En la supuesta “guerra” contra los cárteles de la droga, el Cuartel General del Estado Mayor de la Sedena creó los Gafes y los Ganfes. La estrategia fue delineada por el general Enrique Cervantes Aguirre en el sexenio de Ernesto Zedillo, indica el documento secreto Propuesta para apoyar temporalmente a la Procuraduría General de la República. Al paso del tiempo, algunos miembros de estos cuerpos de elite abandonaron el Ejército para integrarse a los grupos de narcotraficantes que operan en el país. Hasta 2007 habían desertado 1 mil 382 elementos de un total de 5 mil 500 Gafes
José Réyez
En un documento secreto de 32 páginas –algunas partes del texto están redactadas en clave–, el secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Zedillo, Enrique Cervantes Aguirre, identificado en el documento militar con el número 460,303, instruye a los comandantes de las 12 regiones militares del país a aplicar la estrategia de combate al narcotráfico “por mar, tierra y aire, informando a las S-10 (OCN) EMDN de los resultados obtenidos”.
La orden del entonces titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a las regiones militares fue que los Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales (Gafes) y los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (Ganfes) fomentarían “la organización, equipamiento y adiestramiento en coordinación con SM/AM y capitanías de puertos de los grupos anfibios, para responder en forma oportuna y efectiva en la intercepción de cargamentos ilícitos”.
Se planeó coordinar las operaciones de los Gafes con la Armada de México, “con objeto de no interferir directamente en sus funciones, a fin de cubrir vías fluviales, lacustres y costas en su jurisdicción, mediante la realización de patrullajes costeros, reconocimientos aéreos e intercepciones”.
Sin embargo, para agosto de 2008, el Congreso de la Unión determinó que los Ganfes, equipo e instalaciones fueran incorporados a la Secretaría de Marina, después de una larga polémica sobre suplantación de funciones por parte de la Sedena.
Los grupos, dice el texto de Cervantes Aguirre, sin fecha de publicación, considerarían el establecimiento de PP, CC y W en puertos, embarcaderos, costas, para asegurar enervantes, armas, precursores químicos y delincuentes, en coordinación con la Procuraduría General de la República (PGR), el Instituto Nacional de Combate a las Drogas, la Policía Judicial Federal, SM/AM, Policía Federal de Caminos y la Policía Federal Preventiva.
Según el documento de Cervantes Aguirre, estas misiones se realizarían en forma paralela a las de erradicación, de conformidad al PSO para el empleo de las aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana en apoyo a las operaciones del Ejército en la lucha contra el narcotráfico, mediante la localización de vehículos en tierra o sobre áreas marítimas utilizadas para el transporte de enervantes, a través de reconocimientos aéreos, apoyo por el fuego, búsqueda, rescate y evaluación.
Al recibir el comandante general de región la alerta “ALFA”, las fuerzas de reacción, bases de operaciones, puestos de control y de vigilancia, las patrullas deberán prepararse para la intercepción terrestre de aeronaves, asegurar la carga ilícita, aeronaves, vehículos, armamento y narcotraficantes.
Cada uno de los mandos territoriales debería incrementar los reconocimientos para localizar y destruir pistas de aterrizaje clandestinas que faciliten el descenso de aeronaves ilícitas, y supervisión de pistas o franjas de terreno destruidas o inutilizadas para evitar que sean reacondicionadas. Establecerían vigilancia en aeropuertos, aeródromos y pistas dentro de cada mando territorial.
En el sistema de vigilancia, control y seguridad del espacio aéreo mexicano, la Sedena destacó oficiales de la Fuerza Aérea con especialidad de controladores de vuelo a los centros de control de área, dependientes de los Servicios a la Navegación del Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), ubicados en las ciudades de México, Mérida, Mazatlán y Monterrey.
“Los controladores militares vigilarán los vuelos procedentes, principalmente, de centro y Sudamérica en coordinación con autoridades aeroportuarias para obtener datos de aeronaves sospechosas o ilícitas, así como de aquellas que sufran algún siniestro.
“Informarán a la subjefatura de intercepción aérea de la S-10 (OCN), en relación a demoras de más de 1 hora del arribo de aeronaves para el aterrizaje, operación fuera de horario sin autorización, solicitud de extensión de servicios de aeronaves procedentes de centro y Sudamérica, modificaciones de planes de vuelo sin previo aviso, sobrevuelos de aeronaves de la PGR, y del SHI”.
