- El expediente de Amado Yáñez
- Declara el “cajero” de Banamex
- Nuevos implicados en el fraude
En el expediente judicial en contra del empresario corrupto Amado Yáñez, propietario de la empresa Oceanografía, la Procuraduría General de la República (PGR), con apoyo de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y del Centro de Investigación y de Seguridad Nacional (Cisen), se investiga a los empleados bancarios de Banamex-Citibank, incluido su director general Javier Arrigunaga, por considerar que hay más implicados de esa institución crediticia en el fraude por alrededor de 400 millones de dólares con el uso de facturas apócrifas de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex).
La semana pasada el área de prensa de Banamex-Citibank afirmó que había concluido la investigación del fraude y que 11 empleados de menor rango eran los únicos responsables, por lo que habían sido despedidos, con el propósito de que la prensa se crea ese cuento de que la investigación ya concluyó y que no hay más responsables, pero el gobierno federal opina otra cosa y funcionarios involucrados en el proceso aseguran que ese banco acostumbrado a esas prácticas corruptas sigue bajo investigación y todo apunta al mismo director general en México, mientras que las investigaciones en Estados Unidos también exigen castigar al banco.
El caso se explica en la averiguación previa bajo el número de expediente FECORO-I-547/25014, abierto en el estado de Tabasco, en donde aparece uno de los empleados considerado entre los principales operadores del fraude por 400 millones de dólares y que para sorpresa de todos fue liberado bajo fianza y ahora se encuentra prófugo.
Se trata de Erick Cervantes Murillo, el supuesto “cajero” que según el expediente judicial robó pruebas de las oficinas de Banamex en Tabasco que incriminan a Oceanografía y que la vinculan estrechamente con Citibank. Erik no es un eslabón cualquiera en los negocios fraudulentos que concretó el corrupto Amado Yáñez gracias a los contratos y sobornos que hacía con funcionaros de Pemex que ahora dirige Emilio Lozoya Austin.
Cervantes tampoco es un simple cajero y declaró que no robó los documentos que, según la averiguación previa, sustrajo de las oficinas administrativas de la filial de Citibank en Tabasco. Así lo declaró ante autoridades de la Procuraduría de Justicia de ese estado, las cuales lo sorprendieron con un CD en el que el circuito cerrado de cámaras del banco lo habían grabado en las múltiples visitas que Erik hizo a las instalaciones de la institución crediticia para retirar expedientes, facturas y documentos de su relación de negocios – vía operaciones de factoraje – con Oceanografía.
Lo que los investigadores policiales creen es que este empleado bancario de nombre Erik Cervantes fue enviado por un alto funcionario de Banamex-Citibank para destruir las evidencias, pero mientras siga prófugo será difícil saber si esto es cierto y de que empleado bancario de máximo nivel se trata.
Hoy, Cervantes está libre a pesar de la acusaciones del apoderado legal de Banamex en la región. Su declaración ante el Ministerio Público constituye, no obstante, una verdadera revelación del entramado de complicidades, sobornos y supuestos fraudes que habrían caracterizado la relación de negocios entre Oceanografía y Citibank.
En sus declaraciones ministeriales dice Erik Cervantes: “Soy el número uno en ventas en toda el área de Trade (comercio internacional) a nivel nacional en Banca Corporativa. Yo no me he robado nada… desconozco porque se me pretende involucrar en un delito que yo no he cometido y mucho menos que esté en mi ánimo apoderarme de algún objeto o documento propiedad del banco”.
Sólo bastaron unos días para que el apoderado legal de Banamex (Héctor Aragón López) no aportara pruebas para documentar las acusaciones contra Erick Cervantes Murillo y la titular del Juzgado Sexto Penal de Primera Instancia del Primer Distrito Judicial de Villahermosa, Tabasco, dictó rápidamente un auto de libertad por falta de elementos, según argumentó, para procesar a Cervantes por el delito de robo calificado.
¿Qué sabe Erik Cervantes – hoy desaparecido – que logró total impunidad en este caso? Si aún está prófugo, como creen las autoridades, su vida peligra, pues es un eslabón importante en la investigación por 400 millones de dólares y seguramente eso tiene nerviosos a los altos ejecutivos de Banamex-Citibank tanto de México como de Estados Unidos. De tal manera que aún cuando la oficina de prensa de ese banco mande a los medios boletines en donde afirma que la investigación ya concluyó y sólo 11 empleados de menor rango son los únicos responsables, la verdad es que esto apenas empieza y que el gobierno federal tiene interés en conocer el fondo del problema.
