Categorías: Opinión

Baja California Sur, bajo el yugo de la violencia

Publicado por
Roberto E Galindo Domínguez *

Durante décadas, Baja California Sur se mantuvo relativamente al margen de la violencia que ha azotado al resto del país. Pero en los 2 últimos años se incorporó a la lista de las entidades con más ejecuciones y asesinatos vinculados al crimen organizado, principalmente en lo relacionado al tráfico de drogas. Las cifras son alarmantes y van en aumento en la administración panista del gobernador Carlos Mendoza Davis, pues se acumulan más de 100 ejecuciones. Aunque los hechos de violencia extrema iniciaron en julio de 2014, cuando aún gobernaba el estado el también panista Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor. En 2015, se convirtió en una de las entidades del país con los mayores incrementos en la tasa de homicidios en 8 años (www.unionguanajuato.mx/articulo/2016/07/26/seguridad/asi-van-las-estadisticas-de-homicidios-en-mexico). También en 2015 el municipio de La Paz alcanzó el décimo quinto lugar como uno de los más violentos de la nación. La ciudad de La Paz era ya la más violenta del estado y se posicionaba entre las más críticas del país al duplicar la tasa media nacional de ejecuciones (www.semaforo.mx/content/tasa-de-homicidios-por-ciudades).

Roberto E Galindo Domínguez*

Ya no es novedad que el gobierno de Estados Unidos emita alertas a sus ciudadanos por el peligro que representa viajar a La Paz y a Los Cabos, destinos turísticos que hasta hace 2 años eran altamente recomendables por presentar una realidad diferente de la del resto del país. Y tiene razón el gobierno estadunidense, pues a 2 años de desatada la violencia criminal se han cometido más de 200 asesinatos relacionados con el crimen organizado en Baja California Sur (María Elisabet Ramírez, www.eluniversal.com.mx/articulo/periodismo-de-investigacion/2016/05/31/irrumpe-guerra-de-carteles-en-la-paz), en una ascendente violencia que parece no tener fin; como deja en claro el balance de agosto del presente año, con más de 25 muertes relacionadas a ejecuciones y tiroteos. Hechos que han colocado a ese mes como el más sangriento de los últimos 2 años.

Por más que se emitan discursos enérgicos y se hable de estrategias y futuros promisorios, la realidad es que las autoridades municipales, estatales y federales están rebasadas por el crimen organizado. A partir de julio de 2014, Baja California Sur y la ciudad de La Paz han ido ocupado “lugares estelares” en las estadísticas nacionales de violencia y ejecuciones. En relación a la tasa de homicidios por cada 100 habitantes, la entidad sigue avanzando a paso firme hacia los primeros lugares. Respecto del discurso de algunos políticos, no debe importar que otros estados o ciudades tengan tasas de ejecuciones más altas o que el resto del país sea un campo de batalla, porque esa es una justificación insensata. Lo que importa es que Baja California Sur y la ciudad de La Paz han perdido, en 2 años, la tranquilidad y la relativa seguridad que las caracterizaba. Y esto hace evidente el mal desempeño de pasadas y actuales administraciones, responsables de proporcionar seguridad a la población.

Es frecuente seguir escuchando entre los paceños que es “entre ellos”, que se matan “solo ellos”. Pero, ¿quiénes son ellos? Son personas que caminan, manejan y hacen compras al lado de los ciudadanos que no son criminales. Al principio de la violencia desatada en el municipio de La Paz, los cuerpos de los ejecutados fueron encontrados en caminos vecinales, rancherías, carreteras que conectan a la capital, lugares alejados de la urbe; luego se sucedieron las ejecuciones en la zona periférica y en colonias apenas transitadas; después el círculo de la violencia fue cercando el corazón de la ciudad; las balaceras y persecuciones se sucedieron también en un reducido número de colonias que se identificaron por algún tiempo como peligrosas; luego se realizaron ejecuciones en centros comerciales durante el día; y entonces la sangre corrió por el malecón desde restaurantes de larga tradición y bares, lugares frecuentados por nativos y turistas, justo en el centro del puerto llamado de “ilusión”. Y con estos hechos se dieron los daños “colaterales”, los heridos y la muerte de civiles –incluso a manos de cuerpos policiacos– que nada tenían que ver “con ellos”. Y no hay justificación para esas atrocidades, los inocentes no estaban en “el lugar y momento equivocados”; pues el equívoco es la inseguridad, el equívoco es la ineficacia del gobierno para erradicarla, para ni siquiera contenerla, el error es que el ciudadano no pueda vivir libremente y sin miedo, como lo hizo hasta hace 2 años. Baja California Sur y La paz ya perdieron la seguridad y la tranquilidad; cundió la violencia: ejecuciones y balaceras ya no están focalizadas en algunas colonias o sectores de la ciudad, se han esparcido por la urbe paceña.

La entidad está siguiendo el camino que otros estados han andado en lo referente a la violencia relacionada al crimen organizado. Y todo parece apuntar a que la situación no mejorará, al contrario, va a empeorar. El crimen se va a incrementar, pues con la violencia en las calles de la ciudad se reducirá aún más el número de turistas, que ya se ha visto mermado en los 2 últimos años, con lo que se reducirán más los ingresos de la población y aumentará el desempleo, con el consecuente incremento de los delitos. La Paz es el reflejo de lo que sucede en la entidad y es el escaparate de las problemáticas sociales. La otrora apacible y amigable ciudad porteña hoy nos habla de violencia, impunidad, inseguridad y miedo. Hoy el sonido de patrullas y ambulancias recorriendo la ciudad a cualquier hora y el estruendo de detonaciones y ráfagas de armas de alto poder desmienten el dicho del gobierno sobre un mejor futuro, pues la violencia lo está truncado y sólo nos permite avizorar una realidad reprobable y aterradora.

Roberto E Galindo Domínguez*

*Maestro en ciencias en exploración y geofísica marina, licenciado en arqueología especializado en contextos sumergidos y buzo profesional, licenciado en letras hispánicas, licenciado en diseño gráfico. Actualmente cursa la maestría en apreciación y creación literaria en Casa Lamm, y es miembro del taller literario de La Serpiente.

[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]

Contralínea 505 / del 12 al 17 de Septiembre 2016

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