La información de los controladores sería proporcionada a los comandantes de cada región militar, la CMCIA, la Fuerza Aérea y al grupo de detección y control número uno, quienes coordinarán la supervisión periódica de los centros de control “para verificar que los oficiales den cumplimiento al PSO correspondiente”.
Las 12 regiones militares tendrían como misión: identificar, localizar y capturar a los principales dirigentes de las bandas del narcotráfico y combatir actividades ilícitas conexas que actúen en su jurisdicción. Los mandos territoriales darán el seguimiento y recopilarán información de “blancos” por regiones y zonas militares.
Los comandantes formularían su plan de búsqueda de información, programa de objetivos y estudio del “blanco”, para sistematizar el acopio y su evaluación y evitar disgregación de esfuerzos, “aplicando el principio de coordinación y cooperación”.
La Sedena autoriza el cambio de prioridad de los “blancos” “siempre y cuando se justifique, así como la coordinación con autoridades federales, estatales y municipales, sin detrimento de la confidencialidad de la información y seguridad en las operaciones”.
La actuación de las tropas se orientaría a actividades de búsqueda de información e inteligencia, aplicación de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y como coadyuvantes de las autoridades federales y estatales en la ejecución de órdenes de aprehensión o de cateo.
La Sedena, dice el documento, autoriza la explotación de información que permita la captura de “blancos” o de “oportunidad”, adoptando acciones ofensivas y de seguridad que garanticen el cumplimiento de su misión.
Advierte que de ninguna forma se justificará el surgimiento y desarrollo de los cárteles sin que se reflejen los esfuerzos de los mandos de todos los niveles que les resulte responsabilidad de la plaza donde se susciten tales actos, debiendo, en todo caso, intensificar la búsqueda de información para que la Secretaría adopte las medidas adecuadas al respecto.
Los partes de los efectivos desplegados en aplicación de la directiva “Azteca”, dice el documento de inteligencia de la Sedena, deberán encontrarse en la S-10 (OCN), EMDN antes de las 12:00 horas, diariamente, indicando por separado los empeñados en erradicación, intercepción terrestre e intercepción anfibia.
El empleo de helicópteros será con prioridad a las actividades de erradicación para coadyuvar a la localización de plantíos ilícitos y a la maximización de las tropas disponibles.
Las operaciones contra el narcotráfico se desarrollarán, en lo sucesivo, bajo el concepto de “cooperación”, es decir, la división territorial militar no significará en ningún caso una limitante para justificar la ausencia de acciones contundentes para combatir estos ilícitos en cualquiera de sus tres ámbitos.
Se intensificarán las actividades de búsqueda de información para identificar la red de narcotraficantes en las áreas de incidencia a fin de conocer a los proveedores de semilla, armamento, dinero, insumos, propietarios de terrenos cultivados, centros de acopio y almacenaje, y sus conexiones con los sistemas de transporte hacia las áreas de consumo.
Cada año se realizará un profundo estudio sobre la incidencia en el cultivo de enervantes en las respectivas jurisdicciones territoriales, con el objeto de conocer los ciclos de producción, debiendo remitir al EMDN, S-10 (OCN) los resultados durante los últimos 15 días del mes de diciembre.
Advierte que deberá hacerse una labor de concienciación de las tropas a fin de orientar su actuación ante cuestionamientos de los medios de comunicación, para evitar incurrir en comentarios que comprometan el prestigio de las fuerzas armadas.
Todos los mandos deberán conocer detalladamente la geografía en las áreas de incidencia para hacer una adecuada dosificación de las armas de apoyo de las corporaciones, de conformidad con las directivas giradas por la superioridad para tal fin.
“A fin de evitar duplicidad de datos en el sistema estadístico para el control de drogas, se considerarán como aseguramientos logrados por esta Secretaría, cuando el personal militar obtenga y explote la información, aun cuando participen apoyando estas acciones elementos de la PGR, incluyendo diligencias judiciales del agente del Ministerio Público de la federación o en la fe de hechos, así como los jueces en el obsequio de las órdenes de cateo”.
