En mayo hay un ejército invisible de madres que no tienen nada que festejar y a quienes las manifestaciones de alegría o regalos materiales les llenan de tristeza, ira y el dolor más grande que un corazón de madre no soporta: la pérdida de un hijo o más; un hijo desaparecido al que siempre esperan volver a ver entrar por la puerta de su hogar.
Son miles, no dos, tres, 10 o centenares, son miles de madres a las que el Estado les arrebató la dicha de ser madres completas, al faltarles un pedazo de sí, un hijo o hija.
Esas madres invisibles no desmayan, no se cansan, pasan los años y ellas siguen rumiando su dolor, algunas en la soledad de unas frías paredes que el calor del amor filial no calientan ya más. Otras elevan sus gritos, sus puños, su voz y sus pies cansados; no dejan de caminar, buscando, investigando, uniéndose a otras en igual situación para buscar encontrar a sus hijos desaparecidos.
El 10 de mayo pasado un puñado de esas miles se reunieron en el museo de la memoria indómita en el centro histórico de la Ciudad de México. Ahí se inauguró, con presencia de madres provenientes de todo el país, una exposición con motivo de las personas desaparecidas desde la década de 1960 hasta las de nuestros días. La mayoría de estas personas desaparecidas no son ni serán buscadas.
Esas madres hoy aglutinadas en decenas de organizaciones en busca de personas desaparecidas acudieron al llamado de los organizadores de esta exposición ideada por el escultor Alfredo López, creador también del Antimonumento a los 43 Estudiantes Normalistas desaparecidos en Guerrero.
La conforman 85 pares de zapatos con leyendas de amor y esperanza de familiares que en su caminar y peregrinar en busca de sus hijos, padres, sobrinos, hermanos, van gastando suelas de sus zapatos y pintando su huella en suelos lodosos, secos o cubiertos de pavimento sin desmayar jamás.
Zapatos hay de mujer, de hombres y hasta de niños que, colgados de cuerdas como ofrendas y la impresión en papel pegado al piso de sus suelas, contienen los mensajes de los padres, madres y hermanos para aquel que buscan y que desean decirle cuando lo encuentren.
“Las huellas memoria” busca ser una exposición itinerante llevada por todo el país en un principio y, posteriormente, el extranjero.
La exposición se mantendrá 2 meses en el museo Casa de la Memoria Indómita, preservada por el autor de la idea e integrantes del comité que mantiene y conserva este espacio para las ideas y el no olvido de quienes sufren de la injusticia y el abuso del Estado o instituciones del Estado.
La dirección es calle de Regina, entre 20 de Noviembre y 5 de Febrero, centro histórico de la Ciudad de México.
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