Luego de su derrota electoral en 2012 y de la desbandada de la mayor parte de sus militantes, al Partido Acción Nacional (PAN) le quedan pocas posibilidades de mantenerse como opción electoral, pues su verdadero apoyo lo tiene sólo en el clero y en algunos sectores empresariales.
La vinculación del PAN con esos círculos del empresariado se manifiesta en el apoyo mediático que la derecha sigue recibiendo por parte de la radio y la televisión.
Otro factor que puede ser decisivo para la subsistencia electoral de la derecha católica encarnada en el PAN es el oportunismo de los políticos del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que están dispuestos a establecer alianzas con ese partido con tal de beneficiarse ellos mismos con el acceso a cargos públicos.
Luego de 2012
A la derrota electoral del PAN en 2012 le siguió la desbandada de la mayor parte de sus militantes que habían permanecido en ese partido mientras tuvo el poder.
Después de su debacle electoral y de su proceso de “refrendo” de la militancia, ese partido perdió el 80 por ciento de sus miembros, cuyo total nacional pasó de 1 millón 868 mil 567 a 389 mil 634, según datos del Padrón Nacional de Miembros del PAN (www.pan.org.mx).
Cabe notar que a más de 1 siglo de la fundación del Partido Católico Nacional (PCN), en 1911, estados como Jalisco, Guanajuato y Puebla siguen concentrando gran parte del voto católico conservador.
El PAN es, igual que como lo fueron el PCN y la Unión Nacional Sinarquista, una de las organizaciones políticas que han servido para defender los intereses del clero.
A la fecha, el PAN es el único partido que como tal se opone al reconocimiento del Estado laico en el Artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en sus filas han participado muchos dirigentes de grupos conservadores, como Provida, la organización DHIAC (Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana), Ancifem (Asociación Nacional Cívica Femenina), la Unión Nacional de Padres de Familia y el Yunque.
Aunque el PAN sea un instrumento del clero, éste puede subsistir sin él, pues ha cultivado relaciones dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) e incluso entre personajes de la izquierda.
Enrique Peña Nieto, quien ha demostrado su interés en mantener buenas relaciones con el clero, es egresado de la Universidad Panamericana, manejada por el Opus Dei.
Peor todavía, en los últimos años, el PRI se prestó, a gusto del clero, a implantar una legislación punitiva contra el aborto en muchos estados del país, y a promover la reforma del Artículo 24 constitucional para otorgar privilegios a la Iglesia Católica.
Esto es que, en ausencia del PAN, los jerarcas católicos pueden “conformarse” con el PRI, que les puede servir para sus intereses, aunque no de manera incondicional y absoluta como el PAN, pues es éste un partido de sacristía con reminiscencias cristeras. Incluso personajes como Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno del Distrito Federal, pueden servir al clero, sea por ignorancia o por interés, en contraste con las tendencias que han mostrado los gobiernos perredistas de la capital.
Mancera se apresuró a ir al Vaticano a presentar sus respetos al nuevo pontífice argentino, personaje representativo de tendencias reaccionarias de la Iglesia y de su país.
Entre Televisa y el PRD
El proyecto de algunos perredistas de establecer alianzas con el PAN con tal de evitar la hegemonía priísta es una tabla de salvación para Acción Nacional, y hay políticos, supuestamente de izquierda, que se prestan a llevar a cabo esa maniobra con tal de beneficiarse ellos en lo personal, al acceder a cargos públicos y cultivar relaciones con un sector poderoso como el católico.
Son alianzas que no benefician a la izquierda como tal ni a la sociedad mexicana, sino sólo a los políticos del PAN y del PRD, que con ellas obtienen ventajas políticas y materiales: se ponen de acuerdo para su propio beneficio.
La otra posibilidad de “salvación” que tiene el partido derechista es el apoyo mediático, que en forma abrumadora le brindan al catolicismo militante muchos medios poderosos, como Televisa y Grupo Radio Centro.
Esos espacios, que tanto apoyaron al PAN y a Calderón, fungen como si fueran órganos de una prensa confesional como la que existe en otros países.
Su propaganda, tendenciosamente papista, panista, empresarial y conservadora es cotidiana, abrumadora y descansa en su expectativa de que todavía tienen el poder de moldear a su antojo la opinión pública, de decirle no sólo en qué debe y no debe creer, sino qué es lo que existe y lo que no existe.
Las líneas editoriales de medios como la radio y la televisión están determinadas por grandes intereses empresariales, que a su vez suelen apoyar la agenda católica conservadora.
Como se evidenció en 2000 y en 2006, las simpatías de esos medios están con la derecha, lo cual implica que con ellos, el PAN sigue contando con importantes aliados, aunque que no cuenta con el apoyo popular, excepto en unas cuantas regiones del país como Guanajuato, el único estado que en 2012 visitó Benedicto XVI.
Luego de muchas décadas de lucha en México, la derecha católica llegó nuevamente al poder en 2000 y lo perdió en 2012; en los hechos, ese partido dejó clara su naturaleza y proyectos, y por tanto perdió su credibilidad; hoy en día sus principales aliados, para volver al poder, podrían ser los principales medios de comunicación y, paradójicamente, algunos políticos del PRD.
*Maestro en filosofía; especialista en estudios acerca de la derecha política en México
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Fuente: Contralínea 332 / abril 2013