Los opositores al régimen del presidente Andrés Manuel López Obrador escalan sus estrategias destinadas a dar un golpe de Estado blando o suave, con el fin de desestabilizar al gobierno, corroer las bases sociales y la credibilidad del primer mandatario y los miembros de su gabinete. Lo anterior, en el contexto de las crisis sanitaria y económica provocadas por el coronavirus SARS-CoV-2.
Y es que, a decir de especialistas, la derecha política, la cúpula empresarial, algunos medios de comunicación nacionales e internacionales han realizado acciones para socavar a la administración en turno, sin reconocer el papel que previamente desempeñaron cuando estuvieron en el poder. Para ello, han echado mano de artistas y deportistas con influencia en la sociedad mexicana para difundir calumnias, noticias falsas y otros mensajes propagandísticos.
Los expertos en política, economía e historia refieren que este sector opositor mantiene una campaña a través de los medios de comunicación y las redes sociales que contienen las etapas mencionadas por el politólogo estadunidense Gene Sharp, quien señala que el Golpe de Estado blando emplea armas sicológicas, económicas, sociales y políticas.
Esas fases son: ablandamiento social a través del malestar y la desesperanza; deslegitimación, por medio de la difusión de mensajes adversos al gobierno, ofensas y noticias falsas; promoción de constantes movilizaciones de protesta; empleo de rumores, se generan escenarios de falsa carestía para señalar la incompetencia del gobierno e inician juicios injustos contra los gobernantes; y la fractura institucional, donde esos procesos judiciales avanzan, los medios de comunicación los apoyan y los gobiernos finalmente caen.
Sin embargo, los expertos consultados por Contralínea también señalan algunos “errores” cometidos por el gobierno de López Obrador, entre los que destacan la promoción de sus megaproyectos pese a la crisis económica que prevalece, y acciones tardías ante la pandemia del coronavirus.
Una de las manifestaciones para desestabilizar al régimen de López Obrador fue protagonizada por el “líder de opinión” Pedro Ferriz de Con –exaspirante a la Presidencia–, quien el domingo 18 de abril por la noche se hizo tendencia en redes sociales después de “filtrar” una llamada en la que, junto a un grupo de empresarios vinculados al ITAM, conspiraba contra el presidente López Obrador.
En el audio se exhibe a Carlos Chavero, Carlos Sánchez, Eduardo de la Fuente, Gustavo de la Serna, Jorge Alegría, Javier de Uriarte y José Tena, a quienes Ferriz de Con les asegura: “Tengo una campaña que voy a usar en el programa hasta que me lo quiten, (de:) no tenemos presidente, no hay gobierno”. Y más adelante se le escucha decir: “Para que cambien las cosas, vamos a tener que arriesgar. Y entonces podremos empezar a despertar de esta pesadilla”.
El doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos Antonio Aguirre Rojas explica que un golpe de Estado blando o suave se lleva a cabo “sin usar una violencia desmesurada, sin decir nos imponemos por la vía de las armas, de los ejércitos o de la policía de manera brutal. Se da corroyendo las bases sociales, la credibilidad. Se va presentando al gobierno que se quiere derrocar como absolutamente incapaz, ilegítimo, suspendido en el aire y se trata de relegitimar otra alternativa que es la que va a dar el golpe de Estado blando”.
Aguirre Rojas –quien cuenta con un posdoctorado en historia por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París– añade que este método “implica hacer campañas de miedo, de criminalidad, exponer casos que escandalizan y conmueven a la opinión pública para decir: la culpa es del gobierno. Luego, hacer otras campañas de propaganda para decir que todas las medidas del gobierno han fracasado”.
Dicha estrategia “resalta que el gobierno no sirve, igual en lo político, social y cultural. Mina todas sus bases sociales y de apoyo, así como de los grupos que lo sostienen para entonces crear una situación de crisis constitucional y aprovechar una medida para derrocarlo”.
En este sentido, identifica al Partido Acción Nacional (PAN) –y de la Revolución Democrática (PRD) como aliado– y a empresarios como Claudio X González –dueño de la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y abierto opositor a López Obrador– como parte de esta “estrategia de golpe de Estado blando sin duda alguna”. Pero también considera poco probable que pueda ser efectiva, debido a la poca credibilidad que tienen estos mismos actores políticos y empresariales.