Antes de desaparecer de la escena pública, Erick Cervantes también reveló que Banamex – dados sus resultados – le “tenía asignada una tarjeta corporativa a mi nombre, con la cual pago en todos los lugares que visito, es decir, en los estados que visito, en donde pago hoteles, comida…”. Según su declaración no era un simple cajero, como dice Banamex, se trata de un ejecutivo con credenciales para delinquir.
La historia de una complicidad
Desde hace más de una década los turbios negocios de Oceanografía que permitieron a su dueño Amado Yáñez enriquecerse brutalmente, así como el tráfico de influencias que utilizó para convertirse en el principal proveedor de Pemex, fueron ampliamente difundidos en esta columna y en la revista Contralínea, lo que provocó que Yáñez y sus abogados cómplices demandaran a la revista y a los reporteros involucrados, cuyo juicio nunca concluyó.
El 11 de febrero de este año la Secretaría de la Función Pública reveló la inhabilitación de la empresa de Amado Yáñez por la falsificación de documentos que le permitieron cobrar más de 400 millones de dólares en operaciones de factoraje a través de Banamex. Antes de esto, Contralínea publicó cómo Yáñez había defraudado a Bancomext y a Banco Interacciones, propiedad de la familia Hank, lo cual no importó al director general de Banamex para darle créditos sin límite a su amigo Amado Yáñez, porque este era recomendado del expresidentes Felipe Calderón y del sobrino de Francisco Gil Díaz.
Así, Banamex, filial del gigante financiero CITIBANK, que preside ya con muchos problemas Javier Arrigunaga – ex abogado del Fobaproa en el Banco de México –, no tuvo otro remedio que aceptar que sus operaciones registraban una minusvalía por los negocios que había realizado con la intermediaria de servicios navieros.
La acusación de fraude contra Oceanografía y Amado Yáñez por parte de Banamex se dio a conocer el 27 de febrero y apenas unos días antes (el 20 de febrero) el exgerente divisional de Ventas de Servicios y Transacciones de Banamex en Tabasco, Erik Cervantes, intentó extraer documentos de una sucursal en ese estado, en donde se avalaban transacciones por más de 7 mil millones de pesos.
Empleado matriculado en Banamex desde el 15 de abril de 2011, Erik Cervantes era el responsable – como gestor comercial en ventas – de verificar la información de sus clientes en financiamientos a través de factoraje y enviarla después a las áreas responsables de Banamex.
Cervantes era empleado de Banamex bajo un contrato individual de trabajo por tiempo indeterminado y, según su expediente laboral, provenía del estado de Quintana Roo, tiene 35 años y es casado. Ahora sabemos que era la estrella de Banamex, que cobraba grandes comisiones y que tenía acceso al mismo director general del banco Javier Arrigunaga.
En la averiguación previa se indica que Cervantes sólo fue acusado de robo por los abogados y apoderados de Banamex en el caso, José Alberto Castillo Suárez y Héctor Aragón López. Pero el robo de documentos afectó las investigaciones sólo momentáneamente, porque gran parte de los papeles fueron encontrados en la cajuela de su vehículo.
Este empleado bancario se encuentra libre porque no se presentaron más cargos en su contra, a pesar de que el robo se confirmó con toda flagrancia y que este empleado es ahora pieza clave en la operación fraudulenta que, por supuesto, no pudo haber realizado sólo.
Prueba de ello es el propio boletín de Banamex en el que se confirma el despido de 11 directivos que habrían participado en el fraude derivado de créditos por más de 400 millones de dólares.
Entre los empleados despedidos se encuentra Federico Solórzano Arrache, director ejecutivo de Administración de Riesgo y Crédito Corporativo; Alfonso Ortega Brehm, jefe de la Unidad de Servicios de Transacción Global y también miembro del Consejo de Administración de la Arrendadora Banamex; Emilio Granja, director de la Unidad de Energía y Químicos; así como un empleado que reportaba a Ortega Brehm, Sergio Torres.
Aunque Banamex afirma haber sancionado a funcionarios menores, lo cierto es que esa institución financiera bajo control de Citibank siempre ha operado con clientes y cuentas calientes, es decir, de dudosa procedencia. Hay que recordar que fue esa institución estadunidense la que movió el dinero sucio de Raúl Salinas de Gortari. Ahora nos preguntamos porqué el Banco no sancionó a Erik Cervantes y las investigaciones internas no lo incluyen.
La averiguación previa contra Erik Cervantes Murillo, quien trabajaba como gestor comercial en ventas, se inició por el delito de robo calificado por aprovechamiento de relación de trabajo, de servicio de hospitalidad, en agravio de Banamex. Fue la Fiscalía Especializada para el Combate al Robo de Vehículos a Casa Habitación y Comercio de la Procuraduría de Justicia del estado de Tabasco la que se hizo cargo del proceso que se inició el 23 de febrero.
