Las revelaciones de los testigos protegidos con claves confidenciales Rafael, Yeraldín, Rufino, Karen, hechas entre 2003 y 2006, recrean parte de la historia delictiva del cártel del Golfo, al mando de Osiel Cárdenas Guillén, Víctor Manuel Vázquez Mireles, el Meme, y Eduardo Lazcano Lazcano, el Lazca. Describen la estructura del brazo armado formado por Los Tangos, Los Sierras y Los Zetas, con sus refuerzos kaibiles guatemaltecos, “que son mejores que los Gafes”
Segunda de tres partes
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Osiel Cárdenas era un organizador nato aun desde la cárcel. Empezó su carrera delictiva como vendedor de pases de cocaína que combinaba con su oficio de ayudante de mecánico. En sólo cinco años, se convirtió en uno de los más poderosos narcotraficantes del país, cuya organización del cártel del Golfo mantuvo en jaque a los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox y, ahora, al de Felipe Calderón.
Con estudios de preparatoria, Osiel creó una organización clandestina vertical constituida por células, comandadas por sus mejores lugartenientes ante quienes imponía respeto, obediencia y rendición de cuentas. Cuentan algunos de sus cercanos que a la postre desertaron, que su líder era tan sanguinario como generoso, iracundo y temido desde que ordenó ejecutar al Chava Gómez, sucesor natural de Juan García Abrego.
Gustaba de organizar fiestas donde se regocijaba de sus éxitos empresariales como él los llamaba. Rifaba entre sus cercanos autos lujosos, joyas y dinero a manos llenas. Convites en los que el derroche de cocaína y alcohol combinaba a la perfección con pecadoras de altos vuelos. En pleno jolgorio, ordenaba ejecutar a sus contrincantes, hirviéndolos en tambos de diésel de 200 litros, lo mismo que a traidores y desertores que soplones e infiltrados.
Desde las catacumbas, sus testaferros Los Zetas, Los Sierras y Los Tangos operan la maquinaria del trasiego de drogas con una perfecta división del trabajo. Unos brindan seguridad, otros controlan pistas de aterrizaje clandestinas, roban automóviles, intervienen líneas telefónicas, unos más negocian con los colombianos, rescatan a sus cómplices presos, se ocultan en casas de seguridad, desplazan a las maras del negocio de tráfico de indocumentados, venden protección, secuestran.
Se diseminan por plazas, nacionales o extranjeras, como en México donde ya operan en la mitad del territorio, y en los estados del Sur de Estados Unidos, como Houston y Brownsville, Texas, y Atlanta, Georgia. Se identifican mediante claves de acuerdo con el grupo al que pertenecen y la función que desempeñan. Los mejores son adiestrados por kaibiles guatemaltecos en el manejo de armas de alto poder y tácticas de tipo militar.
El cártel del Golfo constituye una organización heterogénea cuyas operaciones secretas son reveladas por quienes vivieron en sus entrañas: los testigos protegidos de la Procuraduría General de la República, Rafael, Yeraldín, Rufino y Karen, en extensos testimonios a los que tuvo acceso Contralínea.
Pertenecer al cártel el Golfo exige pasar la prueba de la polla, en la que cada aspirante recibe del líder, Osiel Cárdenas, 3 mil dólares para la compra de cocaína que deben comercializar como requisito para iniciarse en el mundo del narcotráfico. Sólo el jefe autoriza quién ingresa y quién debe ser adiestrado para prevenir que no revele los secretos de la organización. Al ingresar, cada miembro recibe 300 dólares a la semana, salario que cada seis meses aumenta a 600 dólares. La escolta personal del Mata Amigos gana 1 mil dólares a la semana.
