Naciones Unidas. Fatmah es una niña egipcia de 13 años que aparece ahora como uno de los rostros de la campaña del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU) contra la mutilación genital.
Fatmah se considera a sí misma una niña con suerte: un día le preguntaron en la escuela sobre la ablación y ella recurrió a su madre porque no sabía mucho del tema.
“Mi mamá me explicó que esa era una práctica terrible, que acaba con la salud de las mujeres y por eso decidió no ponerme en ese riesgo”, cuenta en un video que recorre el mundo para crear conciencia sobre este problema.
La etíope Sofía Hussen, de 18 años, no corrió con tanta suerte. Ella sí sabe del sufrimiento que causa una mutilación genital y de los abusos del matrimonio infantil.
Sofía forma parte de un grupo de niñas adolescentes que reciben apoyo del FPNU y toma como referencia su propia historia para llamar la atención sobre esa práctica y la necesidad de ponerle fin cuanto antes. “Soy un ejemplo viviente”, dice.
Para Latifatou Compaoré, de 14 años, la mutilación genital femenina es una “práctica atroz”. “Mi mamá fue sometida a la ablación cuando era una niña en Burkina Faso, y cuando tuvo hijas se comprometió a que jamás permitiría que pasaran por el mismo dolor”, cuenta en un video de la campaña del FPNU.
Con su potente y armoniosa voz, Latty ha grabado varias canciones que se oponen a la mutilación: “Esta es una causa que defenderé a lo largo de mi vida”.
Aunque cada vez más mujeres se resisten a continuar con esa nociva tradición, todavía son insuficientes los esfuerzos a nivel global.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en casi todos los países donde recogen datos al respecto, la mayoría de las personas piensan que la mutilación genital femenina debería terminar.
Los orígenes de esta práctica son bastante imprecisos, en algunos lugares de África se realiza como una especie de ritual de iniciación a la edad adulta.
También responde a modelos culturales machistas que ven lo femenino como impuro y dañino, según coinciden expertos.
Otros asocian la ablación con algún culto o norma religiosa, pero ningún credo respalda tales acciones y la mutilación es común en países con mayorías cristianas, judías, musulmanas o animistas.
Aún en la actualidad, el temor al rechazo en ciertas comunidades y la búsqueda de aceptación social permiten que siga vigente esta inhumana práctica que tanto daño ocasiona a la salud.
Más de 200 millones de niñas y mujeres en todo el mundo cargan con la huella y el dolor de haber sufrido alguna forma de mutilación genital, lo cual transforma su vida para siempre.
Por generaciones, ese procedimiento tradicional empuja a las mujeres a un cúmulo de aflicciones y grandes riesgos, incluida la muerte, según alertó Naciones Unidas al conmemorarse el 6 de febrero pasado el Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina.
Esta práctica sumamente peligrosa constituye una forma extrema de discriminación contra las mujeres y las niñas, viola su derecho a la salud, a la seguridad, a no sufrir tratos crueles, inhumanos o degradantes, y les impide decidir sobre su propia integridad corporal y sexualidad.
La mutilación genital, que generalmente se realiza en niñas y jóvenes, puede causar sangrado severo y graves problemas como quistes, infecciones, infertilidad y complicaciones en el parto, así como un aumento en el riesgo de muertes de recién nacidos.
También produce hemorragias severas, trastornos urinarios, y lesiones de órganos y estructuras anatómicas de la zona como la uretra, la vagina, el perineo o el recto. Incluso, en algunos casos han ocurrido fracturas.
Los procedimientos, que no aportan ningún beneficio a la salud, en la mayoría de las ocasiones se practican en la infancia: las de 14 años o menos representan 44 millones de quienes han sido lesionadas, con la mayor cantidad en Gambia, Mauritania e Indonesia, indican estadísticas de la ONU.
Somalia, Guinea y Djibouti encabezan la lista de los países que tienen mayor prevalencia en adolescentes de más de 15 años hasta mujeres de 49. De hecho, en 30 naciones de África, Medio Oriente y Asia se reporta el nocivo procedimiento con alarmante frecuencia.
En el Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió sobre las terribles laceraciones que ello genera y pidió acabar con ese problema lo antes posible.
“Con la dignidad, la salud y el bienestar de millones de niñas en juego, no hay tiempo que perder. Juntos podemos y debemos terminar con esta práctica dañina.”
Guterres demandó mayores esfuerzos para acabar con la mutilación genital femenina, “una grave violación de los derechos humanos de millones de mujeres y niñas”.
Si bien se lograron ciertos avances, hace falta mayor participación política para evitar que 68 millones de niñas sean sometidas a esos procederes para 2030, recalcó.
Casi 70 millones de niñas en el mundo se enfrentarán a la mutilación genital femenina de 2015 a 2030, lo cual representaría un alarmante incremento, pronosticó el FPNU.
De acuerdo con una investigación de esa agencia, se estima que la cifra actual de 3.9 millones de niñas mutiladas cada año aumentará a 4.6 millones para 2030, a menos que se aúnen enseguida esfuerzos masivos para evitarlo.
A juicio de la directora ejecutiva del FPNU, Natalia Kanem, los nuevos indicadores “muestran lo lejos que estamos de poner fin a la mutilación genital femenina”.
Ibis Frade/Prensa Latina
[OPINIÓN]
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