En el legajo del caso, se aportan como pruebas del “robo” de los documentos del caso Oceanografía por parte de Cervantes, las grabaciones cuadro a cuadro de las cámaras exteriores e interiores del circuito cerrado de la sucursal de Banamex en Tabasco, ubicadas entre las calles Madero y 27 de febrero, esquina con Reforma, en el centro de la capital de ese estado.
En esas imágenes se documenta el ingreso de Erick Cervantes a la sucursal desde las 3:51 horas, utilizando la llaves del también Centro Hipotecario Banamex en la región. A Cervantes le bastó un minuto para atravesar un pequeño corredor y regresar con un abultado paquete de documentos bajo el brazo. A las 3:59, el gestor de negocios del banco abandona la sucursal siendo captado en todo momento por la cámaras. Sin embargo, la operación no se realizó en una sola ocasión. Cervantes repitió los mismos movimientos a las 4:05 de la tarde; a las 4:16 y a las 4:22. Finalmente, a las 4:24 abandona la oficina de Banamex y ya no regresa por más documentos.
Cervantes estuvo detenido – en calidad de presentado- para después salir liberado tras el pago de una fianza. Las autoridades le aseguraron un dispositivo de almacenamiento de datos magnético en formato CD-R con capacidad de 700 Mega Bytes. En ese CD se habrían encontrado precisamente las imágenes grabadas por las cámaras del circuito cerrado en el que se demuestra su culpabilidad en el robo de la documentación de las oficinas de Banamex.
A Cervantes, agentes de la policía de investigación del estado de Tabasco lo detuvieron el 21 de febrero en la Plaza Comercial San Luis en Villa Hermosa.
Las negociaciones de Amado Yáñez
El presidente de la naviera Oceanografía, Amado Yáñez Osuna, habría sido consignado a un penal del Distrito Federal el pasado domingo, tras la consignación que hizo el Ministerio Público de su expediente y la posterior orden de aprehensión que determinó un juez, por su supuesta responsabilidad en el delito de fraude bancario.
Por este mismo caso, en la Procuraduría General de la República (PGR) preparan más acusaciones penales en contra de su socio Martín Díaz Álvarez, primo del exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz, así como contra 11 ejecutivos de Banamex, institución contra la cual se cometió el fraude por 400 millones de dólares.
Según fuentes cercanas al empresario, Amado Yáñez habría sido trasladado en total sigilo el pasado 11 de mayo desde su casa de Acapulco, Guerrero –en donde permanecía bajo arraigo–, a un reclusorio en la Ciudad de México, para realizar las diligencias preparatorias y que un juez federal gire la orden de aprehensión sólo por el delito de fraude bancario.
Así, como estrategia, la PGR habría dejado pendientes las otras acusaciones que pesan por fraude fiscal, al Instituto Mexicano Servicio Social y al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores. Además, estaría descartando la acusación de lavado de dinero bajo el argumento de que la gran mayoría de los recursos con los que operaba Oceanografía provenían de Pemex.
No obstante, las investigaciones ministeriales involucrarían también a la esposa y a los hijos del empresario. Sobre este punto, la PGR mantiene discreción para determinar si procederá o no en contra de estos familiares que Amado Yáñez involucró en los delitos cometidos.
La discrecionalidad con la que se habría trasladado a Amado Yáñez Osuna a una prisión del Distrito Federal el pasado 11 de mayo sería parte de las canonjías a las que accedió la autoridad, tras un largo proceso de negociación que encabezó la defensa del empresario, ahora en bancarrota, durante su arraigo.
Fuentes cercanas al caso explican que el principal accionista de Oceanografía negoció que no se difundieran fotografías de su traslado e ingreso al reclusorio; que no se le exhibiera ante los medios de comunicación, y que no se hicieran públicos los datos de la diligencia que se llevó a cabo una vez que llegó al reclusorio. Y fue hasta el pasado domingo cuando le fueron retirados sus tres teléfonos celulares.
Las fuentes consultadas también indican que, mientras en México se daría carpetazo a la línea de investigación por lavado de dinero, en Estados Unidos ésta se fortalece. Ello, gracias a la colaboración de la exsecretaria particular de Yáñez Osuna, quien en un primer momento enfrentó acusaciones por ese ilícito pero –ante la ausencia de ayuda del empresario mexicano– empezó a negociar un trato favorable a cambio de información privilegiada de su exjefe.
Así, actualmente ha sido incorporada al programa de testigos y brinda datos precisos a las autoridades estadunidenses de toda la trama de corrupción, tráfico de influencias, sobornos, cohecho y demás delitos en los que supuestamente habrían incurrido Oceanografía y sus socios.
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