Roma, Italia. Se necesitan medidas urgentes para salvar la vida de las personas que padecen hambre en el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, alertó la FAO. “Si no se hace nada, unas 20 millones de personas podrían morir de hambre en los próximos 6 meses”, advirtió.
“El hambre no solo mata a las personas, sino que contribuye a la inestabilidad social y también perpetúa el ciclo de pobreza y de dependencia de la asistencia que dura décadas”, observó el director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), José Graziano da Silva.
En conferencia de prensa previa a la sesión de abril del Consejo de la FAO, brazo ejecutivo de la agencia, Graziano de Silva lanzó un nuevo llamado a la realización de contribuciones voluntarias que son “de vital importancia para la FAO, hoy más que nunca”.
“Siempre estaré comprometido con la búsqueda de más formas de ahorro y con promover una mayor eficiencia, como lo he hecho en los últimos cinco años. Pero ya recorté hasta el hueso, no queda más grasa para cortar”, se lamentó.
También subrayó la necesidad de trabajar con todo el mundo sobre la base de la Agenda para 2030 de desarrollo sostenible y de “No dejar a nadie atrás” y salvar a todas las personas afectadas.
Con ese fin, anunció la firma de un acuerdo entre la FAO y las otras dos agencias con sede en Roma, el Fondo Internacional para la Agricultura (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), sobre cómo hacer frente a la hambruna que afecta a tres países africanos, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, y a Yemen.
El Consejo de la FAO, que sesionó en Roma del 24 al 28 de abril, suele reunirse entre las sesiones de la Conferencia principal para ofrecer asesoramiento y supervisar asuntos relacionados con los programas y el presupuesto.
Los 49 miembros elegidos del Consejo recibieron información sobre la dimensión de la crisis alimentaria y sobre los pasos necesarios para evitar la catástrofe.
El órgano ejecutivo de la agencia también aprobó el Programa de Trabajo y Presupuesto 2018-2019, que prioriza áreas donde la FAO puede tener un enorme impacto para que los países miembros logren los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial la mitigación y la adaptación al cambio climático, la agricultura sostenible, la gestión del agua y la construcción de la resiliencia de las familias campesinas pobres.
La agricultura y la alimentación son centrales para la agenda de desarrollo sostenible, y el trabajo de la FAO procura contribuir al logro de las 40 metas de 15 de los 17 ODS.
Antes de la reunión del consejo, Graziano da Silva dijo el 25 de abril en Ginebra que la única forma de evitar el hambre en Yemen es mediante una combinación de asistencia alimentaria y a la producción de alimentos, pues las dos terceras partes de los 17 millones de habitantes sufren inseguridad alimentaria.
“Con la continuación del conflicto, la seguridad alimentaria y la nutrición también seguirán deteriorándose”, subrayó Graziano da Silva en la conferencia de donantes para Yemen, organizada en Ginebra con la colaboración de los gobiernos de Suiza y Suecia.
“Para poner en perspectiva esos números, hablamos del doble de la población de Suiza que no puede cubrir su requisitos alimentarios básicos diarios”, comparó.
Y subrayó que el apoyo a los medios de supervivencia, en especial la agricultura y la pesca, debe ser una parte integral de la respuesta de la comunidad internacional a la crisis en Yemen.
Más de 17 millones de personas que residen en el agreste territorio de Yemen sufren una grave escasez alimentaria, un número que aumentará debido a que el conflicto sigue atentando contra la capacidad de crecimiento, importación, distribución y pago de alimentos, escribió Graziano da Silva en una columna publicada por IPS.
Además, “más de 7 millones de personas están a punto de sufrir hambruna, mientras el resto apenas alcanza a cubrir el mínimo de los requisitos nutricionales gracias a la ayuda humanitaria externa. El hambre a gran escala es un riesgo real que dejará una huella espantosa en las próximas generaciones”, alertó.
Solo una solución política puede poner fin al sufrimiento en Yemen, precisó, pues es imposible la seguridad alimentaria sin paz. Cuanto más se demore en diseñar un plan de recuperación con fondos adecuados, más pesada será la carga económica en términos de recursos y medios de supervivencia.
En 2016, la producción agrícola y el área cultivada en Yemen disminuyó 38 por ciento por la falta de insumos e inversión. La producción ganadera también cayó 35 por ciento.
“La asistencia agrícola en una crisis humanitaria no puede ser una ocurrencia tardía”, indicó el director general de la FAO. “Tenemos que aprovechar cada oportunidad para respaldar a las comunidades en Yemen para seguir produciendo alimentos, aun en circunstancias difíciles”, añadió.
Graziano da Silva se reunió en Ginebra con el primer ministro de Yemen, Ahmed Obaid Bin Daghr, y conversaron sobre el apoyo de la FAO y sobre cómo distribuir la asistencia de emergencia y lanzar la producción de alimentos, en especial para cuando se concreten los fondos prometidos.
La conferencia de donantes de Ginebra, realizada el 25 de abril, logró movilizar 2 mil 100 millones de dólares de forma urgente para salir al rescate de la población yemení. (Traducido por Verónica Firme)
Baher Kamal/Inter Press Service
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