Frida Modak* / Prensa Latina
La incursión en Pakistán de un comando de elite de los infantes de marina estadunidenses en la que supuestamente mataron a Osama bin Laden todavía da que hablar.
Esa operación parece insertarse en otro asunto muy diferente, del que nos ocuparemos más adelante, el poder nuclear de Pakistán.
Hace ya 10 años que el líder de Al Qaeda estaría muerto, según las informaciones emanadas de diversas fuentes, una de ellas tan seria como la exprimera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, quien poco después murió en un atentado tras regresar a su país, al cual, sin duda, volvería a gobernar.
La situación surgida hace 10 años es similar a la de hoy, el cadáver de Bin Laden tampoco se vio.
La diferencia estriba en que ahora se muestran unos videos en los que supuestamente el saudita estaría ensayando para grabar algún mensaje o, a juicio de otros, alguien estaría ensayando una falsa aparición.
Veamos los antecedentes sobre su “primera” muerte.
El 26 de diciembre de 2001, el canal Fox News, basado en una información del periódico Pakistan Observer, señalaba que Bin Laden había muerto por un problema pulmonar no tratado, según lo había declarado al diario un personero de los talibanes que dijo haber estado en el funeral.
Según su relato, la muerte ocurrió a mediados de diciembre de ese año, en las cercanías de Tora-Bora, y al funeral asistieron miembros de Al Qaeda, sus familiares y guardaespaldas, así como amigos del talibán.
En aquella ocasión, se disparó una ráfaga como tributo final al “gran líder”, cuyo rostro se veía pálido… pero tranquilo, relajado y seguro. Sus restos estarían en algún lugar de Tora-Bora.
El 17 de julio de 2002, Dale Watson, jefe del contraterrorismo de la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) dijo que creía que Bin Laden estaba muerto. Joel Roberts, de la cadena CBS, señaló como la primera vez que un funcionario de ese nivel daba una opinión sobre el estado del saudita.
En una conferencia a funcionarios de la FBI, Watson dijo que no tenía evidencias de su muerte y que la agencia tampoco tenía pruebas de que viviera.
“¿Está vivo o muerto? No estoy realmente seguro de la respuesta… personalmente creo que ya no está con nosotros, pero no tengo evidencia que lo sustente”, puntualizó.
Jim Stewart, también de CBS, dijo que la especulación sobre Bin Laden se había intensificado en la prensa árabe por un informe que indicaba que éste había sido herido en el hombro en un combate en Tora-Bora, lo que coincide con la información de Fox News, y agrega que habría sido atendido en un hospital paquistaní.
Stewart dijo también que la FBI había obtenido muestras de ADN de Bin Laden y que las estaba comparando con tejido y partes de un cuerpo, incluyendo un cráneo, recuperados de campos de batalla de Afganistán, pero que al menos el cráneo resultó ser de una mujer.
La exprimera ministra pakistaní regresó a su país en 2007, poniendo fin así a su exilio.
Hija de un eminente político, Zulfikar Alí Bhutto, aspiraba a volver a gobernar y había iniciado negociaciones con el entonces presidente Pervez Musharraf para superar problemas constitucionales.
Fue recibida con una importante manifestación popular, pero, también, con un atentado en el que murieron 158 personas.
El corresponsal de la BBC de Londres, David Frost, le hizo una entrevista el 2 de noviembre de ese año, que ahora ha sido reproducida en diferentes sitios porque en ella se refiere a la muerte de Osama bin Laden.
En esa entrevista, señala que le envió una carta a Musharraf diciéndole que había recibido información de que podía ser atacada por un pistolero, un afgano o por un hijo de Bin Laden llamado Hamsa, o por el talibán de Pakistán o un grupo de Karachi.
Frost le pregunta entonces si alguna de las personas que ha nombrado “eran miembros o socios del gobierno” y ella responde que sí, que uno es “una figura clave de seguridad” y que también tiene negocios con Omar Sheikh, “el hombre que asesinó a Osama bin Laden”.
Curiosamente, y como se destaca en los sitios que han reproducido la entrevista, Frost no le pregunta sobre su afirmación relativa a Bin Laden.
Por ese motivo es que en distintas notas informativas se hace hincapié en que el atentado en el que finalmente murió Benazir Bhutto ocurrió semanas después.
Sobre Omar Sheikh se ha dicho que nació en el Reino Unido en 1973, pertenecía al M16, servicio de inteligencia inglés, y que habría sido el encargado de transferir 100 mil dólares a Mohammed Atta, señalado como jefe del grupo que protagonizó los hechos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En algunos sitios se indica que Sheikh habría seguido las instrucciones del entonces director de la Agencia Central de Inteligencia y del jefe de inteligencia pakistaní.
También se le involucra en la muerte del periodista Daniel Pearl, del Wall Street Journal, quien habría descubierto, entre otras cosas, que Bin Laden “había sido asesinado”. Además, a Musharraf se le atribuye haber dicho en 2002 que Bin Laden había muerto por un problema de salud, porque no había podido recibir tratamiento de diálisis para sus riñones.
Como se puede apreciar, hay demasiada información que cuestiona la versión estadunidense.
La decisión de Washington de lanzar al mar los restos de quien supuestamente era Bin Laden, aparte de ser cuestionada por los musulmanes, sólo contribuye a generar más dudas.
También hay informaciones que contradicen lo que se había afirmado después del asalto a la casa de Abbottabad.
Así, por ejemplo, en la supuesta “mansión” de 1 millón de dólares en la que se dijo vivía Bin Laden, lo primero que se destacó fue que no había línea de teléfono ni televisión ni internet.
Sin embargo, ahora resulta que hay videos que muestran a un individuo que, de espaldas, observa un video en el que aparece un Bin Laden más joven, individuo que supuestamente se pondrá después una barba sin canas para grabar algún mensaje.
Esto aumenta las conjeturas: si ése no es Bin Laden se explicaría por qué no se mostraron las fotos del hombre al que mataron los infantes de Marina. ¿Serán sus restos los que se tiraron al mar?
Son muchas las interrogantes. Hay quien señala que el muerto puede ser el padre de la niña que dijo que lo capturaron vivo, pero no Bin Laden.
Mientras, aumenta la controversia por lo que ya abiertamente se llama “asesinato” del saudita y se plantea que “los terroristas también tienen derechos”.
Pero, como no podía ser de otra manera, ya salió un videojuego donde el objetivo es matar a Bin Laden.
*Periodista
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