Señala que los puestos de vigilancia funcionarán como órganos de información en la detección de seudomilitares o militares que, a bordo de vehículos con características similares a los empleados por fuerzas armadas, desarrollen actividades de narcotráfico. Se establecerán principalmente en puntos de paso obligados y donde la detención del transito vehicular sea obligatorio; operarán con la máxima discreción y cautela, y sus efectivos no serán mayores a un pelotón.
El efectivo mínimo será de una pareja, en cuyo caso podrán prescindir del uniforme u otro detalle que los identifique. La duración y ubicación precisa de los puestos de vigilancia serán a criterio de los comandantes, pero estarán desplegados permanentemente. Los detalles de ejecución de las operaciones dependerán de las instrucciones que giren los comandantes de las regiones militares, de acuerdo a su creatividad, imaginación y apoyos proporcionados.
Otro documento, denominado Instructivo de empleo de los Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales, elaborado por el Cuartel General del Estado Mayor de la Sedena, revela información militar interna para llevar a cabo operaciones de reconocimiento e intercepción, búsqueda, localización y captura de embarcaciones de traficantes de mercancías ilícitas y drogas en litorales de nuestro país y en aguas interiores.
Es, según su propia definición, “la doctrina de unidad en el empleo efectivo de tropas de operaciones especiales, bajo condiciones particulares del medio geográfico en que se desempeñan, que cuentan con adiestramiento especializado, apoyo aéreo y terrestre; planeo y ejecución descentralizadas”.
De acuerdo con el Estado Mayor, para este tipo de operaciones “es imprescindible el apoyo de las comunicaciones mar-aire, mar-tierra y mar-mar, con el fin de detectar embarcaciones ilícitas”.
La fuerza designada para llevar a cabo una operación de intercepción anfibia contra embarcaciones dedicadas al tráfico ilegal es conducida bajo dificultades distintas a las que se presentan en tierra, como mal tiempo, marejada, resaca y otros adversos para la navegación marítima.
Las necesidades y procedimientos para obtener información sobre una operación en litorales o aguas interiores son similares a las de las operaciones regulares, dice el texto. La diferencia es la necesidad de mayor información de carácter náutico como profundidad, velocidad de la corriente, pronóstico meteorológico, velocidad y dirección de los vientos, ubicación de muelles, embarcaderos, rampas, localización de faros, rutas de navegación, atlas de mareas.
Señala que la información sobre los medios que utilizan los delincuentes puede ser aportada por la población civil, como el tipo de embarcación, rutas de navegación, lugares susceptibles de ser utilizados para abastecerse de alimentos, centros de acopio y distribución de cargamentos ilícitos, armamento, lugares de embarque y desembarque, efectivos de las embarcaciones, lugar de procedencia y destino, descripción física de los delincuentes.
“La información (fotografías, documentos y cartas locales, de nativos del lugar, partes periódicos, estaciones meteorológicas) debe ser obtenida por medio de los órganos, agencias y fuentes de información o por el mismo comandante del grupo anfibio, poniendo especial atención al personal que se dedica a la pesca, ya que éstos son los mas afectados por los delincuentes.
“La necesidad de información táctica requiere saber de avenidas de aproximación, áreas y puntos críticos, campamentos en las costas, riberas de mar, lagos y ríos, embarcaciones abandonadas, áreas donde se puedan enterrar paquetes y costales con enervantes, localización de faros, islas y cabañas, obstáculos (naturales y artificiales).
“Información necesaria de apoyo logístico: sobre la posibilidad de utilizar embarcaciones para abastecimiento y evacuación, localización de instalaciones sanitarias (hospitales y enfermerías), depósitos de combustibles, helipuertos y pistas de aterrizaje, y botadores en el área de operaciones”.
Detalla que todas las operaciones militares requieren de la aplicación de un dispositivo de tropas sobre el medio geográfico donde se realizarán para poner en práctica la maniobra en tierra, mar y aire. El grupo anfibio, según las características que se presenten y la misión por cumplir, podrá adoptar los dispositivos en columna, en línea y en cuña, a saber:
En columna. Formación en que los elementos de la embarcación son colocados unos a retaguardia de los otros sucesivamente cuando existan fuertes corrientes marinas, bancos de arena, peñascos, piedras salientes y chinchorros, así como para la navegación en ríos.
