Hasta la fecha, en México existen 31 concesiones de litio vigentes por una superficie total de 94 mil hectáreas, en manos de empresas privadas. “Algunos de los proyectos ya se encuentran en fases iniciales y avanzadas”, informa la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema).
La organización nacional opositora al extractivismo indica que el proyecto de mayor relevancia y avance es el de Sonora Lithium, impulsado inicialmente por la empresa británica Bacanora Minerals Ltd, recientemente adquirida al 100 por ciento por la china Ganfeng, que ya controla la mitad de la producción de litio a nivel mundial, expuso a través de un comunicado.
La Rema también semana que también están las concesiones vigentes de la empresa Organimax Nutient Corp, que cedió luego sus derechos de concesión a la empresa canadiense Advance Gold para proyectos de litio en una decena de salares entre San Luis Potosí y Zacatecas.
Existen otras 14 concesiones vigentes para litio, indica, relacionadas con empresas como Radius Gold Inc (proyecto La unión 1 y 2 en Chihuahua), Pan American Lithium Corp, en Mexicali, Zenith Minerals Ltd, en San Luis Potosí, e Infinite Lithium Corp, en Sonora, “pero esas empresas y proyectos no tienen por ahora ningún avance”. También, 17 concesiones de litio en fase de trámite por una superficie total de 527 mil hectáreas.
Lo anterior, en el contexto de la reforma eléctrica presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y en la que se da cuenta de “integrar al litio, y los demás minerales estratégicos, como área estratégica del estado… además, como una condición necesaria para que la Transición Energética fortalezca la soberanía de la Nación, se incluye a las industrias que forman parte de esta como área prioritaria, a condición de que se trate de empresas de capital nacional públicas, privadas y sociales”.
Al respecto, la Rema manifiesta preocupación por que la iniciativa tome “distancia de quienes conocen cómo ha operado el modelo extractivo minero en este país, o a lo largo del continente y del mundo, porque de facto volvemos a caer en la retórica de cuando el estado era el rector de la economía, pero por sus ineficiencias nos dijeron debíamos entregárselas a los privados y ahora que se les ubica como verdaderos insaciables y saqueadores de la vida, debemos retornar a la protección del estado. Las dos visiones se pelean entre la eficiencia y la ineficiencia, entre el despojo y la repartición de las ganancias, pero ambas en esencia harán lo mismo; le darán continuidad al modelo extractivo depredador que está deteriorando el planeta”.
“Hablar de fortalecer la ‘economía popular’, apostándole a actividades extractivas también es contradicción absurda, ya que justamente dicho modelo extractivo es uno de los principales factores que destruye e impide el mantenimiento de las actividades económicas populares, rompiendo por completos con los modos de vida tradicionales y los procesos de soberanía alimentaria de los pueblos”, expone.
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