Puerto Williams, Chile. Apenas 2 mil habitantes y bastante más alejado que Ushuaia, Argentina, el poblado de Puerto Williams es sin dudas el más austral del mundo y se precia ser la capital de las comunas de Cabo de Hornos y Antártica chilena.
Tiene un clima subpolar oceánico, se ubica en la orilla sur del canal Beagle y en la ribera norte de la Isla Navarino. Pero todos estos datos se pueden encontrar en enciclopedias y guías turísticas, aunque en conjunto ofrece datos impresionantes.
En una zona periférica de la ciudad residen los últimos descendientes del pueblo originario yagán, uno de los más importantes que hace ocho mil años navegaba en rústicas canoas los canales patagónicos, desafiando la inclemencia del tiempo.
Los yaganes y la abuela Cristiana, de 89 años, única descendiente directa con vida son apenas 70 u 80 en la actualidad. Si bien defienden con orgullo su cultura, reconocen que como tal, están condenados a desaparecer.
El Parque Etnobotánico Omora es otra de las maravillas de Puerto Williams, como el trekking más austral del planeta en la subida a Cerro Bandera, a unos 600 metros sobre el nivel del mar y, todavía mucho más arriba, hacia los fabulosos Dientes de Navarino.
En apenas siete días navegamos cerca de 50 horas y sobrevolamos los tesoros de la naturaleza que ofrecen Punta Arenas, la principal urbe de la Región de Magallanes y la Antártica chilena, y Puerto Williams.
Científicos y especialistas fueron los anfitriones de un grupo de prensa invitado a este recorrido. Los diálogos con el siempre vehemente doctor Ricardo Rozzi, tuvieron la virtud de aportar algo novedoso.
En el mar, a bordo del buque Isaza de la Armada chilena, le pedí al doctor Rozzi que me resumiera sus sentimientos tras merodear Isla Hornos, tras percibir los altibajos del clima, desde lluvias nevadas y mar encrespado, hasta andar apacible.
“Cabo de Hornos nos permite enviar un mensaje desde América Latina hacia el mundo, en el extremo sur. Es como una cumbre de una montaña con mucho viento, pero esa cumbre distingue al sur. En el norte tenemos una gran extensión de tierra, en el sur mucho más pequeña.
“Cuando estamos en el mar, sentimos una especie de colchón de temperaturas que permite llegar hasta bosques que asemejan a los altos de Perú y Colombia. El turista que llega aquí comprende que el mundo es diferente en el sur que en el norte.”
Ecólogo con estudios en las Universidades Católica, de Chile y de Connecticut, Estados Unidos, y filósofo del mismo centro norteamericano, el doctor Rozzi es asimismo profesor titular en las Universidades de North Texas y Magallanes.
“Esta diferencia que hoy nos deslumbra, asombró a un pensador, un naturalista inglés llamado Charles Darwin, quien comprendió en estos parajes que el sur evolucionó de un modo distinto al norte.”
Dirige el Programa de Conservación Biocultural Subantártico y el Parque Etnobotánico Omora, junto con encabezar el grupo de científicos en el Programa de la Reserva de la Biosfera de Cabo de Hornos, reconocido por la Unesco en 2005.
“Al ser la cumbre del continente americano, es ahí donde tenemos que ponerle un termómetro para ver cómo le va a la temperatura del planeta.
“En Cabo de Hornos lo que tenemos no es solo un termómetro, sino que estamos viendo la calidad de la química de las aguas, las radicaciones ultravioletas.
“Y no sólo como impacta a estos árboles, que son los coihues de Magallanes, sino a los insectos que viven y habitan en las aguas más limpias del mundo y también a estos cinturones enormes de algas que le están absorbiendo el anhídrido carbónico al cielo para disminuir el efecto invernadero.”
Para redondear sus ideas, el doctor Rozzi esboza interesantes conclusiones:
“Se mitiga entonces el cambio climático global. La Reserva de la Biosfera de la Cabo de Hornos (RBCH) es el sitio de estudios ecológicos a largo plazo más austral del continente americano. Lo hacemos desde Chile, pero en red latinoamericana e internacional.
“No sólo para caracterizar lo que está pasando, sino para proponer modelos de desarrollo sostenibles para la vida humana y para el conjunto de los seres vivos.”
La RBCH es una de las 24 ecorregiones más prístinas del planeta. Abarca 4.9 millones de hectáreas, de las cuales tres son acuáticas y 1.9 terrestres.
Punta Arenas, una ciudad muy pintoresca que antecede la llegada a Puerto Williams, será por cierto en 2021 sede del Centro Ártico Internacional, la puerta de entrada mundial hacia el Continente Blanco.
Llegó a ser El Dorado de la Patagonia antes de la apertura del Canal de Panamá en 1914, al convertirse en el principal puerto de navegación entre los océanos Pacífico y Atlántico, gracias al estrecho de Magallanes.
Fausto Triana*/Prensa Latina
* Corresponsal de Prensa Latina en Chile.
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