El ataque judicial de Moreira contra Sergio Aguayo

Publicado por
Álvaro Cepeda Neri *

Se ha puesto de moda enriquecerse por medio de demandas contra el ejercicio de las libertades de prensa, como es el caso del exdesgobernador de Coahuila Humberto Moreira, en una entidad donde los Moreira, despóticamente han enraizado su caciquismo político-económico. Ese tal Moreira ha escenificado otro de sus ataques, ahora demandando al periodista Sergio Aguayo, porque éste escribió que ese Moreira genera un “hedor corruptor” y quien, peñista de corazón, hasta fue presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) –ya van tres con el mexiquense: Moreira, el político Beltrones y ahora el cómico Ochoa Reza–, y hubo de renunciar cuando dizque se fue a España para “estudiar”.

Ahí fue aprehendido para investigarlo por lavado de dinero, encarcelado una semana y liberado, que no absuelto con sentencia definitiva e irrevocable, para regresar a su propiedad coahuilense desde donde amenaza con regresar electoralmente para buscar una presidencia municipal, y estar listo para la sucesión presidencial de 2018… si es que el PRI logra llegar. O aliado con los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) se enfrenta al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en una contienda de la derechización panista-priista-perredista contra el populismo lopezobradorista que se alza más que amenazante para otra transición presidencial, que busca no fracasar como sucedió con la mancuerna Fox-Calderón; probando que como sentenció el fallecido Carlos Castillo, el PAN perdió el poder y el partido que no recobrará la complicidad Zavala-Calderón.

La demanda de Moreira contra Aguayo es la clásica maniobra judicial contra un periodista. Y todo porque, con la impunidad, los funcionarios no quieren ser puestos en la mira de la crítica con arreglo a los derechos de las libertades de prensa, asumiéndose discípulos de Antonio López de Santa Anna, cuando éste amenazó con darle “mil patadas” a quien había escrito una crítica al cojo-dictador, como lo narra Guillermo Prieto en sus: Memorias de mi tiempo. Moreira quiere… ¡10 millones de pesos! para engordar su patrimonio, porque alega que fueron “lastimados mis sentimientos, afectos, mi honor, vida privada y mi imagen, afectos, creencias, decoro, reputación, así como la consideración que de mi persona tienen los demás” (Reforma, 13 de julio de 2016).

¿Los demás? ¿Quiénes? ¿Acaso Peña, su amigo? Porque los demás son muchos y al menos este columnista se deslinda de esa inclusión. Y es que el tal Moreira, hermano del actual desgobernador de Coahuila, ha estado en el escenario de lo público unas 2 décadas, con lo cual es objeto de la información y críticas por el periodismo de investigación; máxime que los dos Moreira han sido funcionarios que no pueden escapar a los cuestionamientos por el tufillo a corrupción que despiden. Porque Humberto, por ejemplo, acaba de ser mencionado en una Corte de Texas por presuntamente haber recibido 2 millones de dólares por sus nexos con los Zetas, como informa el reportero Mauro de la Fuente (Reforma, 7 de julio de 2016). Y en cambio no ha demando a quien lo acusa por su “hedor corruptor”.

Moreira intenta silenciar de esta manera a los periodistas que informan y critican los actos, omisiones e investigaciones periodísticas de funcionarios y exfuncionarios; estos últimos cada vez que aparecen en la escena de lo público, recurriendo a los tribunales sin legitimidad, pero con su derecho a solicitar resoluciones judiciales. Pero el periodista Sergio Aguayo no está sólo, pues cuenta con sus abogados para contestar la demanda y contrademandar, de manera tal que las libertades de prensa estén por encima de reclamos antidemocráticos para querer silenciar la crítica; misma a la que han de estar expuestos todos los que incurren en materia objeto del derecho a la información, y con ésta sujetar la crítica, el análisis y los hechos a la conducta pú-bli-ca de los que se exhiben con sus intolerancias y quisieran cobijarse como intocables. Y Moreira no puede ni debe creerse al margen de los dardos de la prensa con el seudoargumento de que se siente ofendido cuando es cuestionado ante la opinión pública.

Álvaro Cepeda Neri

[BLOQUE: OPINIÓN][DEFENSOR DEL PERIODISTA]

Contralínea 498 / del 25 al 30 de Julio 2016

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