El tráfico de armas pasó del auge durante el gobierno de Felipe Calderón, al tráfico “hormiga” con Enrique Peña Nieto, según el Estudio Global sobre Tráfico de Armas de Fuego de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas 2020, que incluye información de José Wall, exagente especial de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos.
El exagente Wall –destacado en Phoenix, Arizona y Nuevo México– confirmó que desde el inicio del periodo del presidente Felipe Calderón empezó el arduo movimiento de armas de grueso calibre, como la denominada cuerno de chivo, AK-47; y el rifle AR-15, una versión civil del M-16, usada en operaciones militares de Estados Unidos desde la guerra de Vietnam.
“Todo el tiempo ha habido tráfico de armas hacia México, la diferencia [con Calderón] fue la cantidad de armas obtenidas y el grueso calibre que conseguían [las organizaciones criminales], como el AK-47, así como pistolas calibre .38 súper”, expuso Wall en el foro virtual “Tráfico y control de armas en la agenda México-Estados Unidos”, organizado por la Udlap Jenkis Graduate School.
El exagente de la ATF dijo que observó cómo llegaba gente a las armerías que hay en la frontera a comprar grandes cantidades de pistolas, fusiles y granadas. “Fue una carrera de armas, los cárteles luchaban por ver quién tenía más y mejor armamento para pelear contra el Estado mexicano o entre ellos mismos”.
El problema no ha cesado. El propio secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval González, reconoció que el 70 por ciento de armas que ingresan al país son de manufactura estadunidense. El 30 por ciento restante proviene de España, Italia, Austria y otros países, de acuerdo con el último reporte (2020) de la ATF sobre el porcentaje de armas ilegales que ingresan a México.
En la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador (2 de enero de 2020), el titular de Sedena indicó que el tráfico de armas de fuego en su mayor parte se produce en la frontera de México con los estados de California, Nuevo México, Arizona y Texas.
El tráfico hormiga de armas de fuego de Estados Unidos a México de organizaciones criminales resulta en flujos considerables y acumulación, como resultado de una estrategia organizada, de la oferta y demanda a nivel local o a escala más grande a través del uso de “mulas”, incluidos migrantes y refugiados.
“De tal suerte que la disponibilidad de armas de fuego en el mercado lícito, a través del tráfico hormiga es más eficaz para los delincuentes adquirirlas y desviarlas como alternativa al tráfico a gran escala”, advierte el Estudio global sobre tráfico de armas de fuego de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (UNODC) 2020.
Con datos de 2017-2018, el último periodo del presidente Enrique Peña Nieto, el informe destaca que en la frontera terrestre entre Estados Unidos y México “se observa cómo el ‘comercio de armas hormigas’ se realiza de forma organizada, a pesar de que las armas de fuego se mueven en lotes más pequeños, las fuentes pueden estar más concentradas”.
Precisa que este fenómeno ha sido documentado en la frontera entre Estados Unidos y México, como un mecanismo que puede ocurrir o no de manera concertada por los destinatarios finales de las armas traficadas, pero también por múltiples individuos de forma independiente.
Roxana Juárez Parra, exdirectora nacional adjunta de la Unidad de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas de la SIEDO, destacó durante el foro virtual de la Universidad de las Américas que si el 70 por ciento de las armas aseguradas al crimen organizado son armas largas, como AR-15 y AK-47, “significa que los criminales se están armando para una guerra”.
La exfuncionaria subrayó: “las armas cortas son aseguradas generalmente en zonas urbanas porque se usan principalmente para asaltar. Para un combate se requiere de armas largas. Entonces, lo que nos está diciendo esto es que las armas se están adquiriendo para un combate real”.
Al participar en el foro virtual Tráfico y Control de Armas en la Agenda México-Estados Unidos 2020, dijo que los cárteles de la droga ahora hacen una especie de outsourcing en el que ya no tienen traficantes de armas exclusivos, sino que contratan a vendedores que, además, éstos tienen muchos otros clientes, haciendo más difícil el rastreo de armas.
Respecto a la tendencia de aseguramientos de armas, Juárez Parra refirió que en la época de apogeo de Los Zetas las armas más aseguradas en la región del Golfo eran las AR-15, requieren de entrenamiento militar o policial para su uso. Mientras que del lado del Pacífico predominaron las AK-47, el tipo de armas pasadas a México con el operativo Rápido y Furioso.