En línea. Las embarcaciones se colocan unas al lado de otras para reconocimientos en mar, lagos y ríos. Permite hacer reconocimientos de búsqueda y rescate y operaciones de desembarque. Esta formación permite llevar a cabo un despliegue inmediato para capturar embarcaciones ilícitas, localizar embarcaciones pérdidas, náufragos y droga.
En cuña. Las embarcaciones se colocan una adelantada y las otras atrasadas y en línea. Permite mayor control para el comandante. Se utiliza para efectuar reconocimientos, desplazamiento rápido para interceptar, escoltar otras embarcaciones en mar, lagunas y ríos.
Debido a que los Gafes actúan en un ámbito totalmente nuevo, se requiere de un buen patrullaje, que incluye planeo detallado, reconocimiento exhaustivo, adecuado control y seguridad periférica. Utilizar diferentes rutas de acceso y retirada en horarios diferentes; detenerse constantemente y buscar embarcaciones sospechosas; familiarizarse con el medio hidrográfico, sonidos y olores; hacer uso intensivo de ademanes; obtener y evitar sorpresas; conducirse con iniciativa, astucia y audacia; llevar armamento listo para emplearlo.
En el reconocimiento diurno se emplearán al máximo las cubiertas y encubrimientos para pasar desapercibidos por personas que naveguen en las inmediaciones del área de operaciones y así lograr sorprender a los delincuentes. En el reconocimiento nocturno se incrementará el empleo del sigilo y de escuchas, así como equipos de visión nocturna y orientación; además, debido a la escasa visibilidad, se requiere acercarse a menor distancia del objetivo.
Una patrulla de reconocimiento se integra con dos embarcaciones, una de las cuales detendrá la marcha de la embarcación sospechosa, mediante comunicación por medio de señales, radio, megáfono y en caso extremo haciendo fuego de aviso. Detenida la embarcación se procede al abordaje, captura de los delincuentes, aseguramiento de la carga ilícita. El equipo de apoyo estará integrado por personal con armamento de mayor alcance, potencia y volumen de fuego.
El escalón de seguridad y apoyo está constituido con los elementos a bordo de la segunda lancha. Cumplirá sus misiones situándose en las inmediaciones del área, a fin de observar si existe alguna embarcación sospechosa o ilícita, para dar oportunamente la alarma y proceder a su detención.
En seguida se revisará la documentación del barco, certificado de matricula o pasavantes de navegación, libretas de mar de la nave y de los tripulantes, despacho de embarcaciones de pesca, permiso de pesca turístico, deportivo o de tránsito, certificado nacional de seguridad marítima, verificación de equipo de seguridad a embarcaciones pequeñas, asegurándose que dicho material se encuentre a bordo.
Una patrulla debe organizarse cuando menos con dos lanchas, situación que proporciona profundidad, flexibilidad y seguridad, y en caso de que una embarcación quede fuera de operación por fallas mecánicas y a la deriva, deberá ser remolcada para su reparación.
Si la operación lo requiere, las embarcaciones deberán llevar en la proa una ametralladora para proporcionar seguridad. Utilizar los medios de transmisión entre embarcaciones, además de señales de brazo y mano. Sólo se empleará la voz a corta distancia para no delatar la presencia militar.
Se puede disponer de dos tipos de embarcaciones: las de tipo militar flexibles (Zodiac), hechas de goma y plástico utilizadas para asalto y reconocimiento, y las de casco rígido tipo Mako. Ambas pueden ser propulsadas con motores fuera de borda o remos. El método de propulsión a emplear lo indica el tipo de misión a ejecutar.
Los desplazamientos nocturnos facilitan el encubrimiento, pero son sumamente peligrosos, debido a que se limita la habilidad del timonel para determinar las condiciones de navegabilildad. Es importante que cada fase del patrullaje sea revisada en detalle, ya que una deficiente selección de personal, material y equipo reportará pérdidas de tiempo y el fracaso de la operación.
El apoyo aéreo debe tomarse en consideración en todas las fases del planeo. El comandante de la unidad aérea es el responsable del movimiento conforme a los aspectos técnicos de vuelo, sin embargo, el comandante de la unidad terrestre, solicita, cuando sea necesario, que los helicópteros o aviones ligeros efectúen reconocimientos de ruta para verificar la existencia de embarcaciones sospechosas.