La polla, una suerte de regalo de Osiel, clave 91, la hace extensiva a su grupo compacto y sus futuros sucesores al frente del cártel: Jorge Eduardo Costilla Sánchez, clave Sombra; Víctor Manuel Vázquez Mireles, el Meme; y sus hermanos Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta; Homero Cárdenas Guillén, el Majadero, dijo el testigo protegido con clave confidencial Rafael el 10 de abril de 2003, de acuerdo con la averiguación previa 50/2007.
Rafael, miembro del cártel del Golfo entre 2001 y 2003, relata que el dinero que Osiel dona a sus lugartenientes para que se integren a la polla lo recaba Rubén Sauceda Rivera, el Cacahuate, clave Tango 50, quien a su vez lo entrega al Brujo Mayor. Éste lo lleva a Coatzacoalcos, Veracruz, donde el Brujo y Javier Solís Garduza, el Loro Huasteco, lo entregan a Vicente y Camilo, los Colombianos, contactos y proveedores de cocaína de Osiel Cárdenas.
Los Colombianos obtienen la cocaína en Cali y trasladan los cargamentos a Chetumal, Quintana Roo; a Coatzacoalcos, Veracruz; a Tuxtepec, Oaxaca, y a Guerrero y Michoacán. Aquí la recibe Carlos Rosales, compadre de Osiel Cárdenas, quien la revende junto con Manuelito y otro compadre del líder del cártel, el Mati.
En Coatzacoalcos, Javier Solís Garduza, el Loro Huasteco, y el Brujo Mayor envían la cocaína por vía aérea en avionetas y por tierra en pipas que conducen el Rancho y el Cantante, ambos coordinados por Manuel Arcidires García, hasta Tampico, Reynosa y Matamoros, Tamaulipas, en medio de un despliegue de seguridad que les brinda la Policía Federal Preventiva.
Ya en la frontera del Río Bravo, Homero Cárdenas Guillén, el Majadero, traslada la cocaína por tierra a las ciudades de Houston y Brownsville, Texas, y Atlanta, Georgia. Lo acompañan Rafael Betancourt, el Chimbombo, y Pablito.
Las pistas clandestinas
En el rancho el Caracol, el papá de Osiel y su madrastra escuchan el rugido de los motores de las avionetas que llegan a la pista clandestina Punto Zacatal, al Sur de Matamoros, donde aterrizan repletas de droga. Lo mismo ocurre a los pobladores de las cercanías de la presa grande y seca, entre avenida de Las Américas y Playa Bagdad, donde aterrizan las aeronaves en la pista Los Cuervos, que controla Rogelio González Pizaña, el Quelín. La escena se repite en la pista Sendero Nacional, en el corazón de Valle Hermoso, y en China, Nuevo León, en el rancho Las Amarillas, propiedad de Osiel, donde aviones piloteados por Roberto Rangel, el Robert y Regalado, el Flaco Reynosa y Alejandro Lucio Morales Betancourt arriban sin contratiempo.
La intensa actividad que despliega el cártel exige rigor, disciplina y máxima discreción de los movimientos de sus miembros, así como escondites para resguardar el dinero y las armas. Para eso instalaron una red de casas de seguridad rentadas, identificadas mediante códigos secretos y de las cuales sólo unos cuantos saben de su existencia.
De acuerdo con el testigo protegido Rufino, las casas de seguridad del cártel se ubican en Reynosa y se identifican como Punto néctar, rumbo al Puente Elevado; Punto gimnasio, en la colonia Las Fuentes, a un costado del gimnasio de la Universidad Autónoma de Tamaulipas; Punto cuarenta, en el fraccionamiento Las Fuentes; Punto roma y Punto romi, en la colonia San Francisco; y Punto león. En Matamoros: Punto doctor, en la colonia San José; Punto elefante, en la colonia Doctores; la bodega de Tony Tormenta en avenida del Niño; Punto blanco, en el ejido La Luz; y Punto alacrán, cerca del aeropuerto.
