Buenos Aires, Argentina. Como era de prever, en Argentina el principal rebote político y periodístico de los Papeles de Panamá fue lo relacionado con Mauricio Macri. Su rol en empresas offshore sigue siendo cuestionado. El affaire es una cloaca destapada a nivel mundial.
Emilio Marín*/Prensa Latina
Tal explicación –convenció a Marcos Peña, Laura Alonso y Elisa Carrió, también a Daniel Scioli, nobleza obliga– no fue suficiente para un amplio espectro, que hubiera querido que el aludido se presentara en Diputados. El pedido fue rechazado por el oficialismo por 131 votos contra 89 de la oposición.
El pelotazo impulsado el domingo 3 de abril por 100 diarios en simultáneo a nivel internacional fue un golazo en contra para Macri, quien presumía de transparencia y comunicación directas, supuestamente diferentes del secretismo que imputaba a Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué mejor ocasión que ésta para una conferencia de prensa y contestar todos los interrogantes?
Se puede suponer que la estrategia del oficialismo fue otra: promover el escándalo mediático acerca de la detención del empresario K Lázaro Báez, preso cuando iba a comparecer ante el juez Sebastián Casanello.
Es verdad que un escándalo tapa a otro. Sin embargo no le resultará fácil al presidente salir indemne de estas sospechas, en parte porque la documentación es tan voluminosa, con 11 millones de documentos, que los medios seguirán repiqueteando un cierto tiempo. Eso rozará una y otra vez al hombre del PRO.
Además, nuevas investigaciones descubrieron más conexiones del jefe de Estado con empresas offshore. No estaba solo Treg Trading sino Kagemusha, que sigue activa. Y hay otras siete sociedades descubiertas en Panamá, a nombre de su padre Franco y de su hermano Gianfranco.
Marina Walker Guevara, la vicedirectora del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), con sede en Washington, que organizó el trabajo global publicado el3 de abril, le dijo a Paula Lugones, de Clarín, que “Macri no respondió por qué su familia eligió abrir una sociedad en Bahamas si era para hacer una inversión en Brasil”.
Abundó: “Estamos en un momento en el que no alcanza decir ‘yo no hice nada’ con la empresa o ‘no tenía activos’ sino que personas con responsabilidades públicas tienen que pensarlo 10 veces antes que ir a nadar en las aguas turbias en los paraísos fiscales que es por donde pasa la mayor criminalidad y todos los actos de corrupción del mundo”.
Si eso lo hubiera declarado Horacio Verbitsky o publicado Tiempo Argentino, el macrismo habría dicho que era “un relato del periodismo militante”.
Si la vicedirectora del ICIJ fue dura con los paraísos fiscales, más a fondo fue el brasileño Emir Sader en Página/12. El político ligado al PT de Brasil y al hoy cuasi desaparecido Foro de San Pablo, escribió:
“Los llamados paraísos fiscales son verdaderos prostíbulos del capitalismo. En esos territorios se practica todo tipo de actividad económica que sería ilegal en otros países, captando y limpiando sumas millonarias de recursos, como los provenientes del comercio de armamentos, del narcotráfico y de otras actividades ilegales en otros países. Sirve asimismo para hacer circular capitales sin pagar los impuestos que se pagarían en sus países de origen”.
La definición es políticamente acertada, con la obvia aclaración de que los presidentes de esos lugares, como Juan Carlos Varela de Panamá, no son iguales a las explotadas trabajadoras sexuales de los prostíbulos. Son algo cualitativamente peor: políticos a sueldo de esas firmas, en negro o en blanco.
El otro matiz es que quienes frecuentan como clientes los prostíbulos, si bien no deben ser justificados pues sin ellos sería poco factible la existencia de la prostitución, son más rescatables que los empresarios que acuden a hacer negocios non sanctos a Panamá, Bermudas, islas Vírgenes, Gran Caimán y otros prostíbulos del capitalismo internacional.
No vaya a creerse que esa lacra de instituciones existe solamente en el Tercer Mundo, como el bufete panameño. No, las facilidades para ese negocio de evasión impositiva y lavado de activos también se dan en estados norteamericanos como Nevada y Delaware, en países europeos como Suiza y Luxemburgo.
Hernán Arbizu, ex vicepresidente del JP Morgan para Latinoamérica y denunciante de causa de fuga de divisas y lavado de dinero, declaró que las cuentas pueden estar en esos paraísos pero el dinero está depositado en bancos de reputación internacional en Suiza, países europeos y EE UU.
