El pasado domingo 5 de mayo se llevaron a cabo los comicios presidenciales en Panamá, por sexta ocasión consecutiva luego de la restitución democrática en 1989. Los 2 millones 757 mil 823 panameños habilitados para votar debían decidir, además, quiénes serían los 81 alcaldes, 71 diputados a la Asamblea Nacional, 679 representantes de corregimiento, 9 concejales y 20 diputados del Parlacen (Parlamento Centroamericano) que los representarían en el periodo 2019-2024.
Finalmente, la Presidencia será ocupada por el empresario ganadero Laurentino Cortizo, Nito, por el Partido Revolucionario Democrático (PRD), el cual acordó con el partido Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena) para conformar la alianza Uniendo Fuerzas. Con el 95.08 por ciento de las mesas escrutadas, el mismo se impuso con el 33.18 por ciento de los votos válidos por sobre el 31.04 por ciento de Rómulo Roux, por Cambio Democrático (CD), el margen más estrecho desde 1994. De esta forma, el PRD quebró su “maldición” de los años terminados en “9” –había salido segundo en las elecciones de 1989, 1999 y 2009– para volver a ser gobierno tras 10 años fuera del poder.
Lejos de lo que se preveía, la elección estuvo marcada por una inesperada paridad, impensada especialmente si tenemos en cuenta el abultado triunfo del PRD que vaticinaban algunas encuestas. Tras varias horas de incertidumbre, por la proximidad que reflejaba el sistema de Transmisión Extraoficial de Resultados (TER), entrando en la medianoche el Tribunal Electoral anunció la victoria de Cortizo. El resultado no fue reconocido por Roux, candidato del partido del expresidente Ricardo Martinelli, quien alegó supuestas irregularidades.
Si bien los resultados preliminares deberán ser ratificados en las próximas horas por la Junta Nacional Electoral, lo curioso del caso es que, dado el sistema electoral de mayoría simple, una diferencia mínima de 40 mil votos podría ser suficiente para consagrar presidente a un candidato que no obtuvo siquiera un tercio de los votos válidos.
En cuanto a la participación, no se alcanzaron los niveles esperados por las autoridades electorales [1]. Sin embargo, si bien la participación ha sido menor a la esperada, cabe destacar que no ha sido especialmente baja, superando una vez más el 70 por ciento y ubicándose apenas por debajo de los niveles registrados en los cinco comicios anteriores.
Los resultados, además, confirmaron la buena elección del candidato independiente Ricardo Lombana, el cual fue creciendo con el correr de la campaña y terminó arañando el 20 por ciento de los votos, quedando en una posición expectante de cara al futuro. Su contracara fue el oficialista José Isabel Blandón, del Partido Panameñista (Pan), quien pese a todas las ventajas que ser gobierno implica a la hora de encarar una campaña, debió cargar con la altísima impopularidad del actual presidente, Juan Carlos Varela, obteniendo casi la mitad de los votos que el mencionado candidato independiente.
Por tercera ocasión en los últimos 25 años el Pan no fue capaz de retener la Presidencia de Panamá, lo cual no sorprende teniendo en cuenta que, desde el retorno a la democracia, los panameños nunca le han dado a un partido dos mandatos consecutivos en el cargo. Sin embargo, no deja de llamar la atención el magro resultado que lo ubicó en cuarto lugar, con tan sólo el 10.55 por ciento de los votos, el porcentaje más bajo que ha obtenido el partido que está en el gobierno desde 1994 a la fecha.
Mientras que las últimas encuestas de Cid-Gallup –para Metro Libre– y GAD3 –para La Prensa– no han estado muy erradas en los porcentajes asignados a Cortizo, sí han otorgado valores bastante inferiores a los finalmente conseguidos por Roux –7.04 y 8.94 puntos, respectivamente–.
Sin embargo, lo verdaderamente llamativo es el caso de Starmark –para La Estrella de Panamá–, firma que ha realizado cuatro encuestas durante marzo y abril en las cuales le asignó sistemáticamente entre el 44 y el 52.3 por ciento a Cortizo. ¿Cómo explicarán tamaña diferencia? ¿Podrán esbozar una explicación creíble frente a la sospecha de que ha sido un reiterado error intencionado?
Si bien la composición de la próxima Asamblea Nacional no está definida aún en un ciento por ciento, con algunos distritos que pueden cambiar de color cuando se contabilicen los votos que todavía no han sido escrutados, el PRD debe darse más que por satisfecho también en la elección para diputados. Consiguió mejorar su producción respecto a 2014 –pasaría de 26 a 33 miembros propios– y, junto al diputado obtenido por su aliado Molirena, se haría con 34 de los 71 diputados. Es decir que ha recibido, en estos comicios, mayor favor por parte de la población que en la elección presidencial, quedando muy cerca de conseguir la mayoría en el Parlamento.
En segundo lugar ha quedado Un Cambio para Despertar, bloque compuesto por la suma de las 20 curules de CD –un 20 por ciento menos que en 2014– junto al único diputado electo del Partido Alianza, totalizando 21 escaños. La tercera colocación será para Panamá Podemos con 10 diputados Panameñistas, quienes perderán seis miembros –siete si contamos que su aliado, el Partido Popular, no tendrá ya ninguna banca– y el cuarto lugar lo ocuparán los diputados independientes, los cuales ascienden de uno a seis.
El PRD ha sido el gran ganador de la jornada, habiéndose quedado con la Presidencia, la primer minoría en la Asamblea Nacional y recuperando, además, la más codiciada de las alcaldías –junto a Molirena: la Alcaldía de Panamá, que quedará en manos de José Luis Fábrega. Cambio Democrático, en cambio, no sólo se ha quedado a las puertas de obtener su segunda Presidencia, sino que además quedó segundo en la mencionada alcaldía y perdió fuerza parlamentaria.
Frente a un escrutinio tan parejo, con 2 puntos porcentuales de diferencia entre el primer y el segundo lugar –y más del 35 por ciento de los electores que no optaron por ninguno de ellos–, cabe preguntarse sobre los desafíos para gobernar que tendrá el próximo presidente, apoyado por sólo un tercio de los votantes. De momento, en Panamá tal y como cantaba Sammy Hagar para Over the Top, Winner Takes It All (el ganador se lo lleva todo).
Guillermo Javier González*/Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag)
*Sociólogo con orientación en diagnóstico social por la Universidad de Buenos Aires
[OPINIÓN] [ARTÍCULO]
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