Considerado como el brazo armado del cártel del Golfo, el grupo de sicarios Los Zetas que pertenecen a la polla fue conformado en sus orígenes por desertores del Ejército Mexicano pertenecientes al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes) y al Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales del Ejército (Ganfes), reclutados de manera vertiginosa y distribuidos en las distintas células de la organización. Con ellos, Osiel llegó a la cúspide en el control del trasiego de drogas, ya que al final de su periodo al frente de la organización, hacia marzo de 2003, fueron reforzados con instructores kaibiles guatemaltecos.
Los Zetas son capaces de despliegues rápidos por tierra, mar y aire; de emboscar, realizar incursiones, organizar patrullas. Son francotiradores especializados. Pueden asaltar edificios y realizar operaciones aeromóviles y de búsqueda y rescate de rehenes, poseen armas de uso exclusivo de las fuerzas especiales del Ejército, que ninguna otra unidad militar posee, como pistolas HKP-7 y fusiles G-3, a los que se les incorporan lanzagranadas .203; poseen ametralladoras M-16 y 5-A calibre 5.56, usadas por primera vez por los Gafes en 1994 en Chiapas en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y el fusil MG; cada uno de ellos lleva una mini-ametralladora SAW 5.5 con capacidad de 700 tiros, un fusil Rémington 700 para francotirador y una bazuca LAW sudafricana que usa tubo antitanque.
Algunas de estas destrezas fueron puestas a prueba durante el rescate de el Meme, del penal de Reynosa, ocurrida en enero de 1999.
Cuenta Yeraldín:
“Osiel Cárdenas nos instruyó a Marcelino, el Oso, el Chino, a gente del Coss y a mí para impedir que Víctor Manuel Vázquez Mireles fuera ingresado al penal de Reynosa, donde iba a ser trasladado para una diligencia. Nos colocamos cerca de la carretera que conduce al penal. Por radio, el Roger nos avisó que ya habían salido y nos encaminamos para taparles el paso. Llevaban al Meme en la cabina de una camioneta pick up en medio de dos policías. Yo conducía un Marquís y de copiloto iba el Chino y atrás, el Marcelino. Nos colocamos frente a la pick up tapándole el paso y a punta de AK47 sometimos a los policías que lo custodiaban, quienes no opusieron resistencia. Bajamos al Meme y lo subimos a una Windstar blanca y nos fuimos dejando en el lugar a los uniformados. En seguida, nos separamos. Fuimos a tirar el Marquís al final de la avenida Fuentes. Ahí nos recogió Goyo, quien nos fue a dejar hasta la casa de seguridad de Osiel, cerca de Anzalduas. No supe a dónde llevaron al Meme, a quien dejé de ver por mucho tiempo, hasta finales de ese año: andaba con el Coss”.
Recuerda que en otra ocasión, en septiembre de 2002, Omar Hernández Bautista, el Omarcito, se ahogó en la presa Las Lajas durante el curso de adiestramiento militar de natación con armas y mochilas tácticas, que impartían los kaibiles en China, Nuevo León, que colinda al sureste con Tamaulipas, donde está el rancho Las Amarillas.
El rancho, propiedad de Osiel, era resguardado por Simón Mendoza Ávila, don Simón, quien se encargaba también de darle mantenimiento a la pista clandestina. Los miembros del cártel que eventualmente visitaban el rancho disfrutaban de los quesos que producía don Simón, así como de carne fresca, carne seca, barbacoa, longaniza, chorizos, menudos y cabrito.
Raúl Alberto Trejo Benavides, Z-9, fue ejecutado en mayo de 2003 durante el secuestro, por órdenes de Osiel y de Dionisio Román, el Chacho, narcotraficante de Nuevo Laredo. Ernesto Zataraín Belíz, clave Z-10, se suicidó el 10 de diciembre de 2001 en una bodega de Ezequiel Cárdenas en la calle René Guajardo, en Matamoros.
