Jewel Fraser/Inter Press Service
Puerto España, Trinidad y Tobago. Los estados de la Comunidad del Caribe (Caricom) están redactando un código para la eficiencia energética en la construcción que ayudaría a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la región, pero su aplicación dependerá en gran medida de la voluntad de cada país.
“Cuando proponemos una norma o código a nivel regional se pretende que sea voluntario”, señaló Fulgence St. Prix, funcionario técnico de la Organización Regional de Normas y Calidad de Caricom (CROSQ, en inglés), que supervisa la elaboración del Código Regional de Construcción con Eficiencia Energética (REEBC).
De acuerdo con las pautas de la Organización Mundial del Comercio, “una norma es un documento voluntario. No se puede obligar a ningún estado miembro a implementarla”, añadió el funcionario. Por consiguiente, la decisión de aplicar el REEBC recae en cada gobierno.
El proyecto se presentó oficialmente en una reunión en Jamaica a fines de marzo, luego de consultas realizadas durante varios meses por un equipo integrado por representantes de algunos de los estados miembros de Caricom, así como de arquitectos, ingenieros, constructores y electricistas, sobre la necesidad de tener una norma de eficiencia energética mínima para la región.
El equipo acordó por unanimidad que el REEBC se basará en la versión 2018 del Código Internacional de Conservación de Energía, que se publicará en julio de este año.
“El objetivo es tener un documento que reduzca la huella de CO2 en promedio”, explicó St. Prix, y agregó que el cambio climático es solo una de las consideraciones que impulsan la iniciativa. “Si pudiéramos desarrollar el código y ponerlo en vigencia lograríamos una reducción de al menos 25 por ciento de las emisiones de CO2, pero eso es apenas una estimación”, aclaró.
En su quinto informe de evaluación, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que en 2010 los edificios fueron responsables de 32 por ciento del consumo mundial total de energía final, de 19 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía y de aproximadamente un tercio de las emisiones de carbono negro.
Las emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina y el Caribe procedentes de los edificios se elevaron a 280 millones de toneladas equivalentes a CO2 en 2010.
El informe también afirma que “el consumo final de energía puede permanecer constante o incluso descender a mediados del siglo, en comparación con los niveles de hoy, si las mejores prácticas y tecnologías rentables actuales se difunden con amplitud”.
Sin embargo, el documento del IPCC sugiere que la persuasión moral puede no ser el medio más eficaz para lograr la implementación de las normas de eficiencia energética.
“Los códigos de construcción y las normas de electrodomésticos con fuertes requisitos de eficiencia energética que se aplican bien, se ajustan con el tiempo y se adaptan al clima local y otras condiciones han sido entre las más ecológicas y rentables”, resumió.
La arquitecta Jo-Ann Murrell, directora general de Carisoul Architecture, una firma especializada en arquitectura ecológica, dijo que la aplicación del código regional de eficiencia energética podría tener que esperar hasta que las generaciones más jóvenes sean quienes toman las decisiones con respecto a las compras del hogar.
“Tenemos una generación más joven que será mayor en ese momento, que tendrá interés en invertir en eficiencia energética. Ellos tienen interés ??en la sostenibilidad del clima”, aseguró.
El costo subsidiado de la electricidad en Trinidad y Tobago es de tres centavos de dólar por kilovatio/hora, por lo que “no existe el deseo por parte de los clientes, debido al factor de costo, de recurrir a fuentes alternativas de energía o utilizar dispositivos de ahorro”, explicó.
“Así que cuando les decimos a los clientes que pueden ahorrar energía si usan ciertos métodos de construcción, elegirán la unidad de aire acondicionado eficiente…, usarán luces LED, etc., pero no siempre cuando se trata de otras opciones”, observó Murrell.
“Tenemos arquitectos muy competentes en Trinidad y Tobago… muy conocedores en términos de diseño sostenible. Lo que no tenemos son clientes que estén dispuestos a hacer el gasto financiero para incorporar la sostenibilidad”, argumentó.
St. Prix también mencionó las dificultades económicas para los estados de Caricom que deseen aplicar el REEBC.
“Los estados miembros están en etapas muy diferentes de su desarrollo. Cualquier código de construcción es un desafío. El mayor reto son los recursos humanos y (la necesidad de) recursos económicos para poder emplear al personal necesario”, expresó.
El informe del IPCC también menciona los costos de los trámites, el acceso insuficiente a la financiación y la energía subsidiada como una de las barreras para la adopción efectiva de tecnologías con eficiencia energética en la construcción en general.
“Los electrodomésticos tradicionales, como las heladeras y los lavarropas, siguen siendo responsables de la mayor parte del consumo de electricidad de los hogares… aunque con un descenso en su proporción frente a los equipos informáticos y de comunicaciones, que en la mayoría de los países constituyen 20 por ciento o más del consumo de electricidad residencial”, señaló.
Por esta razón, la CROSQ también lleva a cabo un plan de etiquetado energético para los electrodomésticos que se venden en la región. Aunque las etiquetas son comunes en Europa, no son una práctica habitual en el Caribe. La iniciativa es financiada por el gobierno alemán, informó Janice Hilaire, coordinadora del proyecto de Energía Renovable y Eficiencia Energética.
“Estamos armando una intensa campaña de información y sensibilización porque queremos lograr un cambio en el comportamiento. Queremos que las familias entiendan por qué deben adoptar ciertas prácticas. También deseamos lograr un uso más eficiente de la energía en la región, lo que afectará positivamente al producto interno bruto”, dijo.
“El REEBC no puede funcionar en el vacío. Debe complementarse con otras iniciativas”, recomendó.
El REEBC está en sus primeras etapas, subrayó St. Prix. A medida que se desarrolle, la CROSQ comenzará a recolectar datos que exhiban los ahorros reales en dólares que la región disfrutará gracias a la iniciativa. El equipo podrá entonces “dirigirse a nuestros políticos y decirles ‘si lo hacen obligatorio se ahorrarán este monto'”, precisó.
Traducido por Álvaro Queiruga
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