El gobierno estadunidense se muestra incapaz de manejar su política exterior con la coherencia que debiera darle la crisis económica que aún atraviesa. Desesperado, se contradice, amenaza y justifica la sinrazón de sus actos contra América Latina y el mundo, con discursos incoherentes e inaceptables para la comunidad internacional. La agresividad estadunidense tiene como fondo una fuerte recesión, que, como lo ha declarado el propio secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, aún es muy temprano para afirmar que ésta ha terminado. Por su parte, Suramérica continúa trabajando pacíficamente en pos de su integración y la consolidación de la soberanía de sus miembros. Éste es el caso de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), que recién cumplió cinco años y en este mes de enero estrena su moneda: el Sucre.
Por mucho que se hable de la recuperación de la economía estadunidense, la realidad es patente, pues lo dicho por Geithner en la primera quincena de diciembre de 2009 da cuenta de lo que falta por reconstruir en la economía estadunidense. Geithner es conocido por su participación en el establecimiento de un mecanismo financiero conocido como Programa de Alivio para Activos en Problemas, por lo que se le reconoce el haber evitado una crisis financiera de mayores dimensiones para Estados Unidos. No obstante, el gobierno estadunidense se ha visto en la necesidad de invertir 700 mil millones de dólares en la compra de los activos tóxicos de varios bancos.
Aunado a lo anterior, a menos de dos días de las declaraciones de Geithner, el presidente Obama, en razón de la gravedad de la situación financiera de su gobierno, solicita con urgencia al Congreso aprobar la reforma del sistema financiero. Al mismo tiempo, Obama acusa a los grandes bancos de ser los culpables de la crisis económica, ya que irresponsablemente otorgaron créditos a ciudadanos que no podían pagar los intereses de los mismos.
En el marco de las presiones que tienen como origen el desequilibrio de la economía estadunidense, el presidente de Estados Unidos decide enviar 30 mil soldados más a Afganistán, y 10 días después, en el colmo de la contradicción y del cinismo, afirma –urbi et orbi– desde Oslo, Noruega, al recibir el premio Nobel de la Paz, que hay guerras justas y que, a pesar de los errores cometidos, “Estados Unidos ha garantizado la seguridad global más de seis décadas, con la sangre de sus ciudadanos y la fortaleza de sus armas”. Human Rights Watch y Amnistía Internacional opinaron que Barack Obama no se merecía ese premio. En torno a los conflictos en los que interviene el gobierno, cabe ahora recordar lo señalado por el comandante Fidel Castro: en Irak, Afganistán y en la frontera de Pakistán, ya hay más de 1 millón de civiles no combatientes que han muerto.
Por su parte, formando mancuerna declaratoria con Obama, la secretaria del Departamento de Estado, Hillary Clinton, afirma, el 11 de diciembre, que los problemas de América Latina no pueden ser resueltos sin que Estados Unidos esté involucrado en ellos. Ante los medios de comunicación, lanza una muy grave amenaza a Bolivia y Venezuela, de atenerse a las consecuencias por haber recibido al presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, durante una gira que éste efectuó en América Latina y que también incluyó a Brasil, país que no recibió amenaza alguna. Por si fuera poco, Hillary Clinton se atrevió a solicitar a Bolivia y Venezuela que reconocieran a Irán “como el mayor promotor y exportador de terrorismo en el mundo”.
El golpeteo estadunidense sobre las democracias latinoamericanas ha sido constante y ha cubierto varios flancos. También en diciembre, la secretaria estadunidense envió a una gira por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay a Arturo Valenzuela, quien funge como su secretario asistente en turno, en donde sembró la discordia en su calidad de jefe diplomático encargado de las relaciones hemisféricas. En su viaje, Valenzuela manifestó su preocupación por el armamento recién adquirido por Venezuela, mientras que en Argentina y en Paraguay se atrevió a afirmar que en esos países no había seguridad jurídica, al mismo tiempo que resaltó el interés que existía por invertir en Argentina en la oscura época de Menem. En sus declaraciones, nunca habló de las nuevas bases estadunidenses en Colombia. Pero, ¿quién es Arturo Valenzuela? Acerca de él, el reconocido especialista brasileño Emir Sader señala: “Hijo de un pastor chileno, trató de especializarse en temas latinoamericanos como si fuese un especialista sólo por vivir en Estados Unidos. Fue asesor de Clinton y allá pasa por ser especialista en temas regionales. Había sido propuesto por Obama como secretario de Estado adjunto para América Latina, pero no consiguió la aprobación del Congreso. Fue hasta que se dio una vergonzosa negociación, que implicó el reconocimiento de las elecciones hondureñas por parte de la Casa Blanca, cuando se obtuvo el voto republicano faltante para que Valenzuela pudiese asumir el cargo”.
