La seguridad nacional en México está en entredicho frente amenazas como la epidemia de Covid-19, debido a dispersión y falta de coordinación interinstitucional para enfrentar riesgos potenciales y en curso, como la pandemia, los problemas de seguridad pública y la delincuencia organizada, aseguran expertos.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha redefinido política y estratégicamente la seguridad nacional para prever y enfrentar riesgos y amenazas como la Covid-19. Es una asignatura pendiente de México, que ni los gobiernos priístas ni panistas -de Vicente Fox y Felipe Calderón- pudieron concretar, asegura en entrevista Abelardo Rodríguez Sumano, doctor en relaciones internacionales y políticas comparadas por la Universidad de Miami.
Por el contrario, asegura que en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador hay una distorsión de la seguridad nacional, al considerar la seguridad pública como el eje de ésta, cuando pertenece al campo de la seguridad interior. “No veo un planteamiento estratégico en materia de seguridad nacional que nos permita vincular el tema doméstico al tema externo”.
En su opinión, no hay un proyecto estratégico de seguridad nacional. Incluso hay un retroceso, el cual se puede ver en la forma en que se creó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y en las definiciones de seguridad nacional contenidas en el Plan de Paz y Seguridad.
La gran novedad en este sexenio es que la coordinación nacional de inteligencia, otrora a cargo del Cisen en la Secretaría de Gobernación, se traslada a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) así como el Centro de Seguridad Nacional (CNI) y también un área clave de inteligencia de la Guardia Nacional, admite.
“A pesar de la concentración de trabajos de seguridad e inteligencia compartidos con la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y Secretaría de Marina (Semar)-, en la estructura de la SSPC, no se tiene claro lo que es la seguridad nacional.”
Considera que el CNI como el secretariado técnico del Consejo de Seguridad Nacional deberían estar en Presidencia de la República para trazar la información, cruzarla en todo el gabinete y concentrarla en la figura de un consejero de seguridad nacional.
Buscar la negociación y la paz dentro de la nueva estrategia de seguridad pública es insuficiente porque la delincuencia puede poner en jaque al Estado, al tiempo que el dilema mucho más profundo es que hay una seguridad nacional disfuncional en el estado de derecho en el Centro Nacional de Inteligencia, subraya.
Rodríguez Sumano advierte que no hay registro de riesgos y amenazas, dentro de los cuales habría que incluir la relación México-Estados Unidos, donde uno de los actores principales de la operación y aplicación de la seguridad nacional son las Fuerzas Armadas, que han mantenido una distancia muy clara con respecto a la relación bilateral.
Para el profesor-investigador del Departamento de Estudios Internacionales en la Universidad Iberoamericana, tanto el tema del terrorismo nuclear como las tensiones políticas y militares entre Estados Unidos y China debieran ser tomadas en cuenta por México en su agenda de seguridad nacional.
Respecto a la Guardia Nacional, dice que faltó el diagnóstico de cómo la policía y la Secretaría de Seguridad Pública eran insuficientes para crear esta nueva unidad híbrida en la que, al final, la que tiene mayor peso es la Sedena. Pero lo que el país requiere es el restablecimiento del estado de derecho y la procuración e impartición de justicia; sin esto, la Guardia Nacional es insuficiente.
Aunque el presidente no ha dado resultados contundentes en cuestión de seguridad pública, y la pandemia ha destruido la economía de manera importante, es prematuro considerar que López Obrador va rumbo al fracaso, como ha ocurrido con las administraciones previas.
“Es muy pronto para llegar a esa conclusión”, plantea Guadalupe Correa-Cabrera, profesora asociada de asuntos públicos y estudios sobre seguridad en la University of Texas Rio Grande Valley, Estados Unidos.
“Tiene más fallas la oposición que el actual gobierno. Yo no veo una articulación de la oposición fuerte para hacerle frente al gobierno de la cuarta transformación”.
“López Obrador es un político hábil que ha sabido mantener su base social de apoyo, ha sabido sortear los ataques de la oposición; aunque hay algunas cuestiones por las que ha tenido que pagar los platos rotos de su gabinete. El manejo de la pandemia es un ejemplo, aunque no se le puede achacar todo al presidente”.
En entrevista, la doctora en ciencias políticas en la New School for Social Research (Nueva York), observa que las amenazas no son sólo internas y con la pandemia se van a disparar, como la pobreza y la violencia, sino externas, como las relaciones de poder externas con Estados Unidos, que no se van a modificar porque se trata de una cuestión sistémica, estructural, que no tiene que ver con las personas en el poder.
La crisis de la Covid-19 ya estaba definida en términos de inteligencia estratégica en el documento Global Trends, del Consejo Nacional de Inteligencia estadunidense, aunque no se sabía cuándo iba a pasar y en qué magnitud, apunta la doctora Magdalena Alcocer Vega, coordinadora de la licenciatura en inteligencia estratégica de la Universidad Anáhuac.
