Montevideo, Uruguay. Bajo el sugestivo título “¿A dónde va América Latina? Las claves de la integración”, sesionó en Uruguay una reunión de dos días para propiciar el análisis de la situación actual y las tendencias en la región.
La cita, denominada segundo foro “El Futuro de la Integración Regional”, dio continuidad a un evento similar realizado en noviembre de 2016 en Montevideo, organizado por la Fundación para la Integración Latinoamericana y el auspicio del Centro de Estudios Latinoamericano de Integración Simón Rodríguez.
En el encuentro anterior, como en este, participaron académicos, sindicalistas, movimientos sociales, empresarios, parlamentarios e intelectuales de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y México, entre otros.
Además de generar un ámbito de reflexión, la reunión pretendió comprender desafíos y contribuir a la generación, debate y presentación de propuestas conjuntas y concretas en los ámbitos político, económico, financiero, social y ambiental.
“Lo principal es construir y fortalecer la conciencia común con una visión estratégica de la integración”, declaró a Prensa latina Jorge Félix Rivas, representante permanente de Venezuela ante el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Asociación Latinoamericana de Integración.
Apuntó que este foro es de encuentro, uno más para ir construyendo alternativas, en unas circunstancias de visión pesimista, pero también con el reconocimiento de “las fortalezas, experiencias acumuladas, con organizaciones sociales más fortalecidas y más conocimiento de cómo integrarnos”.
Rivas manifestó “la preocupación de todos” no solo por la situación actual de la integración y la que atraviesa la región y el mundo, sino también por tratar de hacer propuestas hacia el futuro de la integración sin negar la historia.
Durante los dos días de encuentros, 27 y 28 de de junio, los temas de debate y reflexión giraron en torno a dilemas del desarrollo y la integración latinoamericana ante un nuevo ciclo económico mundial, y la integración y la participación ciudadana.
Otra propuesta estuvo referida al posicionamiento de América Latina y de los sectores económicos y sociales, ante los acuerdos de libre comercio y de inversión.
Y también sobre la posibilidad de una nueva crisis de la deuda, el ciclo financiero actual internacional para América Latina, las necesidades y limitaciones de ahorro e inversión, los flujos de capitales, las alteraciones cambiarias, y las perspectivas del Banco del Sur.
Al decir del representante venezolano ante el Mercosur, la reunión cumplió la “expectativa mínima de que fuese un espacio de encuentro”, lo cual quedó demostrado en las jornadas de trabajo.
Este espacio fue importante porque brindó la posibilidad de pasar de la crítica, de la “situación traumática del avance de la derecha” a una posición de propuesta, reflexionó.
Otro mérito, no menor, fue que sesionó en un escenario de notorio empeoramiento de las condiciones sociales, económicas y financieras regionales e inciertos cambios internacionales.
Por eso, los participantes insistieron en el deterioro de los mercados mundiales para los principales productos de exportación regionales (energía, alimentos, minerales).
Lo cual, como quedó reflejado en el documento final, evidencia la necesidad de repensar el modelo de desarrollo, basado en la apertura indiscriminada de las economías, la falta de estrategia y políticas públicas para alcanzar una mayor diversificación y complementación productiva y social.
Trascendentes resultaron las intervenciones sobre la marcha de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), cuya aspiración de los países miembros del bloque sudamericano es lograr un acuerdo antes de finalizar el actual año.
En ese sentido fue generalizada la crítica a la falta de transparencia e información sobre la marcha de las mismas y la inexistencia de análisis de impacto acerca de las eventuales consecuencias para los sectores económicos y del empleo de los Estados partes.
Todo ello sustentado ante la liberalización y apertura no solo comercial, sino también de servicios, inversiones, compras públicas y propiedad intelectual, entre otros puntos.
Al respecto, el director del Banco Central argentino, Pedro Biscay, alertó sobre las “consecuencias muy negativas” por la firma de los acuerdos para el futuro de los estados signatarios del mecanismo sudamericano.