“Sí hay la estrategia. Hay muy pocas probabilidades de éxito, pero hay que incorporar la idea de que el gobierno de López Obrador está siendo muy torpe y muy poco popular en su discurso desde que empezó hasta hoy”.
El doctor Aguirre Rojas también es crítico de López Obrador, quien considera actuó de manera tardía cuando ya había presencia del virus SARS-CoV-2 en México. Menciona que un porcentaje importante de la sociedad mexicana se adelantó a resguardarse en casa, ante las pocas acciones que llevaba a cabo el gobierno frente a la presencia de la Covid-19.
Uno de los estados menos afectados por el coronavirus es Chiapas, ejemplifica, “mucho en parte se debe a que la mitad de los indígenas de Chiapas son zapatistas. Ellos decretaron el cierre de los Caracoles y medidas de prevención contra la epidemia desde el 16 de marzo, antes que la Universidad Nacional, antes que las escuelas, mucho antes que el gobierno”.
El doctor en economía por la UNAM comenta que el titular del Ejecutivo “ha demostrado que él trabaja para los capitalistas y no para la gente”, en referencia a los megaproyectos que impulsa su gobierno. Por ello, considera, “la única alternativa de solución real es la que representa el movimiento social de La Sexta Declaración de la Selva Lacandona, donde está el Congreso Nacional Indígena, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y mucho más de nosotros”.
La estrategia de desprestigio que impulsan medios de comunicación –según el presidente, entre ellos Reforma, El Universal, Televisa–, líderes de opinión –como Ferriz de Con, Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga, Denisse Dreser, Leo Zuckerman, entre otros muchos columnistas– y otras figuras públicas de la farándula –como Eugenio Derbez, Laura Zapata, Thalía, Héctor Suárez Gomiz– y deportistas –Javier Hernández, Chicharito– formaría parte de ese esquema para debilitar a la administración federal en el contexto de la pandemia de Covid-19.
Al respecto, el doctor Gilberto López y Rivas –profesor-investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)– expone que ese núcleo podría representar “el sicariato mediático que continúa golpeando de un lado u otro, de acuerdo con los intereses que representan y que nunca se sabe para dónde van”.
En esas campañas también participan políticos –especialmente el expresidente Felipe Calderón– y la cúpula empresarial. Sobre éstos, el doctor en antropología expresa que se trata del “núcleo desplazado que no encuentra acomodo. Se siente profundamente lesionado por lo que está sucediendo. Ésta es la expresión de la derecha y la ultraderecha mexicana”.
En referencia a la posibilidad de que esas señales demuestren que se está fraguando un golpe de Estado blando, el investigador señala: “no podríamos descartar absolutamente nada, pero sí se están dando contradicciones sumamente fuertes que están causando un desasosiego enorme”.
Y agrega que “es muy preocupante lo que está sucediendo: a nadie le gusta este ambiente de por sí ya enrarecido de una tragedia dantesca de grandes proporciones humanas, como es la pandemia, y lo que está pasando dentro de estos aparatos pro golpistas”.
Sin embargo, el doctor en antropología por la Universidad de Utah, observa que el gobierno de López Obrador “se está debilitando porque, por un lado, entró en la maraña de las contradicciones interburguesas y, por el otro lado, golpea, al mismo tiempo, los movimientos y procesos de la izquierda anticapitalista que obviamente no se sienten representados por un gobierno que en plena pandemia está dándole gas y marcha a todos sus megaproyectos.
“Los trabajadores están construyendo [la refinería] Dos Bocas. ¿No tienen derechos sanitarios? O los que están empezando el Tren Maya. Todos los que buscan las concesiones, es ahí donde se entra en un terreno de contradicciones”, expone.
Por su parte, Luis Daniel Vázquez Valencia, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), retoma dos conceptos de la ciencia política para hablar de las actitudes manifiestas por la derecha mexicana, y que hacen referencia a la “oposición desleal” y la “oposición irresponsable”.
