Una centena de campesinos del ejido San Pablo Huantepec, Estado de México, comienzan a abandonar sus tierras de cultivo: la carretera pavimentada en los límites de su terreno les obstruye el paso. El presidente municipal de Soyaniquilpan de Juárez, encargado de impulsar el proyecto, ha prometido abrir los caminos; no obstante, considera que el espacio rural podría ser un “polo de crecimiento en caso de que sea urbanizado”
Érika Ramírez/David Cilia, fotos, enviados
Jilotepec, Estado de México. “Progreso”, esa fue la promesa para los campesinos del ejido San Pablo Huantepec. Sin embargo, con la construcción de la carretera que une a las comunidades de El Divisadero, Fresno, El Gavillero de Santa Ana, San Juan del Cuervo y San Isidro, decenas de labriegos se han quedado sin acceso a sus parcelas, y en consecuencia, sin producción.
Dos kilómetros de vía cimentada entre las tierras de San Pablo Huantepec y Soyaniquilpan de Juárez, bordeada de una guarnición y una cuneta de aproximadamente 1 metro de profundidad, les impide entrar por este camino al campo.
Se trata de 118 ejidatarios que viven de la siembra del maíz, frijol y avena. Así como de la venta de quesos, que distribuyen en las comunidades cercanas a su población o que surten en el Distrito Federal. Casi una treintena de terrenos han sido invadidos por el asfalto en alguna porción de su espacio de cultivo.
Los campos se ven tapizados por una flor silvestre llamada mirasol. A la vista engaña al visitante con un paisaje en sincronía. En su lugar, deberían de estar creciendo los maizales que algunos ejidatarios tuvieron que abandonar.
Es el primer año en que Jesús Chávez Monrroy no siembra todas sus parcelas. De su tierra, dice, “mantuve a mis 16 hijos y a todos les di carrera profesional; Dios me bendijo hasta con un hijo sacerdote”.
Con 82 años de edad, su manutención y la de su esposa dependen de la producción que le dejan cuatro hectáreas de tierra cultivable. Lleva a cuestas tres cirugías, dos en la cabeza y una en la columna vertebral. Su andar ya es lento, pero aún así se aferra a los campos que, relata, él mismo abrió con yunta.
La carretera
Delfino Cruz Sánchez comenzó a vender sus vacas este año debido a que su producción ya no generaba pastura suficiente para alimentarlas y así poder producir lácteos. El ejidatario y su esposa se dedican a la fabricación de quesos por pedido. Pero las ventas y la producción bajaron en los últimos meses.
Es uno de los “afectados” por la construcción de dicho camino. Además le fueron cimentados unos tres metros cuadrados sin su autorización. El primer impacto en su siembra ocurrió luego de que se concluyera la “carretera inteligente” Arco Norte y truncara el acceso directo a sus tierras.
“A partir de que se construye al Arco Norte [proyecto del gobierno federal, trazado en el Estado de México, a la altura del municipio de Jilotepec, y hasta Hidalgo, Tlaxcala y Puebla], hemos dejado de sembrar porque tenemos que dar una vuelta muy larga para venir hasta acá.
“Ya no nos queda ni dinero ni ganas. Hemos dejado abandonadas las tierras por el problema de que si nos encuentra la patrulla nos infracciona y no nos deja pasar ni con la cosecha ni con la pastura.”
Jorge Espinosa Arciniega, presidente municipal de Soyaniquilpan de Juárez, considera que el trazo carretero entre los ejidos de San Pablo Huantepec y su municipio “no es un problema, al contrario, es una situación de beneficio para los ejidatarios”.
Esta carretera, explica en entrevista con Contralínea, tiene una inversión de 16 millones de pesos por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. “Es un camino que fue autorizado por la Asamblea General de Ejidatarios de los municipios, para poder comunicar a las comunidades de El Divisadero, Fresno, El Gavillero de Santa Ana, San Juan del Cuervo y San Isidro con la cabecera municipal.
“Lo único que se hizo en su momento fue hacer los trabajos de liberación de esos predios, desde 1984. En ese sentido es que se da la anuencia de paso. Posteriormente, antes de que se hagan los trabajos de la Secretaría, se le manda la notificación al comisario ejidal de San Pablo Huantepec del arranque de los trabajos correspondientes.
“El tema se politiza por los partidos políticos […] Es una carretera con carpeta asfáltica, donde las gestiones y la inversión que se hace no es fácil de gestionar y no se les está pidiendo un sólo peso a ellos. Incluso, la autoridad municipal está en la disposición de realizar obras dónde se necesitan algunas bajadas y material de relleno; y además, yo he expresado de manera abierta con ellos que estoy en la situación de apoyarles con algún tipo de herramientas para que ellos puedan tener sus rampas correspondientes y poder subir a la carpeta asfáltica.”
El abuso
Documentos en poder de Contralínea muestran la historia de “arbitrariedades” que padecen los pobladores de San Pablo Huantepec. Ellos donaron, sí, 6 metros cuadrados de tierra en conjunto con los agricultores de la comunidad de Soyaniquilpan de Juárez, en 1984. El objetivo era que se pudiera abrir una vereda que permitiera el tránsito de los animales.
El Acta de Asamblea General de Ejidatarios Legalmente Reconocidos que se firmó en el ejido de San Pablo Huantepec, municipio y distrito de Jilotepec, Estado de México, establece el acuerdo en su numeral ocho: “Se trató lo relacionado al encarpetamiento de una carretera que conduce de la carretera municipal de San Francisco Soyaniquilpan, Estado de México, a la comunidad de San Juan del Cuervo y que pasa por terrenos ejidales de San Pablo Huantepec, en una línea de más de 2 kilómetros, situación que se nos informa por escrito el pasado 28 de octubre del año en curso [2010] por parte del presidente municipal Jorge Espinoza Arciniega, lo que se hizo del conocimiento de esta asamblea para su operatividad”.