Durante la mitad del gobierno de Peña Nieto, en el armamento de tipo militar –en 2014 y 2015– predominaron las subametralladoras, que habrán visto en manos de los policías bancarios e industriales, un tipo de armas muy disuasivas.
En cuanto a las granadas, la mayor cantidad aseguradas fueron las de calibre de 40 milímetros, necesitan un aditamento para ser lanzadas, pese a ello son las más compradas, mientras que las granadas de fragmentación tienen menos demanda en el mercado.
En Chiapas la mayoría de los aseguramientos de armas son de calibre 762, que es propio de las armas AK-47, porque es un estado de paso de armas de Estados Unidos y de Centroamérica, en esta último en menor medida, porque no comparten información ni tienen un registro de esas armas que pertenecieron a la guerrilla.
En Guerrero hay una situación muy especial: se han comprado cientos de armas para uso exclusivo de los policías municipales y estatales y resulta que extrañamente se les pierden las armas.
“La mayoría de armas y granadas aseguradas ha sido por coincidencia cuando se establecieron operativos y retenes en la llamada guerra contra el narcotráfico, lo que nos permite deducir que se le ha dado más prioridad al combate al narcotráfico que al tráfico de armas”, explicó Juárez Parra.
Por ejemplo, “en la SEIDO llegue a ver detenciones de personas que eran juzgadas más por la posesión de un kilo de cocaína que por 80 armas largas aseguradas. El asunto de las armas no era investigado; lo mucho que se hacía para poder cubrir el expediente era solicitar a los norteamericanos el rastreo de ese armamento”, acotó.
No obstante, señaló que entre 2010 y 2012 hubo más aseguramientos de armas y después con Peña Nieto la disminución fue evidente, se tomó la decisión de eliminar la palabra violencia del discurso y se retiraron las tropas de Tamaulipas, por lo que también se vio disminuido el aseguramiento de armas.
Indicó que durante ese periodo, de las armas aseguradas en México, con base en peticiones hechas al gobierno de Estados Unidos para que hiciera su rastreo, resultó que el 58 por ciento de esas armas fueron compradas en Estados Unidos, el 19 por ciento provenía de Centroamérica y el resto de Europa.
Jorge Septién, especialista en seguridad y experto acreditado en registro de armas de fuego y explosivos consideró lamentable la incapacidad de los actores que tienen que ver con el control de la venta y tráfico de armamento.
“Si bien la ONU tiene como una de sus preocupaciones el control de la venta de armamento, nos enfrentamos a un monstruo de muchas cabezas. Vivimos a lado del país más importante comercial y militarmente del planeta, y por el otro lado nuestro país es muy pobre y muy limitado en cuanto al armamento”, refirió.
México se manifiesta como un país no bélico, que busca relaciones cordiales, diplomáticas, amistosas, cuando, por el otro lado, el país del norte tiene como su segunda enmienda la capacidad de todo ciudadano (más de 300 millones de habitantes) de poseer armas para su defensa, destacó.
“Esto ha producido un doble discurso. Por un lado, hablan de que habría control de armas, desde el atentado que sufrió el presidente Ronald Reagan y surgió la Ley Brady, se produjo un cambio importante en la laxitud de compra, distribución y posesión de armas por cualquier ciudadano norteamericano”, expresó Septién.
“La realidad es que se burlan las de por sí laxas medidas para el control de armas. Tenemos ferias y eventos en los que se venden armas de manera privada y donde muchos ciudadanos alquilan su nombre y personalidad jurídica para comprarlas y luego venderlas a criminales, para ser exportadas ilegalmente a México, donde más de 2 millones y medio de armas alimentan a los cárteles y a bandas criminales”.
El informe global del tráfico de armas de la UNODC señala que la sistemática adquisición ilícita de armas de fuego mediante compras falsas [en Estados Unidos] involucra a una persona que compra legalmente un arma de fuego con la intención de pasársela ilegalmente a otra persona borrando números de serie y denunciando el robo del arma.
“Una sola compra de paja puede implicar grandes cantidades de armas de fuego, y las mismas personas pueden estar involucradas en múltiples compras de paja y múltiples cruces fronterizos”.
Las incautaciones transfronterizas como sustituto del tráfico, es un indicador para comprender mejor el fenómeno del “tráfico de hormigas”, en la medida en que las armas se incautan en cantidades más pequeñas, teniendo en cuenta que esto también puede verse influido por la aplicación de la ley, destaca el documento.