En entrevista con Contralínea, cita al sociólogo español Juan José Linz y explica que la oposición desleal corresponde a regímenes que en principios son democráticos en términos electorales, como en el caso mexicano, pero “tienes una oposición que te hace una crítica de mala fe y esa crítica, además, es abiertamente antidemocrática”.
Ejemplifica a los resquicios que quedaban en la Alemania nazi después de la Segunda Guerra Mundial; así como la oposición fascista que hay en Estados Unidos –sectores abiertamente racistas–, contraria a los derechos humanos y donde siempre va a ser oposición de un gobierno democrático.
“Su objetivo principal no es ganar elecciones sino hacer un golpe al régimen democrático. Por eso es que le llaman oposición desleal, porque es una oposición que no cree, no valora la democracia y no va a jugar en términos democráticos”. Sin embargo, considera que todavía no se trata del caso de México.
Paralelamente, añade, a esta idea de oposición desleal existe otro concepto en la ciencia política definido como “oposición irresponsable”. Ésta, expone, es “aquella que no va a llegar a ningún acuerdo porque no le interesa. Lo único que le interesa es que se quite el presidente o el gobierno en turno para que se ponga él.
“No le interesa acordar nada, no le interesa ninguna política en particular, ni crear ningún tipo de lógica con el partido que se encuentra en el gobierno o incluso, emplear la crítica constructiva de decir: ‘yo me opongo a esta política, pero creo esta otra podría ser’. […] Nunca va a presentar una propuesta porque su objetivo no es proponer sino golpear, denostar. Justamente, ser una oposición irresponsable, para que en algún momento, cuando se dé la coyuntura, ganar las elecciones”, dice el investigador de temas que incluyen la teoría jurídica del derecho internacional de los derechos humanos, la relación entre la democracia, los derechos humanos y el mercado.
El investigador del INAH Gilberto López y Rivas comenta que la pandemia del SARS-CoV-2 ha puesto de manifiesto “las contradicciones de un capitalismo mercantilizado, extractivista, altamente violento en términos de lo que podría ser la economía facciosa de los grandes grupos delincuenciales del capitalismo, el crimen organizado y toda la podredumbre de este sistema. La pandemia lo ha desnudado”.
De tal manera, añade, las contradicciones se suscitan y, particularmente en países como el nuestro que es un país dependiente, completamente intervenido por las economías trasnacionales.
“Éstas exacerban las contradicciones que, ya de por sí, se habían estado dando con el nuevo gobierno, los nuevos grupos dominantes dentro de los aparatos del gobierno, de los grupos favorecidos por los nuevos megaproyectos extractivistas como el Tren Maya, el Nuevo Aeropuerto, el proyecto del Istmo de Tehuantepec. Todo lo que ha representado el nuevo gobierno con sus megaproyectos”, expone.
En la estrategia que lleva la oposición al gobierno de López Obrador, uno de los actores identificados es el periodista Carlos Loret de Mola. Éste difundió a través de las páginas de El Universal [20 de abril pasado] el contenido de una carta enviada por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelí, al primer mandatario mexicano, en el contexto del reclamo del SAT a 15 grandes contribuyentes que habían evadido impuestos por 50 mil millones de pesos que denunció el propio López Obrador.
En la misiva, el líder empresarial respondía al presidente: “Recibo con asombro una carta en donde usted me pide ayuda para cobrar supuestos adeudos de compañías al Servicio de Administración Tributaria. Eso escapa a mis atribuciones y representaría una violación de la ley que, por principio personal, no puedo hacer.
“No soy político ni pretendo serlo, y no busco tomar posiciones que nos alejen del objetivo fundamental que es trabajar por el bien de nuestro país. Recibo con asombro una carta en donde usted me pide ayuda para cobrar supuestos adeudos de compañías al Servicio de Administración Tributaria. Eso escapa a mis atribuciones y representaría una violación de la ley que, por principio personal, no puedo hacer. Tanto usted como yo estamos obligados a cumplir con el principio de legalidad, y liderar con ese ejemplo. Sin embargo, le reitero mi disposición de seguir ayudando a usted y a su gobierno. Soy un hombre de compromiso y resultados.”
