Roma, Italia. En una de las regiones más grandes de origen y destino de migrantes y refugiados, Medio Oriente y el Norte de África, 10 por ciento de las comunidades rurales están compuestas de personas desplazadas, mientras que 25 por ciento de los jóvenes del campo tienen previsto emigrar, lo que genera un problema complejo y muchas veces no reconocido.
Muchas personas desplazadas proceden de áreas rurales y ahora viven en comunidades de acogida también en zonas rurales, ya sea en sus países o fuera de ellos.
En los últimos años, los desplazamientos forzosos se volvieron un problema global de dimensiones sin precedentes por los conflictos, la violencia, la persecución y las violaciones de derechos humanos.
El número de personas desplazadas y refugiadas alcanzó la máxima histórica de 65 millones de personas, pero la atención mundial se concentró en Medio Oriente y el Norte de África, donde los conflictos y la violencia afectan especialmente a Irak, Siria, Yemen y otros países vecinos.
Pero se estima que sólo en esa región, el número de personas afectadas por esa situación ronda las 22 millones, lo que genera una presión mayor tanto en las áreas de acogida como en las que las expulsan.
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA, en inglés), entidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Roma, diseñó una respuesta innovadora para la crisis actual: Farms (acrónimo en inglés de fondo para refugiados, migrantes y desplazados forzosos en pro de la estabilidad rural), anunciada en la Reunión de Alto Nivel sobre Refugiados y Migrantes, realizada en septiembre de 2016 en la sede del foro mundial de Nueva York.
Farms se ocupará tanto de refugiados como de personas desplazadas de sus hogares por conflictos u otros motivos, explicó Jalida Bouzar, directora de la división de Medio Oriente, el Norte de África y Europa del FIDA, en diálogo con IPS.
Además, atenderá las necesidades de las comunidades de acogida a fin de reducir el estrés sobre los recursos naturales y sobre las oportunidades económicas. Y en las que expulsan personas, se crearán oportunidades para toda la comunidad.
En especial, Bouzar dijo que en las áreas receptoras se ofrecerá apoyo a las comunidades locales para que puedan hacer frente a la gran afluencia de personas desplazadas, ayudándolas a lograr una agricultura más productiva y sostenible. De esa forma, estas realizarán un aporte a las comunidades de acogida y estar más preparadas para retornar a sus hogares cuando la situación mejore.
Y en cuanto a las zonas que expulsan gente, se crearán oportunidades económicas para que las personas forzadas a partir tengan un incentivo para regresar, así como para que las que se quedaron puedan subsistir.
“Con Farms buscamos ofrecer dividendos en términos de paz y desarrollo a largo plazo. Es fundamental crear un ambiente saludable para generar oportunidades económicas y ofrecer la posibilidad de que las personas desplazadas regresen a sus comunidades”, explicó Bouzar.
Hasta ahora, se reunieron unos 20 millones de dólares para lanzar este mecanismo de financiamiento, que propone llegar a los 100 millones de dólares.
Los recursos de Farms se ofrecerán en forma de apoyo económico compartido a la actual cartera de FIDA de unos 1 mil 200 millones de dólares para la región, así como subsidios únicos o actividades y productos de comunicación para generar conciencia sobre estos asuntos.
Según Bouzar, Farms fortalecerá la resiliencia de las zonas de acogida frente al enorme flujo de refugiados, y también creará medios de subsistencia resilientes en las áreas que expulsan personas para romper el ciclo migratorio e incentivar un posible retorno.
Farms creará 1 millón de días de trabajo, que incluyen 20 mil oportunidades para jóvenes. “Eso se logrará mientras duren los proyectos, por lo que se extenderá por los próximos 5 o 6 años”, precisó Bouzar.
También procurará instrumentar por lo menos 500 proyectos de infraestructura comunitaria y aumentar la resiliencia social fortaleciendo la capacidad de las comunidades y de los gobiernos locales en la gestión de su desarrollo, resolviendo conflictos y atendiendo las necesidades de los refugiados.
Además, apunta a mejorar la gobernanza y la gestión de los recursos naturales, en particular de la tierra y el agua, así como a mejorar los marcos normativos y de políticas para atender las necesidades de las comunidades rurales de origen y de acogida.
Respecto de las principales causas de los desplazamientos, la directora del FIDA explicó que abarcan desde conflictos, pasando por desastres naturales hasta vulnerabilidades y presiones derivadas del cambio climático. De hecho, las personas se encuentran en esa situación por una combinación de diferentes factores.
Bouzar precisó que en principio, la iniciativa se concentrará en ciertos países considerados prioritarios, que son Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos, Somalia, Sudán, Túnez, Turquía, Yibuti y Yemen.
En una primera etapa, el mecanismo de Farms se concentrarán en esa región, donde la crisis actual de refugiados y desplazados es más grave, con la posibilidad de ampliarlo en el futuro. De hecho, Bouzar indicó que enseguida después de implementados los proyectos pilotos podría llevarse a otras regiones.
La funcionaria de FIDA también precisó que Farms ha recibido apoyo económico de varios de sus miembros.
“Los países de la región enseguida se ubicaron entre los primeros socios fundamentales. El gobierno de Jordania colabora con el FIDA, y se diseñan futuros acuerdos con Irak, Líbano y Sudán”, acotó.
Al preguntarle por qué interviene el FIDA, Bouzar explicó a IPS que el fondo está bien ubicado para convertirse en un socio clave para acortar la brecha entre las respuestas humanitarias y las de desarrollo sostenible en áreas rurales, y ya participa de forma activa en muchas de las regiones afectadas.
De hecho, la Agenda de Adís Abeba de 2015 reconoció la ventaja comparativa del FIDA como gran inversor en zonas rurales pobres y afirmó que el desarrollo rural puede lograr “buenos resultados para los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”, añadió.
El FIDA invierte en comunidades rurales pobres con el fin de empoderarlas para reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición y fortalecer su resiliencia. Desde su creación en 1978, contribuyó con 18 mil 500 millones de dólares en subsidios y préstamos de bajo interés para proyectos que beneficiaron a unas 464 millones de personas. (Traducido por Verónica Firme)
Baher Kamal/Inter Press Service
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