Las amenazas a la seguridad nacional de México son tradicionales y catastróficas, como la pandemia, la globalización, la apertura comercial indiscriminada, amenazas nucleares, que requieren de un conocimiento sistemático, ordenado y crítico para poder enfrentarlas, planteó la catedrática.
“El mundo post-Covid-19 establece escenarios en los campos económico, político y de seguridad, en donde México tiene una manera particular en la que impacta la pandemia, que requiere de inteligencia estratégica, recolección y análisis de información sobre condiciones globales,para saber cuáles son las amenazas potenciales a la seguridad de la nación y cómo transformar esa información en conocimiento valioso”.
Durante su participación en el foro virtual “La seguridad nacional en México: reflexiones de los expertos”, de la Universidad de las Américas Puebla, Jenkins Graduate School, la académica aseguró que lo más importante es cómo vamos a operar ese conocimiento a nivel de seguridad nacional, seguridad ciudadana (inteligencia policial, inteligencia táctica) y de seguridad privada o corporativa para las empresas.
La inteligencia estratégica es de vital importancia en el sector público, agencias de inteligencia estatales, corporaciones policiacas, en sectores privado, universidades, centros de estudio, academias, centros de prospectiva, consultorías, y unidades de gestión de crisis.
El impacto de la crisis en salud, economía y seguridad pública provocado por la pandemia está poniendo en riesgo al proyecto nacional 2020-2024, sobre todo el tema esencial de gobernabilidad, de “saber quién manda en este país”, consideró en ese mismo fork Jorge Enrique Tello Peón, exdirector del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) cuando Genaro García Luna también formaba parte de ese organismo y quien renunció a su cargo tras la primera fuga de un penal federal de Joaquín Guzmán Loera.
“Podemos desmenuzar la agenda anual de riesgos al detalle en temas de salud, economía y seguridad pública, pero preocupan los temas esencialmente de gobernabilidad, es saber quién manda en este país”.
Al participar en el foro virtual La seguridad nacional en México: reflexiones de los expertos, de la Universidad de las Américas Puebla, Jenkins Graduate School, Tello peón consideró que el territorio nacional, como uno de los pilares fundamentales del Estado, se ve afectado con la presencia de organizaciones criminales, como el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que mantiene “un control territorial de hecho por sobre el gobierno, cuyo control es de derecho”.
Destacó que la crisis generada por la pandemia agravó el desempleo y la pobreza, que terminan por decantarse en la sociedad en fenómenos en que parecería que se legitima lo ilegal, en todo tipo de expresiones relevantes, como tomas de casetas y el bloqueo de carreteras, se han convertido en un tema de financiación social.
“Venimos arrastrando un problema de seguridad pública desde el 2007 que se empezaron a disparar los índices delictivos, y estamos en máximos simbólicos: 80 muertos diarios y con la pandemia alrededor de 800 muertos diarios. “Ése es el tamaño de la crisis” de seguridad nacional y viabilidad del proyecto nacional, remató.
Por la pandemia los países se han visto en la necesidad extraordinaria de garantizar el derecho a la salud, pero confinamientos excesivos para reducir la velocidad de contagio, no solo afectan la libertad de las personas, sino sus derechos a alimentación, trabajo, acceso al agua, y sus derechos humanos, aseguró por su parte Julieta Becerril Romero, coordinadora de la licenciatura en Derecho de la Universidad Anáhuac.
“El principio de los derechos humanos es la interdependencia entre ellos que se materializan en la sociedad y hoy vemos que [con la pandemia] afecta en mayor medida a los sectores más vulnerables”.
Dijo que en esta lógica es de mayor importancia observar qué respuestas dan los Estados a la crisis de la Covid-19, al considerar que la comunidad internacional ha registrado que han estado utilizando confinamientos y medidas restrictivas como un pretexto para socavar a la disidencia.
“Las medidas que se han adoptado a nivel mundial han provocado afectaciones a la libertad de expresión; uso excesivo de la fuerza en personas que han roto el confinamiento, al grado de afectar su vida; casos de discriminación; maltrato a migrantes y solicitantes de asilo y refugio, e incremento de la violencia de género”, subrayó.
Durante el foro virtual “La seguridad nacional en México: reflexiones de los expertos”, de la Universidad de las Américas Puebla Jenkins Graduate School el general de División DEM Juan Morales Fuentes, presidente de la asociación de graduados del Colegio de Defensa Nacional, destacó que la esencia de la seguridad nacional en periodos de crisis es garantizar en proyecto de nación.
“El poder nacional es la suma de los recursos morales, intelectuales y materiales disponibles del Estado, para garantizar su propia seguridad y su desarrollo, así como la obtención y la conservación de los objetivos nacionales, y puede ser utilizado cuando estos están claramente establecidos”, enfatizó.