Víctor Manuel Hernández Barrón, el Flanders dos, fue detenido junto con el testigo Rafael y Osiel Cárdenas el 14 de marzo de 2003 en la casa de seguridad de Punto estrella, ubicada en la calle Leo, entre avenida del Niño y Virgo, del fraccionamiento Satélite, en Matamoros, Tamaulipas.
Tras la captura de José Ramón Dávila López, el Cholo, quien ingresó al Ejército en 1987 como soldado de infantería y realizó el curso de paracaidista, ascendió a sargento segundo y desertó el 4 de enero de 1999, fue rescatado por Los Zetas al mando de Arturo Guzmán Decena, Z1, de las oficinas de la ministerial de Tamaulipas. Finalmente fue recapturado el 8 de noviembre de 2007.
El episodio del rescate del Cholo le costó la vida al comandante de la Fedaes de Tamaulipas, Jaime Yáñez Cantú, ejecutado a mediados de 2001 por órdenes de Osiel. La ejecución corrió a cargo de los sicarios el Caris, hermano de Rubén Sauceda Rivera, el Metro dos, encargado del tráfico de drogas en Reynosa, y la Torta, sobrino de Jorge Eduardo Costilla Sánchez, el Coss.
El homicidio fue en el restaurante Las Escolleras de Matamoros. A la víctima le sembraron fajos de billetes de dólares para aparentar que estaba cooperando con la organización. En esa época fue detenido Hugo Ponce Salazar, Z4, por el agente Yáñez. La ejecución fue una venganza de Osiel por haber detenido a sus lugartenientes.
Los Sierras y Los Tangos
El cártel del Golfo se subdivide en Sierras y Tangos, a efecto de realizar mejor sus operaciones y asegurar la continuidad del negocio con un mayor grado de penetración a través de innumerables nombres, alías, apodos y claves. Así, el testigo Alfredo pudo comprobar que a estos grupos, coordinados por Jorge Eduardo Costilla Sánchez, el Coss, y Víctor Manuel Vázquez Mireles, el Meme, también participaban en la polla, de acuerdo con las plazas y su importancia en la estructura de la organización.
Operaban en Matamoros: Emilio Gabriel, clave Tango 48; Arteaga, Tango 58; el Viejo Fox, el Mano, el Chuqui; David, el Davis; Rubén Sauceda Rivera, Tango 50; el Güerco, el Puma; Jorge Esteban Pacheco Rivera, el Doble Cero; César Eduardo García Martínez, Tango 95; Antonio Galarza, el Amarillo; el licenciado Adán Medrano, Galo Gaspar, el licenciado Galo, coordinador de los servicios funerarios cuando fallecía un integrante de la organización.
Los Tangos o Los Sierras que operan en Tampico, coordinados por Juan Carlos de la Cruz Reyna, el JC o Tango 36 son: Pedro, el Segundo; Jaime o Jaimito, Rafael, Charly, Luna, García, Moxón y Choco.
En Reynosa, el mando de estas células está a cargo de Gregorio Saucedo Gamboa, clave Metro dos, quien tiene bajo su férula a el Puma, el Inge, Alfa Once, el Marino, Ricardo, el Rica, el Trompis, Rubén, el Jotito, el Josesito, Mario, el Pelón, clave R2; Omar Saucedo Gamboa, el Cascarita, Guillermo, el Gordo Mata.
En la ciudad de Miguel Alemán, pertenecen a La Polla, Samuel, el Metro tres, teniente Quevedo, Juanito Estrada, Seferino Peña Cuéllar, el Sefe, entre otros.
En Nuevo Laredo dominan la plaza Leopoldo Soto, clave L-12; Talibán uno, clave L-23, Talibán dos, clave L-26; Miguel, el Migue; Joel Chaires Bustillos o Jonathan Chaures Bustillos, alías el Soldado Payán, miembro activo de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI); así como Balo, el Tigrillo, madrina de la AFI; el Panda; los hermanos Ortiz, la señora Téllez, quien pasa droga a Laredo, Texas, en coordinación con Luis Reyes Henríquez, el Rey.
