Desde que era candidato, Barack Hussein Obama despertó ilusiones, tanto porque concluía la nefasta administración de George Bush, que llevó a Estados Unidos a guerras cruentas y a la debacle económica mayor en cerca de 80 años, como por su manera de comunicarse –verbalmente y por internet– y la forma de encarar los problemas a los que se va enfrentar.
En su discurso de toma de posesión, Barack destacó la necesidad de darle la mano incluso a los adversarios, siempre y cuando ellos aceptaran el reto, y a entender que la crisis será larga y complicada.
La respuesta ha sido positiva. Dos millones de personas en Washington cantando y bailando, la cifra más importante en toda la historia. Un nivel de aceptación de 79 por ciento en el vecino del norte y de 73 por ciento en México, y un diálogo muy importante con los jóvenes a través de los nuevos instrumentos tecnológicos (la red, el teléfono celular, etcétera). En dicho sector, el que puede ser más activo en la nueva economía, 66 por ciento votó por el hawaiano.
Frente a ese panorama optimista, los mercados en Estados Unidos y en las principales bolsas del mundo cayeron en buena proporción, algo que parece inexplicable. En realidad es la reacción de los llamados factores reales de poder ante las supervisiones gubernamentales. Empero, muchos de ellos fueron quienes aportaron, económicamente, a la campaña de Barack, como bien anota Raúl López Parra en la Revista mexicana de comunicación (número 114, página 45).
Pero ya sabemos que los hombres del dinero, los medios y los capitanes de empresa le apuestan a Dios y al Diablo con tal de obtener beneficios ulteriores a sus contribuciones (en México tenemos a Carlos Slim como ejemplo).
Los desafíos que tiene enfrente el exsenador son inmensos. Ninguno que se pueda resolver de forma rápida e inmediata. Afortunadamente, lejos de ocultarlos los aireó y ha pedido el apoyo de todos para salir adelante. Una de sus estrategias es llamar a evitar los abusos de quienes llevaron al crack a diversas instituciones financieras e hipotecarias.
Otro asunto que ha puesto como prioritario es la libertad para todos. Además, le dará prioridad, en serio, al derecho a la información.
En el panorama se abre una luz de esperanza con alguien que ha dicho que hablará de frente, no engañará y posibilitará que diversos grupos se incorporen a su equipo de mando y en las soluciones.
Todo ello es importante para México en el presente y futuro. No sólo porque realizamos el 80 por ciento de nuestras transacciones comerciales con Estados Unidos, también porque hay problemas importantes que resolver conjunta y respetuosamente: migración, narcotráfico, relaciones con América Latina –nuestro país debe servir de puente con Cuba y Venezuela–, y la posibilidad de adiciones al Tratado del Libre Comercio, donde la mano de obra y el respeto a los derechos humanos sean prioritarios.
Desgraciadamente, las cosas no pintan bien por acá. Los funcionarios, lejos de encarar la crisis, insisten que es un asunto pasajero y manejable a pesar de que los efectos ya los sentimos.
En los días recientes se han producido ataques a la libertad de información sin que la administración federal diga nada al respecto. Amén que la mayoría de los medios de información impresa callan o minimizan los hechos.
Entre los asuntos que importa destacar están la sentencia judicial en contra de Alfredo Rivera, por su libro La sosa nostra, donde se hace una radiografía de un grupo de poder hidalguense que maneja una familia con tal apellido; la campaña en contra del periodista Alfredo Jalife Rahme; la detención arbitraria, a todas luces, de Miguel Badillo, director de Contralínea, por acusaciones del Grupo Zeta, que maneja el 72 por ciento del gas doméstico en el país; la orden de detención, por ese mismo caso, a la compañera Ana Lilia Pérez, que la llevó a ocultarse; la demanda de Oceanografía, un consorcio ligado a los hermanos Bribiesca Sahagún, contra los dos anteriores periodistas, más Nancy Flores y este tecleador (ambas empresas con negocios en Petróleos Mexicanos). Y el todavía no aclarado atentado contra Televisa Monterrey.
Obama, que viene de una lucha muy añeja en la cual Rosa Parks, Martin Luther King, Eldridge Cleaver, Stokely Carmichael y Miriam Makeba están, cada uno a su manera, en la misma ruta, logró vencer las barreras del odio, el menosprecio y hasta la burla. En México la situación es complicada, pero mientras luchemos por nuevas avenidas y defendamos la libertad de expresión, las posibilidades del cambio estarán presentes.
jamelendez44@gmail.com
https://youtu.be/38o7wwVi0dE
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