Dijo que un sistema de seguridad nacional responde en esencia a la necesidad de salvaguardar y proteger al Estado como entidad soberana, y a todos y cada uno de sus componentes, como su independencia, territorio, patrimonio, población, unidad nacional, sistema de gobierno, instituciones democráticas.
“La seguridad no es un fin en sí misma, sino un medio para conseguir un fin, que es el bien común. La seguridad nacional abarca los campos de seguridad interior y defensa exterior en todos los órdenes. Entre las facultades que tiene el presidente, una de ellas es emplear a las fuerzas armadas para la seguridad interior y la defensa exterior”, apuntó.
Los objetivos nacionales son la síntesis de las aspiraciones e intereses nacionales y es producto de la identidad nacional, como política del Estado que garantiza el desarrollo nacional y proporciona seguridad al proyecto fundamental de la nación, advirtió.
Las ciberamenazas representan un grave riesgo a la seguridad nacional, pueden afectar las infraestructuras críticas, como sistemas de generación y distribución de energía, telecomunicaciones portuarias y aeroportuarias, sistemas de información de sectores estratégicos, de las fuerzas armadas, alertó el Almirante DEM Conrado Aparicio Blanco.
Está claro que el Estado mexicano se encuentra en una grave vulnerabilidad cibernética, toda vez que no se han desarrollado suficientemente las capacidades de respuesta a las ciberamenazas, ni se cuenta con el control gubernamental para los flujos de información y datos.
En México los piratas informáticos han vulnerado el sistema financiero, el Banco de México, el sistema de pagos electrónicos, SPEI, y Pemex sin que hasta la fecha sepamos qué tan grave fue el impacto, dijo en su intervención en el foro virtual Seguridad e inteligencia estratégica: visión de futuro ante la Covid-19, organizado por la Universidad Anáhuac, Universidad de Murcia de España.
“No sabemos si ya ha quedado claro el marco teórico de la seguridad nacional, pero es claro el impacto que ha tenido el espacio digital de México, por lo que se requiere generar un concepto integral de seguridad nacional”.
El ciberespacio es la cuarta dimensión de operaciones militares, agregado a la gama de espacios del poder nacional mexicano, lo que significa que un impacto en el mismo genera un impacto en la seguridad nacional.
Dijo que el funcionamiento de internet en el que convergen millones de usuarios, obtienen y brindan conocimientos que bien pueden ser utilizados con fines lícitos, o por el contrario pueden usarse para delinquir y afectar Estados.
“Gracias a la revolución de las TIC se tiene mejor acceso a la sociedad del conocimiento. Ahora dentro del ciberespacio se dan estos conceptos que son parte del marco de la seguridad nacional, tales como amenazas, riesgos, poder nacional e intereses nacionales, con la diferencia de que a todo eso le agregamos el término cyber”.
Para el maestro Jesús de Miguel Sebastián, presidente de la Asociación de Agregados Militares, Navales y Aéreos de México la seguridad plena no existe. “todos tenemos una vulnerabilidad mayor o menor, la seguridad es supervivencia, tenemos que identificar los elementos clave de la organización a la que debemos darle seguridad porque el elemento clave es lo que define su supervivencia”.
Por ejemplo, dijo que el elemento clave de seguridad nacional del Estado es la soberanía, sin soberanía no hay Estado, por lo que tenemos que defenderla. Si hablamos del Estado tendré que proteger su integridad, su independencia, soberanía.
Si hablamos de la comunidad, hablamos de la identidad. Si la comunidad pierde la identidad ya no es comunidad. Entonces, debemos proteger la identidad. Si hablamos de la persona, tenemos dos vertientes, la seguridad humana, y la libertad frente al miedo y la libertad frente al deseo. Esos dos elementos del ser humano es lo que define su identidad y, por lo tanto, es lo que tenemos que proteger.
La seguridad como estado, como situación, como acción y como función. Son los cuatro elementos que nos permiten abordar la seguridad. Como estado, nos referimos al objetivo, qué es lo que tengo que proteger, si me enfoco a una persona, Estado, una organización. Ese objeto a proteger conduce a la multi-dimensionalidad de la seguridad para atender muchos aspectos del objeto.
“La vulnerabilidad –fortaleza o la debilidad propia–, tiene que ver con el riesgo y la amenaza. El riesgo es un peligro potencial de que algo atente nuestros intereses. La amenaza es el origen, en el caso de la pandemia del virus está asociada a algo que tiene la voluntad manifiesta de hacer daño”.
Mientras que la seguridad como acción, son los procedimientos, medios y estrategias que vamos a aplicar. Hasta dónde estoy dispuesto yo a empeñar mi esfuerzo.
La seguridad como función, es decir, la responsabilidad de proveer seguridad y de tomar decisiones, se ha vuelto una responsabilidad compartida, hasta en la seguridad nacional, puesto que intervienen instituciones de diversa índole, donde la sociedad ha sido un elemento pasivo de la seguridad.
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