Será en junio próximo cuando entre en vigor el Sistema Universal de Salud que permitirá a pacientes solicitar atención en la infraestructura del IMSS y el ISSSTE o en cualquier otro instituto de la Secretaría de Salud en los estados. Se trata de una buena noticia para la dependencia que encabeza José Narro después de que los indicadores de cobertura universal se encuentran bajo los reflectores por los efectos de la crisis presupuestal.
El reto para el IMSS y el ISSSTE será responder en tiempo y forma a sus derechohabientes y recibir la demanda externa de los afiliados al Seguro Popular; abrir sus hospitales y dotar de medicamentos y estudios clínicos y operaciones a millones de mexicanos que confían en el nuevo sistema de universal. ¿Será suficiente el esfuerzo en el IMSS y el ISSSTE? Seguramente no. Por ello, llama la atención que este plan del gobierno federal no incluya a la infraestructura hospitalaria de la Secretaría de la Defensa Nacional y el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas (Issfam). En el gobierno federal la cobertura universal es un asunto de seguridad nacional porque una gran parte de la población sufre de graves carencias. Por ello, no es casual –más allá de suspicacias electorales– que el IMSS e ISSSTE abran sus puertas a pesar de sus graves problemas financieros o que el organismo tripartita afilie a jóvenes. La presión social es mucha pero no tanta cómo para sumar a los hospitales de las fuerzas armadas y a sus especialistas que, en muchas áreas de la medicina, son los mejores. Para la reflexión porque resulta que los militares nunca han acudido al ISSSTE simplemente debido a que la Sedena le subroga todos sus servicios al Issfam con presupuestos seguros. Otro nivel.
En otro tema estructural, resulta que la boutique financiera PLG Capital que fundó y dirige Guillermo Moreno Sánchez, un experto en estrategias de inversión con amplia experiencia en mercados latinoamericanos, realizó un interesante diagnóstico sobre los obstáculos que enfrenta el campo mexicano, sobre todo el que depende de pequeños propietarios. El análisis concluyó que un modelo basado en la agricultura por contrato; en una relación directa entre el vendedor y el comprador así como mediante la constitución de fideicomisos de garantía que salvaguarden la fuente de pago, aprovechando las políticas públicas de apoyo a este sector, podrían detonar un nuevo interés del sector financiero. Algo así como el círculo virtuoso que se alcanzó con la industria de la vivienda. Se trata de un diagnóstico relevante que deberían conocer en todos los sectores. Bajo este modelo, por ejemplo, el productor aporta los bienes de producción y una parte del capital de trabajo, lo que representará entre el 10 y el 15 por ciento del valor total del proyecto. El resto tendría que repartirse entre el sector público y privado.
Aunque el Mercado Mexicano de Derivados (Mexder) y el Chicago Mercantile Exchange Group (CME) tienen una alianza desde hace varios años para conectar sus sistemas y ofrecer más opciones de inversión y servicios a los inversionistas de ambos mercados, la realidad es que el mayor monto de transacciones se está concentrando en Estados Unidos.
Esta situación no tiene muy contentos a los directivos del Mexder y de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). El objetivo era que inversionistas extranjeros tuvieran la posibilidad de negociar en el Mexder instrumentos derivados y futuros de empresas o emisores mexicanos, incluyendo los contratos a futuro del peso.
Sin embargo, la intención de la BMV es revisar los términos del acuerdo con el Mexder para mejorar la presencia de inversionistas extranjeros en el mercado mexicano. Sólo como un ejemplo, los futuros del peso en el CME son uno de los instrumentos más negociados y esa actividad no se ve reflejada en el Mexder.
Eso, en opinión de algunos expertos, no sólo le resta negocios a la BMV sino que coloca a muchos instrumentos mexicanos en manos de grandes capitales extranjeros. La BMV es, hasta ahora, la única empresa que cuenta con una concesión para operar capitales y deuda en el mercado mexicano y, por ello, ha buscado opciones para internacionalizar sus servicios. Sin embargo, la presencia de grandes intermediarios bursátiles desde Citibank hasta corredurías asiáticas ha impulsado la contratación de instrumentos en mercados externos.
¿Nueva bolsa?
Ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ya se presentó una solicitud para operar una nueva bolsa de valores; el proyecto –como usted sabe– lo defiende la compañía Central de Corretajes que encabeza Santiago Urquiza. A muchos les ha sorprendido la idea que, por cierto, no ha sido aprobada por la dependencia que lleva Luis Videgaray. Sin embargo, fue en la década de 1970 cuando México llegó a tener varias bolsas de valores apostando a la diversidad regional. Así se tuvo una bolsa aquí en Monterrey y otra en Guadalajara. Sin embargo, el proyecto de consolidar y centralizar la operación de la BMV provocó que desapareciera ese énfasis regional y hoy de las 300 empresas que cotizan en el mercado mexicano de capitales muy pocas tienen su sede en entidades diferentes a la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Para fortalecer la participación del sector hipotecario en el mercado de capitales, la Bolsa Mexicana de Valores impulsó la incursión de compañías como Javer y Cadu. A principios de este año se esperaba la colocación de Vinte pero las condiciones de inestabilidad en los mercados impidieron su debut en la plaza bursátil. La noticia es que esta colocación accionaria podría presentarse durante los próximos meses con buenos resultados para sus accionistas.
¿Regresaría AHMSA a la BMV?
Y ahora que Alonso Ancira y el grupo de abogados que encabeza Jaime Guerra lograron llegar a un acuerdo con sus acreedores para levantar la suspensión de pagos con la que la compañía logró recuperar su operación y empleos, es casi un hecho que la siderúrgica buscaría regresar al mercado de capitales y obtener recursos de los inversionistas de la bolsa. Hasta ahora, AHMSA no ha dejado de reportar sus números al mercado de valores pero sus acciones no cotizan debido a que la suspensión de pagos lo impedía. AHMSA, por cierto, fue una de las últimas empresa que logró demandar una suspensión de pagos al amparo de una ley que, desde la década de los cuarentas, buscó defender a las empresas de un trato injusto por parte de sus acreedores. Los banqueros extranjeros se quejaron amargamente de esa legislación y tal fue su resentimiento en el caso de AHMSA que pusieron toda su maquinaria de lobbying en marcha para derogarla y promulgar la Ley de Concursos Mercantiles.
Para AHMSA regresar a la Bolsa Mexicana de Valores con una nueva inscripción de acciones representaría la posibilidad de llegar a los mercados internacionales deuda y recuperar la confianza de inversionistas y banqueros. Se ha informado que AHMSA pagará a sus acreedores poco más de 1 mil 700 millones de dólares, la clave es el nivel de tipo de cambio al que se pactó el pago.
Claudia Villegas
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: IQ Financiero]
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