Al respecto, el 9 de abril pasado, López Obrador anunció en su conferencia de prensa matutina: “ya le mandé el oficio al presidente del Consejo Coordinador Empresarial. Como no me lo preguntan, se los digo, ya le mandé el oficio con los 15 grandes empresarios, las 15 grandes corporaciones que le deben a la hacienda pública y que tienen para pagar, 15 que deben, incluidas multas y recargos, 50 mil millones de pesos”.
En la columna donde publica esa carta, Loret de Mola escribió en alusión al presidente: “sus declaraciones, su estilo autoritario y no pocas decisiones de política pública han generado desconfianza entre empresarios, inversionistas y analistas y esto se ha reflejado en una baja notable en las calificaciones crediticias de México, una sistemática salida de capitales, un desplome de la inversión privada en el país y una notable incertidumbre en los mercados”.
En lo que considera siempre su derecho de réplica –su conferencia de prensa matutina–, se ha referido lo mismo a columnistas que a medios de comunicación que forman parte de las filas de sus “adversarios”, como llama a sus detractores. Por ejemplo, el 8 de abril preguntó al director del IMSS, Zoé Robledo: “¿quién fue ese periodista que dijo que el Seguro había comprado guantes de cocina para atención médica?”; a lo que Robledo respondió: “Carlos Loret de Mola”. Y el presidente añadió: “Ah, Carlos Loret de Mola. O sea, la gente no lo sabe y no tenemos por qué estar ocultando esas cosas”.
El primer mandatario también ha señalado el papel de algunos medios de comunicación, a los que considera aliados o parte del sector conservador y la derecha de México.
Por ejemplo, el 29 de abril pasado dijo: “yo sé que ahora por todo se molestan, andan de mal humor. Aclaro, no hay mal humor social, hay mal humor de los que antes mandaban y de sus voceros, y de toda la llamada clase política porque ya no hay corrupción”.
Y agregó: “antes sí era muy prepotente el actuar de los medios, se llegó a hablar del cuarto poder, no de los medios independientes, críticos al régimen, prepotencia en los medios impulsados por el régimen, tolerados por el régimen, medios que obedecían y callaban, que aplaudían, que se dedicaban a quemar incienso al presidente en turno y ahí no había ninguna posibilidad de equilibrio, porque el que era opositor era maltratado, vilipendiado, había campañas de linchamiento en medios de comunicación contra quien no se alineaba y trataban a los opositores de irresponsables, rojillos, locos, etcétera, etcétera, etcétera.
“Entonces, ahora por eso hablo de las benditas redes sociales, porque eso permitió equilibrar, ahora cualquier ciudadano puede dar a conocer su opinión…
Lo de la objetividad es muy relativo, la prensa conservadora pues está en su papel, esto del Reforma y otros, y hay otros medios, y yo también que ejerzo mi derecho de réplica, entonces, ahí nos vamos”, expresó el titular del Ejecutivo.
Y aunque en algunos medios de comunicación se sigue difundiendo la idea de que el gobierno es ineficaz y que hay un malestar social en contra, cuando el mandatario ofreció adelantar 1 año el proceso de revocación de mandato para que la oposición exprese en las urnas ese supuesto descontento, los partidos políticos de oposición lo rechazaron.
Para descalificar los señalamientos del supuesto rechazo generalizado a su gobierno, el presidente también ha preguntado por las encuentas, pues de esta presunta crisis de credibilidad que le achacan no hay estadísticas.
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De acuerdo con las definiciones del politólogo estadunidense Gene Sharp, quien acuñó el concepto del golpe de Estado blando, éste consiste en cinco fases:
Primera: se llevan a cabo acciones para generar y promocionar un clima de malestar, como “denuncias de corrupción” y “promoción de intrigas”.
Segunda: se procede a desarrollar intensas campañas en defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno en el poder.
Tercera: esta fase se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la promoción de manifestaciones y protestas violentas, que amenacen a las instituciones.
Cuarta: en este punto se llevan a cabo operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de “ingobernabilidad”.
Quinta: la fase final tiene por objeto forzar la renuncia del presidente mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en las calles; paralelamente se va preparando el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.
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