A la memoria de mi tío Eduardo Rodríguez Ford
Chihuahua, ese país bárbaro de la crónica de Fernando Jordan, ha sido lugar central en las tres grandes transformaciones que precedieron a la 4T. Cuenta de ello es el palacio de gobierno estatal, ubicado a pocos metros del paredón en donde fue fusilado Miguel Hidalgo, a unas cuantas cuadras de la sede del gobierno del presidente Benito Juárez durante la intervención francesa y a menos de 2 kilómetros de la casona que Francisco Villa ocupó cuando fue gobernador del estado en 1914. La elección intermedia de este año, en la que se votará la renovación del congreso local, 67 alcaldías y la titularidad del ejecutivo estatal, es fundamental para consolidar el proyecto de la cuarta transformación.
En primer lugar, por razones históricas. Chihuahua no sólo fue punto de inflexión, sino también de origen de la Revolución Mexicana. Aunque oficialmente se conmemora su inicio el día 20 de noviembre, en realidad el levantamiento armado comenzó en Cuchillo Parado, Chihuahua, el 14 de noviembre, bajo el mando de Toribio Ortega, hecho rescatado del olvido y llevado al teatro por el maestro y dramaturgo chihuahuense Manuel Maldonado Olivas. Tampoco puede pasarse por alto el asalto al cuartel de Madera, el 23 de septiembre de 1965, y su influencia tanto en el movimiento de 1968 como en el sinuoso camino guerrillero que habría de desembocar en la conformación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Uno de los grandes logros de este sexenio ha sido la reforma laboral aprobada en 2019 y orientada a fortalecer la libertad sindical, la cual tiene raíces en la combativa sección 8 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que de 1966 a 1977 aglutinó al magisterio chihuahuense y le hizo frente al servilismo del comité ejecutivo nacional. Esta gesta magisterial –en la que destacaron los profesores Dagoberto Gonzalez, Jesús Orozco y los hermanos Rodríguez Ford– fue una verdadera escuela de formación política para la izquierda chihuahuense, cuyo eco sigue todavía hoy resonando en el partido Morena en voz de sus militantes más comprometidos, como es el caso de la profesora normalista Rosa Lilia Cardona Muñoz.
En segundo lugar, porque las contradicciones presentes en Morena a nivel nacional también están presentes en Chihuahua. Nos encontramos en ese momento al que Antonio Gramsci llamó el interregno, en donde lo nuevo no ha acabado de nacer y lo viejo no ha acabado de morir. Las prácticas políticas del pasado se resisten a ceder espacios, pero si a nivel local se logran cabalgar esas contradicciones –como diría Álvaro García Linera– podría reflotarse el proyecto político de la 4T, hoy amenazado por la ineptitud de Mario Delgado y por la ambición de Ricardo Monreal. No olvidemos que la impericia política de Delgado lo llevó a perder la candidatura a jefe de gobierno frente a Miguel Ángel Mancera, otro incapaz, ni que Monreal fue miembro del colegio electoral que validó la elección de Carlos Salinas y que como legislador priísta votó las reformas neoliberales que hoy dice combatir y que, además, pidió dar trato de grupo paramilitar al EZLN. Estos personajes han contaminado la vida interna de Morena Chihuahua, imponiendo a un delegado estatal –José Ramón Enrique Herrera– que no tiene idea ni de la historia del estado ni de lo que ahí sucede y quien, en consecuencia, ha apoyado a personajes que nada tienen que hacer en Morena, como es el caso de los candidatos a alcaldes en Chihuahua y Ciudad Juárez. Otra muestra del desaseo es haberle dado la candidatura a diputado por el distrito 12 local a Víctor Quintana, quien le dio la espalda a la 4T pero ante la caída en desgracia de su jefe político Javier Corral buscó refugió en Morena. Quintana fue inhabilitado y expulsado por la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia pero, aun así, los dirigentes locales lo impusieron en la candidatura.
En este contexto cobra relevancia el perfil de Juan Carlos Loera de la Rosa, candidato a gobernador y miembro fundador de Morena, con una trayectoria política de militancia en la izquierda juarense que se remonta al menos a 1988, cuando se afilió al Partido Mexicano Socialista. Previo a la candidatura fue delegado federal en el estado, en donde le tocó enfrentar la crisis del agua. Pese a la tensión del momento, y que tanto la secretaria de Gobernación –Olga Sánchez Cordero– como la Comisión Nacional del Agua y otras instancias tardaron en reaccionar, Juan Carlos Loera buscó conciliar. En sus formas Loera ha apostado al diálogo, lo que en conjunción con su origen de izquierda puede ser factor para que Morena Chihuahua recupere el rumbo y le dé el lugar que le corresponde a su militancia. Si Loera logra afianzar una plataforma progresista, la ganancia será por partida doble. Por un lado, revitalizar a Morena a nivel local y contribuir al fortalecimiento del proyecto nacional; por otro, incidir en la consolidación transexenal de la 4T. En este momento el gran desafío para Juan Carlos Loera es mantener el rumbo político al tiempo que aglutina la masa crítica necesaria para triunfar, y en donde la formación de una estructura electoral robusta, eficiente y efectiva es esencial. No basta que en los sondeos y encuestas Loera lleve delantera: su estructura electoral tiene que garantizar que sus votantes vayan a las urnas y que cada voto a favor sea contado.
La tercera razón por la que elección es crucial es geopolítica. ¿Cuáles son los escenarios si la tensión entre Estados Unidos y China se intensifica? El entorno mundial sigue siendo propicio para la protección comercial, especialmente en Estados Unidos y Europa. Esta última ha reaccionado con barreras comerciales y de inversión contra China, especialmente en sectores tecnológicos. Las restricciones estadunidenses contra la inversión china en Estados Unidos son ahora la nueva fase del proteccionismo contra la planificación estratégica industrial china. Alastair Crooke, diplomático británico, ha señalado que de seguir escalando, el conflicto Estados Unidos-China podría derivar en una escisión de la cadena global de valor. No se hablaría ya de cadenas globales sino de cadenas regionales de valor. En este contexto, Chihuahua podría beneficiarse de la guerra comercial entre los colosos porque las empresas estadunidenses podrían trasladar su producción ahí, considerando que Chihuahua es el primer exportador manufacturero de México y ocupa una posición central en la cadena global de valor. Cuando la guerra comercial entre Estados Unidos y China comenzó a intensificarse en 2019, la inversión extranjera directa en México aumentó un 6.9 por ciento interanual en el primer trimestre, lo que podría ser una primera señal de que efectivamente las empresas han comenzado a trasladar su producción de China a México. Frente a este escenario resulta imprescindible contar con un Ejecutivo estatal que coordine sus acciones de manera efectiva con el gobierno federal, sobre todo considerando que las negociaciones con el vecino del Norte se darían en un entorno global marcado por la incertidumbre y la tensión política entre las grandes potencias. No debe volver a ocurrir lo que sucedió con la crisis del agua, en la que Javier Corral antepuso sus intereses electorales sobre la relación de México con Estados Unidos. Chihuahua no puede seguir teniendo gobernadores mediocres que anteponen el interés personal sobre el de la nación.
Chihuahua, elección clave para la 4T
*Doctor en economía por la Universidad Libre de Berlín, Alemania. https://perifractal.wordpress.com/ Twitter: @perifractal
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