Así las cosas, mientras el gobierno estadunidense acusa de terrorismo y amenaza a varios países de la región, niega ante la Comisión de la Verdad su evidente participación en el bombardeo efectuado por el Ejército colombiano en territorio de Ecuador, el 1 de marzo de 2008.
Frente a la gran amenaza estadunidense, los jefes de Estado y de gobierno de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Honduras, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda, integrantes de la Alba –una alianza que representa a 75 millones 315 mil habitantes–, que participaron en la VIII cumbre de esta alianza en la Habana, Cuba, del 11 al 14 de diciembre, ratificaron su decisión de que América Latina y el Caribe sea una región de paz y libre de bases militares extranjeras. En consecuencia, plantearon su profundo desacuerdo con el gobierno de Barack Obama y condenaron rotundamente la ofensiva política y militar de Estados Unidos respecto de Honduras, pues consideraron que el golpe de Estado fue perpetrado con el apoyo de Estados Unidos y ha tenido como propósito frenar el avance de las fuerzas del progreso y de la justicia social en ese país y en la región. Además, manifestaron su rechazo a las elecciones del mes pasado en Honduras y a sus resultados.
En torno a Colombia, la declaración final de la cumbre condenó la instalación de siete bases militares de Estados Unidos en ese país y se defendió el derecho de Venezuela a poner en alerta sus defensas por esta situación. Los países de la Alba estimaron que el verdadero fin del despliegue no es la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, sino el control de los recursos económicos, el dominio de los mercados y la lucha contra los cambios sociales en la región. Sobre las bases, el presidente Evo Morales propuso que un referendo regional defina la cuestión, pero también advirtió que si Estados Unidos efectúa una agresión armada, América Latina será su segundo Vietnam. Cabe recordar que Bolivia expulsó en 2008 al embajador estadunidense por injerencia en sus asuntos internos, mientras que Estados Unidos, sin poder defenderse con argumentos válidos, respondió con la misma moneda.
En lo económico, los miembros de la Alba han presentado avances sustanciales en el proceso de integración. De ello da cuenta la declaración final de la cumbre, de los cuales seleccionamos sólo unos cuantos:
Acordaron comenzar a aplicar desde enero la moneda virtual denominada Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre), por primera vez, para la exportación de arroz de una empresa mixta cubano-venezolana a Cuba.
Llevar a cabo la primera Feria de Turismo de la Alba, en el marco de la V Feria Internacional de Turismo de Venezuela, que se realizará en septiembre de 2010 y se estudiará el proyecto para crear el Centro de Estudios de Promoción y Desarrollo Turístico de la Alba, así como un instituto de formación y capacitación de especialidades básicas del turismo.
Impulsar la constitución de varios proyectos, como la empresa de comunicaciones Albatel y el Fondo Cultural de la Alba, destinado al desarrollo y defensa de la identidad y la diversidad cultural.
En informática y comunicaciones, se promoverá la “concertación de políticas” para la soberanía tecnológica, que van desde el cable submarino de fibra óptica entre Cuba y Venezuela, hasta la creación de una empresa mixta de aplicaciones informáticas.
En resumen, las perspectivas para la paz en la región para 2010 se han acotado muy rápidamente, debido al acoso y a las amenazas del gobierno de Estados Unidos a las democracias suramericanas, a menos de un año de la llegada de Obama a la Presidencia. Ello ha obstaculizado de múltiples formas el proceso de integración en la región. En este contexto, frente a la tensa situación que se ha creado, esperemos que de aquí a la próxima cumbre de esta alianza, que tendrá lugar en Venezuela del 17 al 18 de abril de 2010, no haya nuevas incursiones de guerra que involucren a Estados Unidos. Entre tanto, en febrero próximo se efectuarán en Cancún, México, las cumbres del Grupo de Río y de América Latina y el Caribe, en donde los países de la Alba promoverán la formación de una organización exclusivamente latinoamericana y caribeña.
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Juan Manuel Bueno Soria: Doctor en derecho de la cooperación internacional por la Universidad de Toulouse I, Francia
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