Quizás no todos entendemos igual de tecnología, pero sí debemos entender que nuestra privacidad es algo que debemos proteger.
Es importante pensar en qué información tenemos en nuestros teléfonos y qué podría ponernos en riesgo de una u otra forma. Porque si algo nos acompaña casi permanentemente en nuestros días y noches es nuestro teléfono celular.
En él guardamos toda clase de información diaria: ha reemplazado un cuaderno, la agenda, el directorio, el álbum fotográfico y la cámara de video.
[bctt tweet=”La forma más barata de proteger tu #privacidad en tu teléfono es encriptarlo #Tecnología” username=”contralinea”]
Si bien es muy factible que si lo perdemos nuestra vida pueda continuar sin problemas, también es cierto que un teléfono que no está protegido y que no cuenta ni siquiera con un código básico para acceder a él, es como una caja fuerte abierta que muestra gran parte de tu vida.
En el mejor de los casos alguien encuentra el teléfono y se pone a explorar para ver si encuentra rastro de quién es el dueño o bien por la curiosidad que le podría llevar a conocer demasiado a la persona propietaria, en este caso tú.
Con un teléfono encriptado, podrán robarte el equipo, restaurarlo a estado de fábrica y hasta utilizarlo para ellos, pero no podrán acceder a tu directorio, a tus conversaciones y sobre todo no podrán leer tu memoria SD, lo que es importante porque para evitar saturar la memoria interna, regularmente todas las fotos que realiza el teléfono, pantallazos o archivos descargados se guardan en dicha memoria externa. Por eso es importante que se encripten ambos, el teléfono y también la memoria SD.
Así protegerás tu seguridad y tu única preocupación ante un caso de estos, será levantar un acta al Ministerio Público y reportarlo tranquilamente para que lo bloqueen. Pero no tendrás que preocuparte porque cualquiera vea, comparta o suba a internet fotos de niños, familiares, tu casa o fotografías íntimas.
Y esta precaución es más importante pues cada vez un mayor número personas adquiere un dispositivo móvil, lo que ha generado que sea el principal motivo de robo, aún más que los bolsos o las carteras que bien podrían no traer nada de valor. En cambio un teléfono aún vendiéndolo muy por debajo de su precio resulta muy redituable.
En julio de 2017 el gobierno de la Ciudad de México decomisó en el Eje Central 7 mil teléfonos celulares robados. Y las estadísticas indican que en agosto pasado se incrementó el robo de celulares en un 133 por ciento. Y la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad informó que en los 6 primeros meses del año se robaron 30 teléfonos al día, un incremento del 150 por ciento si lo comparamos con el mismo periodo del año anterior.
Nos hemos enterado que el FBI ha tenido problemas para acceder a los datos de criminales, el más reciente es el teléfono de Devin Kelley, quien asesinó a 26 personas en un templo de Texas. Anteriormente fue el caso del atacante en San Bernardino, Syed Rizwan Farook, cuyo teléfono causó una polémica porque el FBI exigía a Apple que diera acceso al teléfono. Otros casos similares han sonado y es recurrente escuchar que tenían encriptado su teléfono.
Para muchos esa relación les hace pensar que los criminales o en general alguien sospechoso es quien encripta su contenido porque tiene algo que ocultar. Piensan que no es algo que deba hacer la gente común. Eso es un grave error, se sigue la tendencia que las autoridades buscan de criminalizar la privacidad.
Y aunque nos venden la idea de que las grandes marcas nos facilitan la protección de nuestros datos, la verdad es que cuando vemos sus medidas de seguridad futuristas aplicadas en la vida real, más bien ponen en riesgo a los usuarios.
Antes te robaban el teléfono y salían corriendo. Ahora es cuestión de segundos para que traten de activar un Iphone con su reconocimiento facial y lo apunten a la cara del dueño para desbloquearlo. Antes ni siquiera era opción pensar algo así. Algunas empresas chinas ya están vendiendo máscaras para dormir y cubrir el rostro para evitar que alguien pueda desbloquear el teléfono mientras el propietario duerme. Soluciones fuera de la realidad que son hechas para sorprender pero no ofrecen mayor seguridad, que es lo que se necesita.
Gonzalo Monterrosa
[Sociedad Beta]
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