I. De las columnas políticas, la firmada por Julio Hernández López desde hace 20 años en La Jornada es, indudablemente, una de las mejores; pues con datos e información cumple cabalmente lo que escribe el periodista José Ribas en su ensayo El columnismo no es un parapeto para el uso del poder, sino del contrapoder: “Adquiere así mayor precisión y eficacia; todo tipo de periodismo en una democracia siempre debe ejercer de contrapoder, pues ha de defender los intereses de los ciudadanos y de la legalidad. Ha de controlar los poderes públicos para que no se excedan y también el comportamiento de los poderes privados”. Esto lo cumple Hernández López con la puntualidad sistemática del periodista comprometido con el ejercicio de las libertades de prensa, para informar, analizar y criticar con legitimidad desde la democracia directa; es decir, desde la perspectiva del kratos: el pueblo, para, con esta legitimidad política, ser “espejo de las tensiones políticas, sociales y culturales del momento”, en el entendido de que es una lectura de la realidad… ayudando a pensar, interpretar y situar los diferentes hechos que constituyen y presiden la realidad”. Es el columnista como reportero, quien expone a los lectores lo que investiga de esa realidad “que es más pródiga que la más febril fantasía”. Y es con esta última con la que otras columnas sirven a sus intereses, siendo voceros de los poderes públicos y/o privados.
III. Encabronados, o sea, hasta la coronilla de enojados (pero no hasta el copete que sonaría a Peña) por la descarada ratería de los desgobernadores, de Peña, de Ruiz Esparza –quien, altanero, dijo que sólo su amigo Peña lo puede cesar– y todos los causantes del “hartazgo mexicano”. El texto describe la creciente ingobernabilidad e “indignación insuficientemente organizada”. Y con el gasolinazo como parteaguas del inmediato pasado al inmediato futuro, sintetiza las desgracias de la pobreza, el desempleo, la homicida inseguridad que supera ya a la de Calderón; feminicidios y narcotráfico: el infanticidio de la guardería ABC, Ayotzinapa, la farsa de Paulette y Alfredo Castillo, Tlatlaya, Nochixtlán, etcétera. En 230 páginas, el autor confirma el enriquecimiento de la élite que honra la divisa del “prócer” de Atlacomulco: “un político pobre es un pobre político”. Es un prontuario de fechas, datos, hechos, nombres y su encadenamiento con la crisis de más de 120 millones de mexicanos. Al menos 100 de ellos encabronados por la ineptitud y corrupción del menguado copete del peñismo.
Ficha bibliográfica:
Autor: Julio Hernández López
Título: Encabronados
Editorial: Temas de hoy, 2017
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: MISCELÁNEO][SECCIÓN: EX LIBRIS]
Contralínea 551 / del 07 al 13 de Agosto de 2017
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