Debemos recordar que en tiempo de guerra lo que se dice en el lado del enemigo siempre es propaganda y lo que se dice en nuestro lado es verdad y lo correcto…
Walter Lippman
Fernando Velázquez* / Primera de tres partes
La actual ola mediática respecto de los acontecimientos en Libia y Siria y el asesinato de Osama bin Laden en Abbottabad, Pakistán, es descrita por los conocedores del tema como un conjunto más de operaciones sicológicas (Psy Ops), recurrentes en la historia imperial de Estados Unidos.
Psy Ops es la aplicación de técnicas para influir las emociones, motivos y razonamiento de un grupo específico de personas o para reforzar actitudes y comportamientos favorables a un objetivo particular. La puesta en marcha de estas técnicas se facilita más en la medida en que el grupo que controla los medios de comunicación es más pequeño y más poderoso.
El escritor John Stanton dice que la operación “para asesinar” a Osama bin Laden incluyó reuniones de planificación con editores del Washington Post, The New York Times, The Wall Street Journal, CNN, Fox y aliados selectos.
Todavía está por verse cómo se tratarán de utilizar “las pruebas descubiertas” en la madriguera de Bin Laden, como hicieran algunos gobiernos en su momento con “la evidencia encontrada” en la computadora del guerrillero colombiano Raúl Reyes (una operación militar ilegal que dejó varios muertos en Ecuador).
El Departamento de Defensa y otras entidades militares de Estados Unidos aseguran que está prohibido usar Psy Ops contra el pueblo estadunidense, pero la ilegalidad nunca ha sido obstáculo para los estrategas militares al servicio de Washington.
La revista Rolling Stone publicó recientemente que, por cuatro meses de 2010, el subgeneral William Caldwell, encargado de entrenar tropas afganas, ordenó a su equipo Psy Ops aplicar “técnicas de persuasión” contra los senadores John McCain, Joe Lieberman, Jack Reed, Al Franken, Carl Levin, el congresista Steve Israel, el almirante Mike Mullen, el embajador checo en Afganistán, el ministro del interior de Alemania y una larga lista de analistas influyentes.
En 2004, la administración de George Walker Bush, en su intento de silenciar a los críticos de la ocupación, usó a The New York Times para justificar la agresión ilegal contra Bagdad al “mostrar vínculos” entre el gobierno iraquí y el mitológico miembro de Al Qaeda, Abu Musaeb al Zarqawi.
Agentes de operaciones sicológicas “filtraron” a Dexter Filkins, de The New York Times, “una carta de Zarqawi” en la que decía estar planeando fomentar una guerra sectaria en Irak.
En su edición del 9 de febrero, el Times publicó “la carta” en su primera página. La columna propagandística de Filkins hizo eco días más tarde en otra de William Safire y en otra de David Brooks.
El general Brigadier Mark Kimmitt, vocero militar estadunidense en Irak, en una plática de evaluación sobre la cuestión, declaró que el programa de Psy Ops de Zarqawi era, hasta la fecha, la campaña más efectiva que habían tenido.
Luego está el peculiar voice morphing o reproducción de voces humanas y otros sonidos e imágenes.
“El truco” fue creado por George Papcun, un científico del Laboratorio Nacional de Los Álamos, Nuevo México.
En otras palabras, una Psy Ops puede crear declaraciones de personas que nunca ocurrieron.
Para los productores de Hollywood, estos trucos son “efectos especiales”; para los militares y agencias de inteligencia estadunidenses, armas del futuro.
Los expertos en Psy Ops y en digital morphing alertan sobre las supuestas declaraciones y videos de Osama bin Laden y otros seres mitológicos de actualidad, lo mismo que “las llamadas telefónicas” de “pasajeros angustiados” que pedían ayuda a bordo del vuelo número 93, el 11 de septiembre de 2001.
El gobierno estadunidense tiene casi un siglo manipulando la opinión de la ciudadanía para conseguir su apoyo en sus guerras, desmoralizar a sus enemigos y aumentar la moral de sus tropas.