El presidente estadunidense, ante las revelaciones periodísticas, manifestó que el problema de la evasión fiscal sigue siendo grave a nivel mundial y luchar contra eso es una prioridad de su administración. No se nota, porque Nevada y Delaware pertenecen a Estados Unidos y no a la desaparecida Unión Soviética, sin que los negocios turbios allí hayan cesado en los casi ocho años que lleva en la Casa Blanca.
En muchos casos son bancos estadounidenses los que reciclan el dinero sucio, como el Citi, Merril Lynch, JP Morgan, y lavan sus culpas con alguna que otra multa.
La ausencia en los Papeles de Panamá de políticos estadunidenses, empresas y bancos de esa nacionalidad llama la atención. No hay nada sobre negocios turbios del imperio, antro fundamental de la corrupción capitalista, ni sobre Alemania ni Japón.
En cambio, sí se hizo trascender profusa información contra Vladimir Putin y autoridades chinas, aunque no pudieron ser acusadas directamente como Macri de tener a su nombre firmas o cuentas sospechosas. Al líder ruso lo apuntaron por tres empresarios, del mismo modo trataron de ensuciar al presidente sirio porque algún sobrino estaba en las nóminas.
Sin poner en tela de juicio la información revelada mundialmente, se debe señalar, en base a esas ausencias, que las filtraciones fueron sesgadas políticamente. Esto puede ser a causa de que la fuente seleccionó qué entregar y qué no al periódico Süddeutsche Zeitung, y no porque hubiera un interés político equis del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
Otro que sale limpito de la denuncia es Israel, donde los negociados financieros poco escrupulosos tienen mucha cabida. Julio Sevares citaba una publicación de Clarín en 2000: “en Israel, el jefe del departamento de Investigaciones del Ministerio de Policía declaró recientemente ‘hoy tenemos un maravilloso país para el lavado de dinero’.
“Estimó que el lavado de dinero en Israel incluye el juego, el fraude y el robo de propiedades y asciende a miles de millones de dólares”. ¿Raro, no, que estas plazas del dinero sucio no merezcan ninguna mención?
Aquellas gruesas omisiones tratan de ser llenadas con noticias “de color” porque sirven para vender más, como poner en la picota a Lionel Messi y su padre. También al actual presidente de la FIFA y ex titular de la europea UEFA, Gianni Infantino.
Contratos confiscados por la policía confirmarían que Infantino firmó en 2006 y 2007 contratos de televisación con la sociedad offshore Cros Trading, de los argentinos Hugo y Mariano Jinkis, hoy detenidos por el FIFA-gate. Los firmó a un precio bajo y esos empresarios los revendieron con enorme diferencia a su favor, por lo que se supone que allí hubo “retornos”.
Acusar a gente del deporte y las entidades internacionales del futbol también puede ser una pista sobre de dónde provino la filtración o hackeo del bufete panameño. El FIFA-gate tuvo su origen en la justicia estadunidense, con la fiscal general Loretta Lynch ordenando a fines de mayo de 2015 las primeras siete detenciones de los directivos de la entidad, en un proceso que un tiempo después terminó con el reinado de Joseph Blatter.
Las malas lenguas aseguraban que en esa investigación, justificada por cierto, había habido un interés especial de Washington y Londres. Ambas habían sido derrotadas en la elección de las sedes de los campeonatos mundiales de futbol en Rusia (2018) y Catar (2022).
Así fue como llegó Infantino al lugar del suizo Blatter. Este cronista no estaba ilusionado con el enroque de personajes. Escribió en La Arena (4 de junio de 2015): “no es mera cuestión de nombres. Hussein, Platini, Figo y cualquier otro presidenciable, cuando en seis meses se haga el congreso extraordinario, pueden ser mejores, regulares o peores que el suizo. Pero si no se cambian las bases mercantilistas y corruptas de un futbol sponsorizado por ejecutivos, bancos y multinacionales, el delito seguirá ganando por goleada y cobrando en dólares o euros”.
El mismo criterio emplea para valorar los Panamá Papers. Bienvenidas las denuncias y ojalá la justicia argentina investigue. Como el capitalismo parasitario domina el mundo, pueden mudar algunos paraísos fiscales y poner algún nuevo impuesto, pero billones de dólares seguirán en esa ruta que nada tiene que ver con la humanidad.
Y que no se diga que todos los políticos son corruptos. A Fidel y Raúl Castro no le encontraron ninguna offshore y eso que viven en el Caribe…
Emilio Marín*/Prensa Latina
*Periodista y comentarista argentino, colaborador de Prensa Latina
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]
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