Categorías: Opinión

¿Es inevitable la explotación de lutitas en México?

Publicado por
Fabio Barbosa *

Dos recientes acontecimientos han modificado la situación actual y las perspectivas del shale gas/shale oil en México: 1) en marzo de este 2013, Petróleos Mexicanos (Pemex) realizó un nuevo descubrimiento aceitero y, 2) casi simultáneamente, en Chicontepec, a cientos de kilómetros, Pemex ha logrado “progresos” en las técnicas y los costos del fracking, los cuales examinaremos en esta nota y reflexionaremos también acerca de los nuevos desafíos que implican para el país.
En su reporte de actividades del primer trimestre de 2013, Pemex anunció el descubrimiento de aceite en el pozo Chucla, cuya perforación inició en octubre de 2012, ubicado a unos 30 kilómetros al Suroeste del Emergente-1, ambos en el municipio de Hidalgo, Coahuila.
Con éste son ya dos pozos aceiteros logrados en formaciones de lutitas. El primero fue Anhelido, concluido el 28 de diciembre de 2012, en el municipio de Cruillas, Tamaulipas, en un área al Sur de la Cuenca de Burgos. Todavía son muy pocos, pero estos éxitos afianzan el programa de exploración y explotación de shale gas/shale oil en México, aseguran su conti  nuidad y, de seguir los hallazgos aceiteros, nos acercan a la etapa de explotación masiva.

La elevación de producción vía fracking

En plena Sierra Madre Oriental, pasando Huachinango, se encuentra el municipio Venustiano Carranza, que adoptó su nombre porque ahí fue emboscado y muerto, en 1920, el anciano presidente. En ese sitio, ubicado en Puebla, existen varios campos petroleros poco conocidos por inaccesibles, como Japeto, Antares, Yate, Jano y, entre ellos, el Escobal. Es el extremo Sur de la más importante área de hidrocarburos no convencionales que se extienden hacia el Noreste, Veracruz e Hidalgo, formando el área Chicontepec.
El campo Escobal es muy antiguo. Fue descubierto en 1957. Era tan pobre que durante sus primeros 5 años apenas se le habían exprimido unos 1 mil barriles de aceite con un sólo pozo. En 1979, la Secretaría de Programación y Presupuesto, entonces dirigida por un grupo al que el director de Pemex llamaba los Churumbeles, encabezado por Andrés de Oteiza, realizó una gran auditoría que constató que, en ese año, Escobal estaba produciendo cinco barriles diarios. Por ello, entre otras razones, el ingeniero Francisco Inguanzo, fundador del Grupo de Ingenieros de Pemex Constitución de 1917, calificaba al inicial proyecto Chicontepec como “una vacilada”.
Pero cuando en este país se alcanzó el peack oil, Pemex regresó a campos viejos, así como a todas las áreas en donde existieran indicios de hidrocarburos, así fuera en volúmenes que antes eran despreciados. De ese modo, el campo Escobal, como otros de Chicontepec, está convertido en laboratorio de tecnología de punta.
El subsuelo de Chicontepec, igual que las formaciones de lutitas, es muy apretado, es decir, compacto o cementado: no permite que los hidrocarburos fluyan. Los petroleros decimos que su permeabilidad es muy baja o casi nula. Su explotación requiere de fracking. Hace 50 años empezaron a realizarse en Chicontepec esas fracturas, se les llamaba “estimulación” y entonces se trataba de una operación que parecía inocua, pues era una inyección de agua en un sólo pozo. Ahora Pemex realizó dos pozos horizontales paralelos en el campo Escobal, con 16 frackings cada uno. Como saben nuestros lectores, en Estados Unidos, en una búsqueda desesperada por extraer petróleo, se realizó la “gran innovación técnica” de multiplicar las fracturas y, al buscar profundizar su impacto, se agregaron ácidos al agua inyectada.
Todavía no se han logrado en el campo Escobal los resultados de los pozos gringos, pero con el experimento se ha logrado elevar la producción inicial: en el pozo Escobal 195, a más de 1 mil barriles diarios, y en Escobal 197, a 3 mil barriles por día. Como referencia digamos que, cuando hace más de 10 años reportamos en la extinta revista Petróleo y Electricidad la producción inicial de los primeros pozos horizontales en México realizados en el campo Agua Fría, anunciamos como producción inicial 800 barriles diarios como un logro muy notable, al compararlos con los promedios de los pozos en Chicontepec.
Desde luego el problema de la declinación en formaciones apretadas subsiste; y es muy posible que también se adopte la misma solución de Estados Unidos, que consiste en… ¡reentrar al mismo pozo y volver a fracturar! Claro que ya sale más barato porque ya se cuenta con el agujero perforado.
Como sea, ahora Pemex presume que la producción incremental lograda en Escobal, en 200 días, asciende a medio millón de barriles y, no menos importante, que los resultados permiten recuperar las inversiones en un máximo de 3 meses. En otras palabras, el flujo de efectivo se torna positivo en un lapso verdaderamente atractivo para cualquier inversionista.
Aunque hay diferencias, desde luego que los resultados en Puebla pueden replicarse en los pozos en lutitas de Coahuila. Por ello consideramos que estos acontecimientos van colocando en la agenda la amenaza de que la explotación en lutitas se extienda en nuestro país.
Nuestra descripción de los experimentos en la Sierra Norte de Puebla pretende mostrar que se está aplicando al ciento por ciento el modelo de Estados Unidos, que se resume en explotar hasta la última gota haciendo caso omiso de cualquier consideración sobre los impactos del fracking.
Esta revolución tecnológica se está extendiendo rápidamente a otros lugares, según un artículo de Leyla Tovar publicado por la Empresa Colombiana de Petróleo. A fines de 2010, en Estados Unidos se realizaban 30 mil fracturas cada año, seguido por Rusia, con 15 mil de esas ominosas operaciones. En América Latina, Argentina es el país líder con unos 6 mil fracturamientos anuales, seguido por México con 5 mil, principalmente en Chicontepec y Cuenca de Burgos.
Si, como es seguro, la próxima reforma energética amplía la participación de las empresas privadas al otorgarles bloques para desarrollar proyectos masivos de fracking, el país no sólo compartirá la renta petrolera, sino los habitantes de las regiones afectadas sufrirán daños en su salud, repitiéndose el fenómeno Tabasco, sólo que ahora ni siquiera empleos podrán crearse. En España ya se ha declarado el 22 de septiembre como día de lucha contra el fracking. ¿Es inevitable la explotación de lutitas en nuestro país?
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*Investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México
Fuente: Contralínea 338 / junio 2013

 

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