El acuerdo, aseguran los ejidatarios, ocupaba la donación de tres metros cuadrados por parte de los pobladores de cada uno de los municipios y ayuntamientos que se encontraban ya trazados en una vereda. Al momento del encarpetamiento, ésta ocupó 11 metros de ancho. La diferencia invade las tierras de estos campesinos.
Por lo anterior, el 17 de julio pasado se inició un juicio de amparo en la Subdelegación del Registro Agrario Nacional, delegación del Estado de México, en el que se ordena se realicen pruebas periciales en materia de topografía y la inspección del terreno, muestra el documento con folio 277/2011-II.
Ciudad Bicentenario, nueva amenaza
Con la carretera cimentada, el ejido San Pablo Huantepec (perteneciente al municipio de Jilotepec) y el municipio de Soyaniquilpan de Juárez se convierten en un “polo atractivo de inversión”. Desde 2007, bajo la administración de Enrique Peña Nieto, se insistió en la construcción de unidades habitacionales y centros comerciales: transformar esta zona rural en un “modelo urbano de desarrollo”.
El documento Ciudades del Bicentenario, elaborado por la Comisión Coordinadora para el Impulso a la Competitividad del Estado de México, enlista a Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Jilotepec, Huehuetoca, Zumpango y Tecamac entre las comunidades que se deben “estructurar y ordenar […] para tener ciudades competitivas y regiones de desarrollo, para orientar el crecimiento a las zonas más aptas para usos urbanos, de acuerdo con las condiciones naturales del territorio y el potencial para dotar oportunamente de infraestructura, equipamiento y servicios”.
Fechado el 31 de julio de 2007, el proyecto indica que tiene la intención de “estimular y orientar inversiones para crear las condiciones físicas que permitan el desarrollo equilibrado de actividades productivas y satisfactores sociales”. El plan se enmarca en la celebración de los 200 años de Independencia de México, así como en el centenario de la Revolución, que distribuyó la tierra a los labriegos.
El presidente municipal de Soyaniquilpan de Juárez, Jorge Espinosa Arciniega, asegura que los ejidatarios de su jurisdicción estaban dispuestos a vender sus tierras para llevar a cabo este “polo de crecimiento”. Sin embargo, al final de cuentas no se pusieron de acuerdo los de San Pablo Huantepec en llevar a cabo la venta.
“Hoy el gobierno municipal tiene un proyecto para que el día de mañana estas parcelas puedan tener un uso comercial, habitacional. Ya tenemos definido nuestro plan de desarrollo urbano. Estamos organizados para poder crecer de manera organizada y en espera de algún proyecto”.
La pobreza en San Pablo Huantepec
Ernesto Zúñiga Quintanar –un labriego de 37 años, que combina sus actividades en el campo con las de albañilería para poder sostener la economía de su familia– también es uno de los afectados por la pavimentación de la carretera.
“No me dejaron el acceso a mi parcela; tuve que pedir permiso en otra para que me dejaran pasar y en otras no encontré al dueño, así que me pasé así nomás. Sembré avena pero ahora estoy preocupado porque no sé cómo la voy a sacar. Tengo que usar una cegadora, un rastrillo, la empacadora, el tractor, algún remolque o una camioneta para poder sacar mi pastura y no puedo”.
Zúñiga Quintanar apenas concluyó la primaria, pero intenta darle a sus hijos educación “hasta donde lleguen”. En el campo, dice, “no nos queda mucho pero si no lo sembramos, no completamos el gasto”. Beneficiario del Programa de Apoyos Directos al Campo –instrumentado por el gobierno federal–, asegura que éste “llega tarde, después de que ya trabajamos la tierra. Esto complica aún más la situación porque no podemos invertir bien”.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el ejido San Pablo Huantepec habitan 241 pobladores con un “alto” grado de marginación. El Inegi indica que el 68.7 por ciento de la población se encuentra en el rubro de “15 años y más con educación básica incompleta”. El 50.88 por ciento no dispone de drenaje, y apenas el 45.64 por ciento cuenta con acceso a los servicios de salud.
La debacle del campo
La crisis que padecen actualmente los agricultores del ejido San Pablo Huantepec se enmarca en una caída productiva a nivel nacional. La pobreza en este sector acapara a una cuarta parte de los habitantes que carece de accesos a créditos para invertir en sus tierras.
El documento publicado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público Informes sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública, correspondiente al segundo trimestre de éste año, revela que la actividad primaria se redujo como consecuencia de menor producción de cultivos.
“Las actividades agropecuarias disminuyeron a una tasa anual de 0.2 por ciento, debido a la menor producción de cultivos como chile verde, tomate rojo, papa, caña de azúcar, maíz y sorgo en grano y forrajero. Al eliminar el factor estacional esta actividad se redujo a una tasa bimestral de 1.8 por ciento.”
A ello se suma el incremento de los precios en los alimentos. Las cifras oficiales precisan que “la inflación anual de los productos agropecuarios aumentó en 442 puntos base, al pasar de -1.69 a 2.73 por ciento de marzo a junio. A su interior, la inflación anual de las frutas y verduras pasó de -6.36 a 1.62 por ciento, creció en 798 puntos base en el periodo de referencia, al ser la cebolla, el jitomate, la papa y otros tubérculos, el aguacate y el tomate verde los genéricos que mayor incidencia tuvieron en este variación, debido principalmente a una contracción en su oferta”.