Pero nunca ha olvidado que la propaganda no es muy efectiva sin la coerción y leyes represivas.
En junio de 1917, el Congreso aprobó el Acta de Espionaje, convirtiendo en crimen hacer declaraciones contra la guerra, incitar deslealtad o animar a otros a resistir el reclutamiento militar obligatorio.
La nueva ley autorizó al servicio postal “negarle privilegios” a todo periódico o revista que pareciera apoyar al enemigo.
El mismo año se aprobó el Acta de Comerciar con el Enemigo. Con ésta se daba poderes adicionales al servicio de correos sobre la prensa extranjera, que dejaron en la bancarrota a muchos periódicos y revistas radicales.
Un año después se aprobó el Acta de Sedición, que criminaliza “la deslealtad y el lenguaje abusivo y profano” contra la bandera, la Constitución y las Fuerzas Armadas.
El socialista y cuatro veces candidato presidencial Eugene Debs fue arrestado y enviado a prisión 10 años por declarar que “los jóvenes estadunidenses estaban hechos para algo más que ser esclavos y carne de cañón”.
Washington entró a la guerra contra Alemania después de que propagandistas británicos realizaron un Psy Ops al publicar el “telegrama Zimmerman, que alertaba sobre intentos de Alemania para reclutar a México en su guerra contra Estados Unidos”.
Los preparativos de la guerra permitieron el lanzamiento de una campaña masiva de propaganda contra la población y 30 naciones, conducida por el periodista George Creel.
Ésta utilizaba el fervor religioso para enfatizar que la conflagración mundial era una lucha por la democracia, la libertad y la autodeterminación, y usaba como instrumentos noticias, fotografías, películas, caricaturas, afiches o pósteres, declaraciones oficialistas y letreros.
Los propagandistas de la época dieron paso a expertos en relaciones públicas, como Edward Louis Bernays e Ivy Lee, quienes combinaron las ideas de Gustave Le Bon y Wilfred Trotter sobre sicología de masas y el sicoanálisis de Sigmund Freud para manipular el subconsciente.
Las teorías de Freud, aplicadas al control de la mente y la ciencia de la persuasión, abrieron la brecha para las compañías publicitarias modernas y a profesionales con experiencia en el uso de símbolos, imágenes y técnicas para interpretar y manipular percepciones: la propaganda y Psy Ops actuales.
El principio del siglo XXI está marcado por una creciente brecha entre los ricos y los pobres, una guerra de clases; una competencia por el acceso y control de recursos –petróleo, gas y minerales estratégicos– entre Estados Unidos y China, India, Rusia y Brasil, y por la guerra perpetua contra el terrorismo.
Respecto de la dinámica que existe entre colonizador y colonizado, el periodista francés Ignacio Ramonet dice que ambos saben que la dominación no sólo está basada en la supremacía física, pues el control de los corazones y las mentes viene después de la conquista militar.
Es por ello que los imperios que quieren perdurar deben capturar las almas de sus sujetos, dice.
Conocedores de las técnicas de propaganda aseguran que la nación más expuesta a técnicas propagandistas es Estados Unidos. Sólo que ésta no lo sabe, pues piensa que la propaganda sólo es usada “por dictadores y países antidemocráticos que controlan los medios de comunicación”.
El politólogo y escritor Michael Parenti, en un artículo publicado en Media Monopoly, señala que el público sólo es expuesto a ver unos “expertos” explicando el mundo como eventos desperdigados y personalidades impulsadas por circunstancias, intenciones confusas y ambiciones individuales, pero muy rara vez por intereses de clase.
El descanso logrado con unas horas de sueño es un factor estabilizador en la gente y proveedor de la fuerza necesaria para enfrentar los problemas cotidianos exitosamente. Los gobiernos conquistadores han sabido eso por mucho tiempo y usan técnicas para evitar que duerman bien los pueblos bajo su ocupación.
Después de no dormir por largo tiempo, varias funciones se reducen; la gente no puede recordar o hacer cosas complicadas, tiene menos habilidad para comunicar y pensar lógicamente y en forma crítica.
