ejecutivo en contra de los cárteles de la droga, provoca mayor incertidumbre entre la población y motiva la aparición de grupos paramilitares para ajusticiar a supuestos delincuentes o miembros de bandas rivales, lo que confirma la debilidad del Estado de Derecho y la falta de justicia que debe prevalecer en un país democrático.

¿Por qué entonces el gobierno de Felipe Calderón niega su existencia?

Pues un grupo paramilitar es aquel que tiene una estructura y disciplina similar a la de un ejército, pero no son parte formal de las fuerzas militares de un Estado, aunque puede o no servir a los intereses de un gobierno y generalmente operan fuera de los márgenes de la Ley y la Constitución. En el caso mexicano, la cifra de desertores del Ejército y la Armada se acerca a los 100 mil hombres y lo que han comprobado las mismas fuerzas armadas, es que un importante porcentaje de estos militares entrenados por el propio gobierno se han pasado a las filas contrarias de las bandas del crimen organizado. Por ello el gobierno se siente obligado a negar su existencia.

Dentro de los miembros del grupo paramilitar puede haber integrantes de fuerzas policiales, mercenarios, integrantes de escuadrones de asalto o grupos de seguridad privados contratados para fines específicos, lo cual representa operaciones ilegales y regularmente violentas.

Por las características de la operación de estos grupos en el mundo, generalmente se trata de tropas irregulares fuertemente armadas, que combaten sin obedecer las convenciones nacionales e internacionales para el ejercicio de la guerra, lo que les permite excesos de violencia que serían inadmisibles en las fuerzas de un Estado democrático.

Este violento fenómeno se ha presentado en países como Argentina, Chile, Paraguay y Colombia, en donde grupos de ultraderecha y gobiernos dictatoriales echan mano de estos grupos paramilitares y escuadrones de la muerte para ejecutar a opositores políticos, a luchadores sociales y también a aquellos que consideran delincuentes. Ahora México se vuelve a sumar a este grupo de países con niveles de violencia nunca ates vistos.

Una primera versión de grupos paramilitares y escuadrones de la muerte la vivimos en 1968 y 1971, cuando fuerzas entrenadas por el Estado asesinaros a cientos de estudiantes que exijan libertad, justicia y democracia.

A esto hay que añadir el creciente número de homicidios de periodistas y directivos de medios de comunicación, lo que coarta la libertad de prensa y el derecho a la información de los mexicanos, preceptos fundamentales para una sociedad democrática que necesita expresarse con seguridad y libertad.

Lejos de informar sobre el grave riesgo que significa la aparición de escuadrones de la muerte en México, los medios de comunicación auspiciados por el gobierno federal, mantienen una política de silencio como una forma de negar la realidad. Por ello reproducimos en este espacio el mensaje de ese grupo paramilitar que nos debe de alertar del riesgo que su presencia significa para el país, los motivos de su aparición y la obligación del gobierno para impedir su crecimiento y expansión de estas bandas criminales o grupos policiales o militares que han decidido actuar al margen de la ley:

Comunicado de Los Matazetas

Buenas tardes.

Siendo las 16 horas del día sábado 24 de septiembre del 2001, emitimos el siguiente comunicado a las autoridades federales, estatales, municipales y a la sociedad en general:

Como es sabido por todos ustedes, la situación de inseguridad que vive el país se ha reflejado en todos los ámbitos políticos, económicos, sociales y militares, convergiendo todo ello en los más desprotegidos por las circunstancias propias de su forma de vida. Hacemos mención de lo anterior para que se entienda cuál es nuestro papel en este problema; que como principio ético nosotros tenemos prohibido la extorsión, el secuestro, el robo, las vejaciones y todo aquello que de una u otra forma afecte el patrimonio nacional, familiar, anímico y moral.

Motivados por experiencias propias de los que hoy integramos esta fuerza, la cual constituye el brazo armado del pueblo y para el pueblo, nuestro único interés, como objetivo, es el cártel de Los Zetas. Por lo que respetamos a las fuerzas armadas que comprendemos que ellas no pueden actuar al margen de la ley que nosotros fomentamos.

Condenamos a los malos servidores públicos que con su apoyo hacen que este flagelo de la sociedad siga haciendo daño principalmente a las comunidades del puerto de Veracruz, Boca del Río, Cardel, Jalapa, Poza Rica, Tuxpan, Pánuco, Córdoba, Orizaba, Perote, San Andrés Tuxtla, Martínez de la Torre, Minatitlán, Acayucan, Alvarado, Coatzacoalcos y otros municipios del estado de Veracruz.

No eludimos nuestras responsabilidades, pero sólo peleando en igualdad de condiciones se podrá lograr erradicar de raíz al cártel de Los Zetas, y por lo cual para el efecto pedimos que los funcionarios y autoridades que apoyan a Los Zetas dejen de hacerlo; que las fuerzas armadas estén ciertas de que nuestro único objetivo es acabar con el cártel de Los Zetas; que la sociedad en general esté segura y confíe que nosotros, Los Matazetas, no extorsionamos, no secuestramos y nunca afectaremos el patrimonio personal ni de la nación; que respetamos a los poderes ejecutivos federales, estatales y municipales en su lucha contra la delincuencia organizada y entendemos su posición de no pactar. Lo que nos obliga a actuar en la clandestinidad, pero siempre en beneficio del pueblo de México.

Nosotros somos guerreros anónimos, sin rostro, pero orgullosamente mexicanos. No caigamos en las trampas de los enemigos externos que manejan la insidia, el descrédito y la maldad para fines meramente mezquinos, escudados en el respeto a Dios y en la democracia. Y asimismo, les reiteramos a las autoridades federales y locales que nuestra lucha es en contra de Los Zetas, y si con nuestros actos realizados ofendimos a la sociedad y al pueblo de México y a las corporaciones federales, les pedimos disculpas en nombre de todo el grupo que conformamos. La intención era darle a saber al pueblo veracruzano que este flagelo de la sociedad no son invencibles y que ya no se dejen extorsionar.

Cada quien su lucha y sus miedos; nosotros un solo corazón.

Muchas gracias.

La violencia envuelve a la capital del país

Y mientras la nueva amenaza de Los Matazetas aumenta la inseguridad, reportes policiales aseguran que líderes de varios grupos delincuenciales se han trasladado a la capital del país, lo que mantiene en alerta máxima a los cuerpos de seguridad e investigación del gobierno del Distrito Federal, pues hay preocupación que de un momento a otro se desaten enfrentamientos armados como ahora ocurre en calles, parques y centros comerciales de varias ciudades del interior de la República.

La explicación que dan los investigadores, es que debido a la presión de las fuerzas armadas en contra de bandas criminales, algunas de ellas se han movido hacia el centro del país y esto puede ocasionar de un momento a otro el aumento de la violencia en la capital, en donde hasta ahora sigue siendo el lugar más seguro de todo el país.

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