Carlos Slim, presidente del Grupo Carso, asegura que la pobreza sólo se puede remontar con trabajo; sin embargo, al mismo tiempo asegura que la jornada laboral se debe reducir a tres días. También sostiene que el problema de las pensiones resulta sumamente preocupante y que se debe elevar la edad productiva hasta los 70 años.
Estas ideas son parte de los discursos que Carlos Slim ha dictado ante becarios, académicos y estudiantes. Sin embargo, el Grupo Carso y sus subsidiarias son cuidadosas con sus contrataciones, estrategia que se acentuó ante la volatilidad en los mercados que dejó la época electoral en Estados Unidos.
Si bien se ubica entre los principales empleadores del país con 72 mil 410 trabajadores, de acuerdo con su informe anual al cierre de 2014; respecto a 2004 las compañías del Grupo Carso presentan una reducción de su personal de 11.5 por ciento cuando daban trabajo a 81 mil 890 personas. Ahora, al cierre de 2016, Slim ha dividido muchos de sus negocios y resulta mucho más complicado medir en conjunto el número de empleados de sus empresas. Sin embargo, resulta interesante el ejercicio de una década para dibujar la política.
En 2013, el Grupo Carso y sus empresas filiales empleaban a 70 mil 953 personas, lo que significa que en un año aumentó 1 mil 457 plazas así como su participación en sectores como el de la industria de la construcción y el cemento.
Al menos en Telmex, la política laboral de la familia Slim se dirige a reducir el peso de las obligaciones contractuales que asumieron con el sindicato que encabeza Francisco Hernández Juárez en la época de la privatización. Por ejemplo, le podemos confirmar que las empresas que ahora se encargan de introducir la fibra óptica en las calles de todo el país ya no son compañías cuyos trabajadores cuenten con todas las prestaciones y prerrogativas de los trabajadores afiliados al Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana. Carso tampoco aumenta la platilla operativa en Telmex y, en época de lluvia, los clientes de la telefónica padecen el retraso en la atención de sus solicitudes de servicio y reparación.
Sin embargo, se reconoce que el Grupo Carso genera empleos y que su presidente tiene autoridad moral para hablar sobre el tema. Sus acciones de filantropía son también importantes. Fundaciones y donativos forman parte de la labor social que desarrolla el empresario caracterizado por la austeridad en todos sus negocios.
En la cadena de restaurantes Sanborns, por ejemplo, usted podrá confirmar que el cambio de imagen y modernización del concepto se ha postergado durante muchos años. Los uniformes de las meseras acusan ya el paso del tiempo; además de incómodos, los colores de las telas de esos uniformen han perdido ya su brillo. Lo mismo sucede con el mobiliario; con sus instalaciones sanitarias, con las famosas vajillas azules que le fabrica en exclusiva la compañía conocida como La Anfora. El sistema de facturación de esta cadena de restaurantes se modernizó recientemente con el cambio de formatos electrónicos. En alguna ocasión pregunté por qué, hasta hace un par de años, seguían realizando facturas a mano. El trabajador de una de las tiendas me dijo que habían recibido la instrucción de hacerlo hasta que se acabaran las facturas de papel. En las tiendas de Telmex no pasa el tiempo; no cambian y no hay gastos innecesarios. El control de gastos es estricto.
Pero es cierto, el Grupo Carso genera empleos y muchos. Lo interesante será conocer la calidad de esos empleos y sí este corporativo –propiedad de uno de los hombres más ricos del mundo– está participando en sectores vinculados con la innovación. A través de la Fundación Carso está participando en investigaciones de biotecnología y eso puede ser el inicio de otro negocio que, hasta ahora, se ha presentado como biotecnología. En Telecomunicaciones, la estrategia del grupo ha sido buscar alianzas estratégicas aunque a veces los proveedores pueden llegar a fallar como sucedió con el proyecto SmartlinX, en el cual la compañía AirTouch incumplió en la entrega de los equipos para conectar teléfonos inteligente con los servicios de telefonía básica.
Ahora Grupo Carso participa en industrias más complejas como la de la energía o ingeniería civil en donde la táctica ha sido participar en el consejo de compañías gracias a la capitalización de sus operaciones mediante fondos de inversión. El negocio de las tabacaleras es uno de esos sectores en los que el Grupo Carso prefirió retirarse. El riesgo de mayores regulaciones e impuestos era alto y se contraponía a la visión de la fundación del grupo destinada a la investigación de la salud, en donde, por cierto, Slim ya participa con pequeños hospitales en donde se emplea a jóvenes médicos deseosos de ingresar al mercado laboral. Slim está cambiando.
Carlos Slim concluyó uno de sus discursos diciendo: “Menos de fuerza física y más de usar la mente, menos importante la edad y más importante el conocimiento y sobre todo, de hacer las cosas cada vez mejor”.
Claudia Villegas
IQ Financiero
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