La pérdida de sueño puede ser causada por factores económicos, como inseguridad en el empleo, desempleo, violencia generalizada, terroristas por doquier, fantasmas, espíritus malignos, brujas, crimen organizado, Al Qaeda, y hasta el chupacabras, el Cucuy y otros “demonios” promovidos en los medios.
La falta de sueño también hace que las personas se sientan paranoicas, irracionales y empiezan a alucinar, dice el doctor James Maas, profesor de sicología en la Universidad de Cornell.
El sitio www.disinfo.com señala que las operaciones sicológicas de los militares estadunidenses no sólo se limitan a volantes o mensajes de propaganda en la radio y televisión.
Un memorándum de 1959 de la Rand Corporation, La explotación de supervisiones y prepósitos de la guerra psicológica, detalla cómo el propagandista nazi Joseph Goebbels contraatacó los intentos de las fuerzas aliadas de usar vampiros, fantasmas y astrología contra la población alemana.
La Psy Ops del 11 de septiembre
Michael Ruppert, autor del libro Cruzando el Rubicón. El declive del imperio americano y el fin de la era del petróleo, señala que un examen del 11 de septiembre de 2001 muestra que hubo algo más que un pequeño grupo de musulmanes “radicales” que buscaban “darle una lección” a Washington. Añade que, ese día, el gobierno estadunidense conducía ejercicios militares titulados Guardián Vigilante, Guerrero Vigilante, Vigilancia Norteña y otros, que requerían el uso de aviones de combate lejos del lugar donde ocurrieron los ataques.
La defensa del país no pudo hacerse porque, en esos momentos, los aviones estaban en Alaska, Groenlandia, Canadá e Islandia, en unas maniobras diseñadas “para bloquear un ataque de bombarderos rusos”. Los encargados “de la seguridad nacional” llevaron adelante “sus ejercicios” a pesar de haber recibido advertencias de los servicios de inteligencia rusos, israelitas y otros que alertaban sobre planes para secuestrar aviones y estrellarlos contra el centro mundial de comercio en la semana del 9 de septiembre.
Ruppert afirma que oficiales del Comando Aéreo estadunidense y otras fuentes le informaron que, en el momento de los ataques, las pantallas de los controladores aéreos mostraban 22 imágenes falsas de aviones volando. El investigador Richard Clark pudo verificar que, en el momento de los ataques, el gobierno estadunidense conducía otro simulacro que involucraba un avión de pasajeros secuestrado.
El escritor sostiene que ahora es demasiado tarde, pero si el mundo se hubiera enfocado en ese aspecto de los ataques, toda la versión de los hechos del gobierno hubiera sido refutada y desmantelada.
La periodista Amira Hass ofrece algunas repuestas: funciona porque la gente piensa lo mejor de ellos mismos y de su país, porque hay una amenaza a los valores de la libertad y la justicia, porque les plantean rumores que parecen lógicos y factuales, porque la administración de pensamientos reduce la amplitud del debate y el enfoque de ideas se desvía de la agenda principal.
El líder nazi Adolfo Hitler declaró que un pueblo sometido a una ingeniosa y constante aplicación de propaganda puede ser persuadido a ver al paraíso como un infierno y viceversa. La simplicidad primitiva de sus mentes los hace víctimas más fáciles de una gran mentira que de una mentira pequeña porque ellos frecuentemente dicen mentiritas, pero les daría vergüenza decir una mentira grande, dijo.
El profesor y especialista en propaganda Randall Bytwerk señala que es más fácil aplicar propaganda a nivel doméstico porque la mayoría de la gente quiere pensar que vive en un buen país.
Don Sixto, un anciano sabio, me dijo una vez que la educación que recibía uno a través de las historias orales compartidas por los abuelos y abuelas sentados alrededor del fuego ha sido reemplazada por las constantes imágenes y mensajes de la televisión, el cine y los periódicos.
*Periodista de Radio Pacífica en California, Estados Unidos
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