En Monterrey, Nuevo León, operan Juan Guerrero Chapa, el licenciado Chapa, y Gabriel, el de las Dos Montañas, un agente del Ministerio Público en activo. Ambos coordinan la célula de abogados responsables de la defensa legal de los miembros de la organización que son detenidos, y el envío de su paga por su labor en el cártel del Golfo.
Las jerarquías
Osiel Cárdenas orquestó una especie de estado mayor de seguridad personal que lo protegía todo el tiempo. Era una mezcla de Zetas con gente de su confianza, formado por Jorge Eduardo Costilla Sánchez, el Coss, Rogelio Garza García, el Roger; Gregorio Sauceda Gamboa, el Goyo; Baldomero Ruiz, el Viejo Fox; Juan Carlos de la Cruz Reyna, el JC.
Arturo Guzmán Decena, clave Z1-HK13, “un tipo sanguinario que, cuando Osiel decidía matar a una persona, él hacía el trabajo personalmente”; Alejandro Betancourt, clave Z2-HK11; Heriberto Lazcano Lazcano, clave Z3-HK22; Guerrero Reyes, Hugo Ponce, clave Z4; Brulio Arellano, clave Z5-HK20; Oscar Guerrero Silva, clave Z6-HK14, entre otros, dijo el testigo protegido Yeraldín el 15 de febrero de 2002.
Quien renta las casas de seguridad y habitaciones de hotel para Osiel es el Mamito, clave Z7-HK31, miembro de la escolta de Osiel y quien participa en el homicidio de Rogelio Garza García en 2000; Raúl, clave Z9-HK24, que participó en el levantón de Edelio López Falcón, el Yeyo, en el palenque de Monterrey; Galdino Mellado Cruz, clave Z11-HK45; Guerrero Reyes, clave Z12-HK44; Ernesto Zataraín Velez, quien participó en la fuga de Vázquez Mireles, el Meme.
Mateo Díaz, el Mariguanín, el Pitalua, clave Z8-HK37; Efraín Teodoro, clave Z14-HK49, y Gustavo, el Erótico, clave Z15-HK49, escoltas de Osiel Cárdenas que participaron en la fuga de el Cholo; Reyes, clave Z16-HK15 y Gonzalo Gerazano Escribano, clave Z17-HK38, escoltas de Osiel infiltrados en la policía municipal de Miguel Alemán con ayuda de Gilberto García Mena, el June.
El June, uno de los principales lugartenientes del cártel del Golfo, fue detenido en abril de 2001 durante una diligencia de efectivos militares en el poblado de Guardados de Abajo, Tamaulipas. García Mena cobró fama en la delincuencia organizada desde la década de 1970, y en 1989 estuvo preso dos años en el penal de Topo Chico, Monterrey. En complicidad con su hermano Juan Anacleto y sus sobrinos, conocidos como los Aerolitos, tomaron el control del tráfico de droga en la frontera chica, que comprende los municipios de Miguel Alemán, Díaz Ordaz, Camargo y Ciudad Guerrero, en Tamaulipas.
Carlos Vera Calva, clave Z18- HK18, escolta de Osiel que realiza funciones administrativas, como el pago a Los Zetas que comandaba Guzmán Decena, elabora las listas del personal, así como las claves para identificar calles, hoteles, restaurantes y centros nocturnos de Matamoros, Tamaulipas
Juan Carlos de la Cruz Reyna, clave JC-T36, gente de confianza de Manuel Vázquez Mireles, el Meme, forma parte del grupo de pistoleros y participó en el operativo para levantar a el Roly; Karím Sauceda Gamboa, clave Pelos T64, hermano de Gregorio Sauceda, pistolero de Vázquez Mireles y autor intelectual del homicidio del comandante Yáñez; la clave Mano–T62 corresponde a un primo de Vázquez Mireles, quien trabajaba con Salvador Gómez Herrera, el Chava Gómez.
