Pasados siete años del asesinato de los activistas Alberta Cariño Trujillo, directora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), y de Jyri Antero Jaakkola, observador de derechos humanos de origen finlandés, fue detenido Antonio Solano Vázquez, uno de los presuntos autores materiales de la emboscada del 27 de abril de 2010.
Solano Vázquez —supuesto agresor a la caravana humanitaria que se dirigía al centro ceremonial de San Juan Copala, Oaxaca—, fue capturado en Culiacán, Sinaloa.
El hombre era investigado por la causa penal 257/2012, librada por el Juez de control en materia penal de Huajuapan de León, por homicidio calificado, reportan medios de Oaxaca.
Elementos de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca lo aprehendieron en un centro comercial; luego de perseguirlo a pie.
La caravana de paz en la que participaban los defensores de derechos humanos tenía como objetivo llevar “apoyo activo a la organización del municipio autónomo de San Juan Copala y su lucha por unir al pueblo triqui, así como contribuir a detener cualquier tipo de agresión contra la comunidad”. También llevaban alimentos y agua para las personas que todavía se mantenían en la zona, pese a los constantes ataques a esta comunidad indígena.
Bety Cariño (como se le conocía) y Jyri fueron baleados con armas AK-47 o cuerno de chivo y asesinados por el grupo paramilitar, vinculado a la organización Unidad para el Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), entonces liderada por Rufino Juárez Hernández, preso desde 2011.
“Con esta detención sube a cinco el número de detenidos por la muerte de los activistas de un total de 14 responsables”, indica el portal NVI Noticias. Entre los demás presos se encuentran: Mauro Vásquez Ramírez, Elías Cruz Merino y Faustino Vásquez Martínez.
Los activistas iban a bordo de un vehículo tipo Van, acompañados de maestros de la de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y defensores de derechos humanos. Al frente de la camioneta blanca, el distintivo “Prensa y Caravana de Observación”. Enseguida viajaban los periodistas David Cilia y Érika Ramírez, en un auto Dodge, Attitude. Los comunicadores estuvieron desaparecidos por 72 horas tras la agresión, David Cilia resultó herido de bala. Unas veinte personas más resultaron lesionadas (Contralínea 181).
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