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Mujeres al volante

Mujeres al volante

“La verdad este trabajo me motivó porque no descuido a mis hijos, los traigo conmigo o los trae mi esposo y los mando a la escuela; siento que es un esfuerzo que vale la pena”, aseguró Ana Cecilia, una chofer del transporte público en Reynosa.
Luis Orlando Sánchez / Reynosa, Tamaulipas 
 
 
 
 
Aunque es el primer trabajo que ha desempeñado en su vida, Ana Cecilia Acosta asegura no sentirse menos que sus compañeros que, por lo menos en esta actividad, en su totalidad son hombres.
Desde hace seis años esta mujer se levanta a las cinco de la mañana, prepara las cosas de sus hijos y luego sale de su hogar para dirigirse a la terminal de la ruta Olmo, donde la espera la unidad que le tocará conducir durante el día.
Tripular un transporte público no ha sido fácil para Ana Cecilia, sobre todo, por la responsabilidad de llevar con bien a las personas que diariamente utilizan su medio para ir a su destino.
La necesidad fue determinante para que decidiera tomar el volante y lanzarse a un mundo, donde la mayoría de quienes conducen un microbús son calificados como “cafres”.
“La necesidad me orilló, tengo cinco niños todos hombres y cada uno va a la escuela y con el sueldo que mi esposo tiene pues no nos alcanza”, dijo la mujer.
Aunque su esposo –quien también conduce un microbús–, apoya con los gastos del hogar, lo que obtienen no es suficiente. Por ello le pidió a su marido que la enseñara a manejar una unidad pesada.
“Como todos somos muy unidos, él me fue enseñando poco a poco.
> ¿Fue difícil aprender?
–“No, tenemos ya 15 años de casados y todo el tiempo he estado con él, por eso aprendí tiempos, ruta y a manejar también”.
Trabajar una ruta del transporte público demanda muchas horas, pero sabiendo administrar el tiempo libre resulta más fácil y hasta se puede atender bien a los hijos, dijo la entrevistada.
“Son bastantitas horas de trabajo; es de cinco de la mañana a diez y media de la noche, son casi 14 horas más o menos”
Y agregó: “Y la verdad no siento que descuido mucho a mi familia, porque si no los cuido yo, los cuida él o nos turnamos a veces y cuando se trata de la escuela cualquiera de los dos les trae de comer o los recoge, ahí nos hacemos garras”.
 
NO HAY DISCRIMINACION
 
Pese a que son hombres la mayoría de los que trabajan en esa ruta, Ana Cecilia dice no sentirse discriminada por sus compañeros, sino todo lo contrario.
“Hasta ahorita aquí con mis compañeros no, de repente en la calle sí, sobre todo con otros compañeros que te critican como manejas, a echarme al camión o cosas así, como que me ponen a prueba a ver qué hago”, señaló.
Aunque el dolor de cabeza para algunas mujeres es meter la reversa, para ella no fue así, ya que antes de manejar un microbús aprendió a conducir un automóvil.
“Al principio sí fue difícil, pero como te digo, yo tengo 15 años con mi esposo y desde que éramos novios él me enseño a manejar, pero pues no me animaba a conducir una unidad más grande que un carro o una camioneta”, precisó.
Lo más complicado para ella no fue manejar la unidad, sino vencer la vergüenza de ser la única mujer entre puros hombres.
“Más que nada por pena, porque eran puros hombres, venir ver a veintitantos hombres y ser yo la única mujer, pero ya después me acostumbré, ya han pasado varios años de eso”, dijo.
 
DIAS BUENO Y MALOS
 
Estar a cargo de un transporte público es cansado y más cuando los días están muy “flojos”, dice la mujer de 29 años. Sin embargo, tiene que trabajar muy duro junto a su esposo para sacar a sus hijos adelante.
“La unidad no es mía, yo soy trabajadora.
> ¿Cuánto es lo que ganas al día?,
–“Trabajando el horario que son 14 horas diarias, pues me gano cerca de 600 pesos diarios, cuando el día es bueno, porque hay días muy malos, como en todo”.
Pareciera que no representa esfuerzo alguno conducir una “pesera” pero sí tiene su “chiste” sobre todo aguantar las inclemencias del tiempo. Prácticamente Ana Cecilia pasa todo el tiempo fuera de su casa, pero eso sí, sin descuidar a su familia.
“Normalmente yo me levanto a las cinco de la mañana para terminar mi última vuelta por decir a las 6:40 de la tarde aproximadamente, pero en lo que entregamos al patrón, nos dan las 10 de la noche y a veces hasta las 11:00”, refirió.
De acuerdo a su plan de trabajo, son seis vueltas diarias las que tiene que dar durante el día, sin importar que haga calor o este lloviendo, aunque eso sí, le gusta tener mucha precaución y no exponerse al peligro.
Reconoció que alguna vez se detuvo en un lugar prohibido y fue sancionada por un elemento de tránsito, aunque asegura que ha sido la única ocasión.
“Yo a veces siento que los tránsitos me cargan la mano por ser mujer; se quieren aprovechar de mí, pero no me dejo… Hace un tiempo un tránsito me levantó una infracción por pararme en un lugar indebido y por contestona; hasta ahorita te puedo decir que es la única que me han hecho”, aseguró.
Mujeres como Ana Cecilia que aparte de jugar el rol de ama de casa también se la juegan en un oficio que suele ser peligroso y delicado; sin embargo, ante la nula oportunidad de seguir con los estudios o la falta de recursos económicos se ven obligadas a buscar trabajos que muchas de las veces son desempeñados por los hombres.
No obstante, con ello demuestran que no solo nacieron para hacer el trabajo fácil, sino que también tienen la fuerza para desarrollar jornadas agotadoras y que una vez concluidas regresan a su hogar para atender a su familia.
 
 
 
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Desde hace años Ana Cecilia conduce un camión de transporte público