Biscay señaló que se verán afectados al dejar las negociaciones en manos de “expertos” que actúan de manera reservada, a espaldas de los parlamentos y de los sectores económicos y sociales.
Por su parte, el exvicecanciller uruguayo Roberto Conde llamó la atención acerca del riesgo más importante para lograr la integración de Sudamérica, que comienza por el desmoronamiento del Mercado Común del Sur (Mercosur) y pasa hoy, en su opinión, por Argentina.
El politólogo consideró a Buenos Aires como “el eslabón más débil” de la región y advirtió que si en ese país hay mayoría para llevarla a la Alianza del Pacífico, “se termina cayendo todo”.
Conde apuntó que mientras esa nación se mantenga en el Mercosur y este se mantenga como bloque, “todavía hay esperanzas de transformar América del Sur en un mercado ampliado propio”.
Si la oligarquía argentina logra los votos necesarios para esa escisión entonces estaremos ante un “escenario de desintegración tan caótico” que será infinitamente más difícil retomar el proceso de la constitución de ese mecanismo, surgido en 1991.
Al referirse al acuerdo que se negocia con la UE, el político señaló que en principio era un convenio de asociación estratégica y no de libre comercio, y se sustentaba “en el diálogo político, la cooperación”.
Expresó que han cambiado muchas cosas y “lo peor que podemos hacer es entregar nuestros mercados en las condiciones en que están redactados los documentos actuales”.
El exfuncionario uruguayo remarcó que en parte de esos textos, ya aprobados, las cláusulas de la propiedad intelectual “son más duras que las contempladas en el Área de Libre Comercio de las Américas”.
Necesitamos un libre comercio equitativo y no como establecen los actuales tratados, que “son la antinomia del libre comercio”, aseveró Conde.
Varios de los presentes criticaron la separación de Venezuela del Mercosur, al considerar que fue una decisión contra “la imprescindible unidad regional”, y no basada en las normas y protocolos de defensa de la democracia del bloque, sino sustentada en posiciones políticas intervencionistas.
Un elemento novedoso de este foro fue la presentación del Centro de Estudios Estratégicos de Integración Financiera (Cinfin), idea surgida en el evento anterior.
El mismo está orientado a generar un pensamiento crítico en la región, promover políticas para lograr una integración regional sostenible en materia financiera, estudiar iniciativas de sistemas públicos financieros y generar sinergias en el diseño e implementación de políticas públicas locales y regionales.
En palabras de Rivas, el objetivo fundamental es “rescatar y mantener las banderas de lo que es la integración financiera alternativa, y hacer propuestas”.
Hay un legado que quedó pendiente en otra correlación de fuerza y coyuntura, donde en los principales países del Mercosur, por ejemplo, predominaban corrientes progresistas y nacionalistas, con propuestas de integración como bloque latinoamericano, comentó.
De ahí, añadió, surgieron varios proyectos como el de utilizar los recursos de la misma región no para aportar al capitalismo financiero, sino otros mecanismos como el Banco del Sur, la utilización de monedas locales, el Fondo del Sur y otras iniciativas que fomentaran la capacidad productiva.
Para el funcionario hay un conjunto de temas que muchos pensaron que al cambiar la correlación de fuerzas, no podían prosperar, sin embargo, opinó, “en este momento existen razones para defender el desarrollo de estas iniciativas”.
Sobre las claves para la integración, el representante venezolano ante el Mercosur manifestó que se trata de recoger y retomar lo atesorado, realizar un balance y hacer propuestas.
También estas tienen que ver con lo productivo, con la dimensión integradora de lo social y cómo enfrentar en bloque y tratar de revertir algunas tendencias desintegradoras.
Los actores en esta nueva correlación de fuerzas políticas en América Latina, y en el sur específicamente, tienen que ser las organizaciones y movimientos sociales, aseveró.
Rivas adelantó que la próxima reunión del foro será en Foz de Iguazú, Brasil, en agosto venidero.
Juan Carlos Díaz Guerrero/Prensa Latina
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