Se aproxima el final del sexenio, durante el cual el empresario avícola José Eduardo Robinson-Bours Castelo ha sido dueño de los tres poderes en Sonora y manipulador de los tribunales federales asentados en la entidad. Y por esto logró imponer el mal gobierno de su despotismo familiar y las complicidades de un grupo empresarial-financiero.
Estos se apoderaron de la riqueza sonorense (turismo, tierras, edificios, inversiones, etcétera) a tal grado que la concentración de la riqueza está en manos de 20 familias encabezadas por los Robinson-Bours, Javier, el papá, y los hijos, Eduardo y Ricardo, conocidos como los “carnales” por su hermandad más que de sangre, para el despojo y el abuso del poder.
No hay (y la excepción confirma la regla) gobernante que no soborne a cierta prensa a través de periodistas y editores proclives a esa corrupción. Y ningún gobernador deja de utilizar la publicidad, para la cual hacen un apartado (aparte de los apartados para enriquecerse) del presupuesto de gastos, para condicionar a los medios de comunicación, comprándoles su libertad para no publicar la información que molesta al funcionario y, ante todo, para que la crítica se dirija sólo a los enemigos del gobernador.
Por eso es que la prensa en las entidades y la capital del país no pueden en lo general ejercer los derechos constitucionales de libertad de expresión escrita. Y cuando los periodistas, editores y directores se atreven a publicar escritos sobre cualquier materia, son víctimas de represiones, amenazas y éstas hasta cumplidas por la vía del homicidio.
En este contexto se dio la información de que ametrallaron la casa del director de El Debate (en Guasave, Sinaloa). Y en Sonora hay ya cuatro periodistas muertos y la desaparición, que huele a crimen, del reportero Alfredo Jiménez, de El Imparcial (este periódico por décadas buscando y ejerciendo la libertad de prensa, para actualmente estar al servicio del mal gobierno de Robinson-Bours).
En diciembre pasado la revista especializada en medios Etcétera, celebrando su octavo aniversario, como reportaje central publicó “El gobierno de Sonora compra periodistas”, amparado en una relación de revistas, periódicos, televisoras, radios y periodistas que de 2004 a 2008 recibieron sobornos del gobierno de Robinson-Bours.
La revista Etcétera obtuvo la información consultando al gobierno de Robinson-Bours. Obviamente el gobierno sonorense no proporcionó toda la lista de gastos en sobornos, como tampoco me fue dada completa la información que durante más de un año estuve solicitando y cuya documentación es un libro titulado El expediente Bours. La corrupción de la transparencia y la transparencia de la corrupción y que ya fue presentado en Sonora.
No sólo Bours compra periodistas, ya que durante ya más de cinco años (su sexenio periclita) la rapiña del grupo en el poder ha comprado jueces, magistrados (locales y federales) y legisladores de todos los partidos, para imponer uno de los peores y más devastadores abusos del poder.
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