Es conveniente preparar cuidadosamente el planeo de los fuegos, debiendo coordinarse estrechamente con las aeronaves para asegurar el máximo apoyo sin poner en peligro a las embarcaciones. Durante los reconocimientos aéreos, el comandante informa a la unidad anfibia sobre el progreso de la ruta de avance.
Los grupos anfibios pueden realizar emboscadas planeadas y de punto (imprevistas o de oportunidad). Las primeras operarán en contra de una embarcación ilícita que se desplaza y de la cual se conoce la ruta a utilizar, efectivos, armamento y carga que transporta.
En la emboscada de punto, las tropas se colocan en un lugar determinado de una ruta que, se estima por información de último momento, utilizará la embarcación de delincuentes. La adopción del dispositivo estará condicionada por la misión, área de operaciones, visibilidad, equipo e información.
Perfil de los Ganfes
Los Gafes y Ganfes, según el documento Propuesta para apoyar temporalmente a la Procuraduría General de la República, “deberán contar con características físicas, mentales, morales e intelectuales para el cumplimiento de las misiones: estabilidad emocional, que permite afrontar con seguridad las presiones a que son sometidos; madurez: se manifiesta por la conciencia con la que se conciben y aceptan las tareas a ejecutar, y los riesgos que estas conllevan; buena coordinación: un individuo torpe es una desventaja para el resto del equipo y puede ocasionar el fracaso de una operación; agresividad: infunde temor al adversario –esta actitud debe ser controlada y disciplinada–; confianza en sí mismo, iniciativa, valor, abnegación, disposición al sacrificio, nivel cultural, honradez y lealtad”. (JR)
Los Gafes cuentan con 5 mil 500 elementos. Han desertado 1 mil 382 efectivos. Según la PGR, hasta el 2007 al menos 40 exintegrantes se habían integrado a las filas del cártel del Golfo, como parte de la banda de sicarios conocida como los Zetas , liderada por el exteniente Arturo Guzmán Decena, autonombrado Zeta 1, asesinado en 2002 en Matamoros, Tamaulipas. Su lugar lo ocupa Jesús Enrique Rejón Águila, Z-2. Sin embargo, para la Sedena en lo que va del sexenio de Calderón tan sólo 14 exmilitares han sido encontrados culpables y juzgados por sus nexos con cárteles de la droga, según información del reportero Jorge Medellín. (JR)
Centros de adiestramiento Gafes Ubicación
Cuartel General del Cuerpo de Fuerzas Especiales | Temamatla, Estado de México |
Unidad de Fuerzas Especiales del Alto Mando | México, Distrito Federal |
Primera Brigada de Fuerzas Especiales | Puebla, Puebla |
Primer Batallón de Fuerzas Especiales | Puebla, Puebla |
Segundo Batallón de Fuerzas Especiales | San Miguel de los Jagüeyes Estado de México |
Tercer Batallón de Fuerzas Especiales | Lomas de Sotelo, Distrito Federal |
Décimo Batallón de Fuerzas Especiales | Temamatla, Estado de México |
Onceavo Batallón de Fuerzas Especiales | Temamatla, Estado de México |
Segunda Brigada de Fuerzas Especiales | Tijuana, Baja California |
Quinto Batallón de Fuerzas Especiales | Tijuana, Baja California |
Sexto Batallón de Fuerzas Especiales | Nogales, Sonora |
Séptimo Batallón de Fuerzas Especiales |
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Octavo Batallón de Fuerzas Especiales |
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Primer Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales | San Felipe, Baja California |
Segundo Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales | Guerrero Negro, Baja California Sur |
Segundo Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales | Guerrero Negro, Baja California Sur |
Tercer Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales | Esperanza, Sonora |
Tercera Brigada de Fuerzas Especiales Cd. | Ixtepec, Oaxaca |
Cuarto Batallón de Fuerzas Especiales Cd. | Ixtepec, Oaxaca |
Noveno Batallón de Fuerzas Especiales |
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Fuerza de Intervención Rápida | San Juan Copular, Chiapas |
Cuarto Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales | Cancún, Quintana Roo |
Quinto Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales | Dzilam de Bravo, Yucatán |
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