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Rius. Adiós a un grande

Rius. Adiós a un grande

Eduardo del Río, Rius

La muerte del caricaturista Rius, Eduardo del Río García, a los 83 años de edad en Tepoztlán, Morelos, enluta al gremio: se fue el último de los grandes historietistas del país y uno de los autores más leídos.Eduardo del Río, Rius

Contralínea recuerda al autor de Cuba para principiantes, Diccionario de la estupidez humana, Ni Independencia ni Revolución y Santo PRI líbranos del PAN, entre otros libros, con una entrevista que le hizo hace ya algunos ayeres, en la cual afirmaba que “hoy, la caricatura tiene más vigencia que hace 50 años: hay más diarios adonde aceptan la caricatura y la publican constantemente.”

Rius, crítico siempre, observaba que la televisión es el único medio donde la caricatura y el buen periodismo no tienen cabida. “Hay mucho que hacer en ese campo”, decía.

Al referirse al trabajo del caricaturista, Rius observaba que a diferencia del reportero, que “trata de disfrazar esa mentada con muchas palabras, el caricaturista no puede disfrazarla, es más directo y por eso estamos más expuestos, nuestra firma aparece siempre”.

El autor de Los Supermachos siempre apostó a que los lectores pensaran en los problemas políticos y sociales. Por ello, consideraba que ser caricaturista es “una carrera con obstáculos y no la recomiendo a quienes quieran hacerse ricos ”.

Por su pincel crítico o subversivo, su momento más difícil como caricaturista fue en 1969, cuando lo secuestró el Ejército para desaparecerlo: “Presumo que fui el único que se le fue vivo a Echeverría”, decía en aquella entrevista al recordar el suceso.

Hace unos años Rius veía su futuro así: “Me faltan un montón de cosas, yo siento que ya hice lo que quería hacer, dije lo que quería decir y después de haber hecho 100 libros creo que ya no me queda nada por hace. He hecho de todo, he viajado, no tengo nada de qué quejarme de la vida que he llevado. Creo que no me falta más que morirme”. Este 8 de agosto la muerte le llegó a eso de la 1 de la madrugada. Su cuerpo fue velado en la Ciudad de México sin rezos ni plegarias. (Con información de Ana María Hernández/Pilar San Vicente)

Redacción