Arturo, clave Chuqui-T57, efectivo de La Marina que trabaja en la organización desde la época de Juan García Abrego, después con Salvador Vázquez Mireles y ahora como sicario del Meme Vázquez, es uno de los encargados de quemar a la gente en el paraje La Milpa, donde son ejecutados los que manda levantar Osiel Cárdenas. Los otros son Mano y David.
La clave Sorcho-T54 corresponde a un muchacho originario de Valle Hermoso, Tamaulipas, quien trabajaba como sicario del Coss. El hermano de Jorge, Doble Cero, clave Pacheco T46, fue custodio del penal de Matamoros, bajo las órdenes del Meme; Arteaga, clave Arteaga-T58, expolicía municipal de Matamoros, forma parte del grupo del Coss y es responsable de recibir la cocaína que llega en los aviones Cessna, propiedad de Osiel Cárdenas.
Pepe el Flaco, clave Pepe–T50, detenido en la ciudad de México, sicario de el Coss, también estuvo un tiempo en Atlanta, Georgia, controlando los envíos de cocaína; Abel Ramírez, Chino T34, transporta cocaína de Guadalajara a Matamoros y dinero de aquí a la ciudad de México; Baldomero Ruiz, clave Fox T-21, pistolero de el Coss; la clave Cacahuate T-25 pertenece un sujeto responsable de pagar a la gente de Osiel.
Gabriel, clave Gabi T39, sicario de el Coss y ayudante de el Cacahuate en cuestiones de contabilidad; Alán, clave Alán T-55, escolta de Osiel, a quien éste castigó por faltar al trabajo y lo envió con el Meme, finalmente desertó. Emilio, clave Emilio T-55, hermano de Gabriel, responsable de cuidar las casas de seguridad en Matamoros y las bodegas donde se resguarda la mariguana, también desertó de la organización. El Canicón T-29, encargado de vigilar en Punto Milpa, bajo las órdenes del Meme; el Choco T-30, responsable del robo de autos y de trabajos de cerrajería.
El Oso T-17, escolta de Osiel, participó en el enfrentamiento de Rajid, salió herido y luego desapareció; se le vio después trabajando para el Gordo Lam. Es responsable de las intervenciones de comunicaciones en Reynosa, y quien informó de los hechos ocurridos en el palenque de Monterrey para levantar a Edelio López, el Yeyo López.
Gregorio Sauceda Gamboa, el Caramuela, encargado de la plaza de Reynosa, Tamaulipas, es responsable del cobro a los vendedores de droga, así como de mantener arregladas a las autoridades para que brinden protección. También participó en la balacera en la ciudad de Miguel Alemán, cuando se intentó levantar al Rolys, y en la balacera de Jaime Rajid Gutiérrez Arreola, comandante de la Fedaes de Tamaulipas.
El grupo bajo el mando del Caramuela son el Checo L5, Alejandro Álvarez Gallegos, Mario Armando Ramírez Treviño, el Pelón; José Luis Dávila Palacios, Wicho; Omar Lupe González Sauceda, el Chupado; Luis Arturo del Toro Copto, el Zorro; Miguel Ángel Reyes Grajales, el Güero; José Mario Reyes Grajales, el Pepe; Vicente Carrillo Zaez, el Mano; Martín Alejandro Madrigal, el Flaco; Juan Carrillo Resendiz, así como otros sujetos cuyos apodos son: Rol, Simio, Zorro, Rubenson y Lupito.
El abogado de Osiel, Galo Gaspar Pérez Canales, se encargaba de ver los asuntos legales de la organización, la defensa de los detenidos, así como de pagar las cuotas mensuales a los periódicos de la región para que no publicaran nada en contra del cártel. “El único periódico que no recibe dinero es El Imparcial, dice Yeraldín.
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