Presidente electo, a punto de tomar protesta como presidente constitucional, según lo dispuesto como obligación en el Artículo 87 para “guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, Andrés Manuel López Obrador fue y es objeto de elogios, críticas, señalamientos y peticiones, sustentadas éstas en los Artículos 6, 7 y 8 de nuestra Ley Suprema, para insistir en los derechos del periodismo en los medios de comunicación. Atacado en unos, criticado en otros, objeto de información veraz y desinformación en su última campaña electoral, conforme a sus derechos, López Obrador no dejó de referirse a la prensa en todas sus manifestaciones, casi siempre despectivamente.
Es cierto que le cargaron la mano, pero no era como para mostrar intolerancia, como lo hizo con dichos y hechos que han quedado consignados. Y en tanto sigan vigentes los principios fundamentales de la Constitución, entre los que está sus Artículos 6 y 7, serán legítimas y legales las opiniones de columnistas, comunicadores y analistas de los medios de comunicación en general. Se trata de ir fijando puntos de partida para el ejercicio del poder presidencial, con la toma de posesión de López Obrador y, en su tránsito al 1 diciembre, las libertades de expresión fueron ejercidas frente a los tres Poderes, federales y de las entidades. Ejerciendo su labor los medios de comunicación como un contrapoder; y ¡nunca un cuarto poder! Con el objeto de afilar su información veraz que es la de los hechos. Y afilar la crítica y los análisis. Y que quienes quieran apoyar, elogiar y defender al lopezobradorismo, lo hagan con sus derechos a salvo.
La prensa como contrapoder es indispensable en la democracia representativa donde existen los pesos y contrapesos institucionales, que hasta en una mayoría legislativa deben funcionar. Y con mayor razón para exhibir los abusos del poder legislativo y ejecutivo, como es el caso del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), para que su divisa: “juntos haremos historia” no se lleve a cabo autoritariamente. Es decir, antidemocrática y anticonstitucionalmente.
En su análisis titulado: AMLO y la prensa inmunda, el periodista Héctor de Mauleón (El Universal, 13 de septiembre de 2018), nos ofrece un puntual repaso de la conducta de Morena y de su tres veces candidato presidencial, desde que en 2006, durante su plantón en la avenida Reforma, éste mandó colgar las fotografías de quienes calificaba de “traidores” por no apoyarlo, y calificó a los medios de comunicación de “alcahuetes de la derecha” y “jilgueros del poder”. Y en su introducción, de Mauleón dice: “Nadie sabe a ciencia cierta cómo será la relación de López Obrador/Presidente con los medios”. Está la advertencia de López Obrador contra la prensa (atacó al periódico Reforma de “fifi”), en el sentido de que: “Yo no odio, pero no olvido. Perdono, pero no olvido”. La panorámica de Héctor de Mauléón es verídicamente exacta. Y nos recuerda las frases entrecortadas de López Obrador para enseñar su intolerancia.
Otro es el caso del periodista Hernán Gómez Bruera, quien con todo su derecho está a favor de López Obrador, pero que censura al analista y periodista de Raúl Trejo Delarbre porque éste ha manifestado sus puntos de vista críticos y de contrapoder, respecto a López Obrador (quien dijo una ocasión que solamente Carmen Aristegui, Jacobo Zabludovsky, Proceso y La Jornada no formaban parte de la mafia del poder). En su artículo (El Universal, 7 de septiembre de 2018), Gómez Bruera arremetió contra Trejo Delarbre porque éste manifestó su parecer sobre la “intolerancia del presidente electo contra los medios que no se dedican a aplaudirle”.
Le asiste la razón a Trejo Delarbre para criticar y manifestar su desacuerdo, cosa que no le pareció a Gómez Bruera como si quisiera que los medios de comunicación fueran parte del poder casi absoluto de Morena en los órganos Legislativo y Ejecutivo; y no discreparan del modo que López Obrador perfila ejercer el presidencialismo. El tabasqueño pasó a cuchillo de censura a todos los periódicos que no se mostraban incondicionalmente a su candidatura. Y quienes ahora lo cuestionan por sus designaciones para el primer círculo y los hechos y dichos que lleva a cabo.
Héctor de Mauleón y Raúl Trejo Delarbre han sido y son periodistas que ejercen la crítica, y estando al tanto de lo que sucede no están de acuerdo con los abusos de los poderes institucionales. Su trabajo es indispensable para mantener la alerta constante. No hacen concesiones y eso es muy relevante, ya que así se mantienen abiertos los ojos para estar al tanto de cuanto se ejerza contra las libertades de prensa; y de inmediato alzar la voz y por ningún concepto, político o religioso, callar ante las intolerancias, censuras previas o posteriores y ataques, vengan de donde vengan.
Exigiendo que se ha de acatar, hasta sus últimas consecuencias, los derechos del periodismo. Dejando claro que la obligación de éste es no permitir los abusos del poder político. Ni del económico o de cualesquiera otro sector, facción, partido o funcionarios cualquier tiempo. Bien por Héctor de Mauleón y Raúl Trejo Delarbre, que con muchos otros trabajadores de los medios de comunicación, ejercen esas libertades, derechos y obligaciones para salir al encuentro de quienes supongan que tienen vía libre para amedrentar a los periodistas que critican a los políticos.
Álvaro Cepeda Neri
[OPINIÓN][DEFENSOR DEL PERIODISTA]
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