Las Organizaciones Criminales Mexicanas con sede en Estados Unidos cuentan con estructuras cada vez más sofisticadas y son casi “infalibles” en sus operaciones criminales de contrabando de estupefacientes, señala un informe desclasificado de la Sección de Inteligencia Estratégica de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por su sigla en inglés). Advierte que los cárteles mexicanos actúan en complicidad con grupos y pandillas locales de la Unión Americana.
Principalmente los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación –señala el documento– están compuestos por varias celdas compartimentadas a las que se les asignan funciones específicas como distribución, transporte de drogas, la consolidación de ingresos, lavado de dinero, vínculos con pandillas locales y zonas de operación.
Precisa que las operaciones de las organizaciones criminales mexicanas en Estados Unidos normalmente funcionan como una cadena de suministro: los operadores de la cadena conocen su función específica, pero no conocen otros aspectos de la operación global.
“En la mayoría de los casos, las personas contratadas para transportar cargamentos de drogas dentro de Estados Unidos son ‘contratistas’ independientes que pueden trabajar para múltiples organizaciones criminales mexicanas”, señala el informe.
Indica que el número de grupos de transporte está aumentando en algunas áreas y, a menudo, transportan envíos más pequeños, cuestión que hace “infalibles” a los cárteles mexicanos en Estados Unidos.
Las organizaciones criminales mexicanas transportan la mayoría de las drogas ilícitas a Estados Unidos a través de ambos lados de la frontera utilizando una amplia gama de técnicas de contrabando. El método más común empleado implica el contrabando de drogas ilícitas a través de los puertos de entrada de Estados Unidos, en vehículos de pasajeros con compartimentos o mezclados con mercancías legítimas en tractocamiones.
Otras técnicas de contrabando transfronterizo empleadas por las organizaciones criminales mexicanas incluyen el uso de túneles subterráneos, que se originan en México y conducen a casas seguras en el lado estadunidense de la frontera. Los túneles subterráneos se utilizan principalmente para el contrabando de toneladas de marihuana, aunque se han mezclado otras drogas ilícitas en los envíos.
Los túneles destruidos por las autoridades policiales estadunidenses se encuentran principalmente en California y Arizona, y generalmente están asociados con el Cártel de Sinaloa, precisa el informe.
Las organizaciones criminales mexicanas también transportan drogas ilícitas a Estados Unidos a bordo de trenes de carga comerciales y autobuses de pasajeros. En menor medida, utilizan embarcaciones marítimas de manera clandestina o también embarcaciones marítimas oficiales, generalmente frente a las costas de California.
Explica el informe que los cárteles mexicanos también dependen de métodos tradicionales de contrabando de drogas, como el uso de mochileros o mulas, que cruzan áreas remotas de la frontera común hacia Estados Unidos.
Asimismo explotan varios métodos aéreos para transportar drogas ilícitas a través de la línea divisoria. Estos métodos incluyen el uso de aviones ultraligeros, sistemas aéreos no tripulados y drones para realizar lanzamientos desde el aire.
Los aviones ultraligeros transportan predominantemente cargamentos de marihuana, depositando las drogas muy cerca de la frontera. Actualmente, como los drones sólo pueden transportar pequeñas cantidades de varios kilogramos de drogas ilícitas, no se usan comúnmente, aunque existe la posibilidad de un mayor crecimiento y uso, particularmente si se aumenta su capacidad de carga.
También los usan para monitorear la actividad de las fuerzas del orden a lo largo de la frontera e identificar vulnerabilidades transfronterizas.
Los miembros de las organizaciones criminales mexicanas con base en Estados Unidos generalmente coordinan el transporte y la distribución de cantidades al por mayor de drogas ilícitas a los mercados estadunidenses, mientras que los grupos locales más pequeños y las pandillas callejeras que no están directamente afiliados con los cárteles mexicanos generalmente manejan la distribución a nivel minorista.
A veces, las organizaciones criminales mexicanas colaboran directamente con grupos delincuenciales locales y pandillas en todo Estados Unidos para distribuir y transportar drogas a nivel minorista.
El documento destaca que los asesinatos relacionados con las drogas en México continúan alcanzando “proporciones epidémicas”. Sin embargo, esa violencia no cruza la frontera. Los miembros de las organizaciones criminales mexicanas con sede en Estados Unidos “generalmente se abstienen de la violencia entre cárteles para evitar la detección y el escrutinio de las fuerzas del orden”.
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