En particular, los casos de cinco armas de fuego o menos representaron dos tercios de las armas de fuego incautadas por México, al cruzar la frontera de Estados Unidos, y una proporción aún mayor (78 por ciento) de las armas de fuego incautadas por Estados Unidos en el mismo periodo en la frontera rumbo a México.
Además, la comparación entre las incautaciones aduaneras en general y las realizadas específicamente en ruta desde Estados Unidos y México sí apoya la hipótesis del tráfico hormiga entre estos dos países, en el sentido de que este flujo parece ocurrir en lotes individuales más pequeños que los de un patrón global general.
Una comparación de los tipos de armas incautadas en Estados Unidos y México revela que la proporción de rifles ha aumentado progresivamente desde las recuperaciones realizadas en Estados Unidos en general (14 por ciento), a incautaciones aduaneras transfronterizas realizadas por las autoridades de Estados Unidos (24 por ciento) y nuevamente incautaciones en México (41 por ciento).
Este patrón del mercado ilícito de armas en México exhibe una fuerte demanda específicamente de rifles que pueden ser alimentados por flujos provenientes de Estados Unidos, o una prioridad desigual dada a los rifles entre Estados Unidos y México en la frontera, establece el informe de la ONU.
Renato Sales Heredia, extitular de la Comisión Nacional de Seguridad 2015- 2018, señala que en la lógica de suma cero que caracterizan las negociaciones con Estados Unidos, poco es lo que México puede lograr en el tema del tráfico de armas, un expediente diplomático con el que México ha respondido en los últimos años en las reuniones bilaterales.
“¿Acaso va a modificar el Congreso a la segunda enmienda que permite a los norteamericanos comprar y usar armas? ¿va a restringir como lo hizo William Clinton a republicanos y demócratas la venta de armas de asalto? ¿Van a clausurar armerías en Texas y en Nuevo México? ¡No, no lo harán ni los republicanos ni los demócratas!”, exclama Sales Heredia.
Eso no va a ocurrir, remata el exfuncionario. Advierte que en México mientras en 2007 tres de cada 10 homicidios se cometían con arma de fuego, en 2020 se cometen 8 de cada 10 homicidios; y 7 de cada 10 de las armas que se trafican provienen de Estados Unidos.
“De ahí la urgencia, en medio de la pandemia, de algunas empresas que urgen a México para que restablezca las cadenas de producción, porque producen los fuselajes, misiles y partes de aviones de guerra”, subrayó en ex Zar antidrogas de Peña Nieto.
La gran cantidad de armas en México, sumado a la enorme pobreza y menos recursos en la post-pandemia, significan un coctel donde el crimen organizado, bien armado, va a seguir luchando por las pocas plazas que se están cerrando, advierte Guadalupe Correa-Cabrera, doctora en ciencias políticas en The New School for Social Research, de EU.
El operativo Rápido y Furioso, la lucha antinarcóticos y el caso Genaro García Luna, el protagonista central es el expresidente Felipe Calderón, y el apoyo a la fallida estrategia del gobierno de Barack Obama, que hoy libra una batalla política por la presidencia en Estados Unidos, afirma la profesora del Departamento de Asuntos Públicos y Estudios de Seguridad de la Universidad de Texas.
El fracaso de la lucha antinarcóticos de Calderón-Obama, representado por el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, hoy candidato presidencial demócrata y el caso García Luna no abona a la política de seguridad en México, sino a la calificación de la relación entre ambos expresidentes, anotó.
Para la experta en temas bilaterales los dos expresidentes tienen mucho interés en contrarrestar los malos resultados de una estrategia antinarcóticos y de tráfico de armas que ha costado cientos de miles de muertes en la frontera sur.
“Es muy importante entender que el juicio de Genaro García Luna en Estados Unidos coloca a México en una situación muy complicada, como un país que en cuestión de corrupción en las fuerzas del Estado están totalmente vinculadas con el crimen organizado”, resaltó Correa-Cabrera.
Dijo que se trata de una cuestión político-electorera. García Luna está preso en Estados Unidos, no por autoridades mexicanas y hasta ahorita, lo que se tiene en su contra son testimonios de criminales. Eso podría ser un ataque político en un momento electoral ya que Obama se relaciona con el candidato demócrata Joe Biden.
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