“En todo momento a Luis quiero con toda mi vida porque él, me quiso con toda su vida; a Fernando y a Lina los quiero ver en mi entierro”: ¡Atentamente Lalo!
Fueron las últimas palabras de Luis Eduardo López Galván, quien a sus 18 años decidió cerrar fría y trágicamente las puertas de su vida. Se colgó con un mecate de nylon atado a una viga del techo de madera de su casa que se ubicaba en el patio y el otro extremo a su cuello para después dejarse caer.
Edgar Ramírez
Ciudad Victoria, Tamaulipas
Se dio a conocer que la decisión fue derivada de problemas que tenía con sus familiares y por estar desempleado. No encontró una mejor salida.
El hecho -de acuerdo al informe que dio a conocer Nelson Muñiz jefe de grupo de Homicidios de la Policía Ministerial- ocurrió a las 10:00 horas del domingo 31 de octubre en la colonia Niños Héroes de Ciudad Victoria
Ese día, paramédicos de la Cruz Roja arribaron al lugar para brindarle los primeros auxilios a Luis; sin embargo fue inútil, porque ya no presentaba signos vitales.
El caso de Luis Eduardo es el último caso del eslabón suicida registrado en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Tamaulipas.
Con un total de 523 casos, Tamaulipas se coloca en primer lugar a nivel nacional en casos suicidas, con lo que se convierte en un record histórico en nueve los meses de 2010 al incrementarse en más del 300 por ciento del promedio anual y mas lo que podría acumularse en diciembre.
Según Nelson Muñiz, jefe de grupo de Homicidios de la Policía Ministerial, de enero a septiembre de este año se habían registrado 98 casos en Matamoros con lo que se convertía en el municipio número uno.
En la lista sigue Nuevo Laredo con 93 y en tercer lugar Ciudad Victoria, con 82, mas el caso de Luis en el pasado 31 de octubre.
Muñiz detalla que septiembre ha sido el mes con mayor número de personas suicidas: 101 personas en Tamaulipas decidieron quitarse la vida colgándose con mecate, es la forma más común a la que recurren.
Pero fue desde mayo cuando los suicidios empezaron a dispararse más de lo normal, pues en ese mes se registraron 63 casos, en los meses de junio y julio 72 casos y en agosto 77.
Lizeth Nieto Rodríguez, del Departamento Jurídico Integral del DIF, asegura que los principales factores que inducen al suicidio son la depresión, la baja autoestima, la mala relación de la persona con su familia, su pareja o entorno, problemas económicos, y algún trastorno mental o el consumo de sustancias nocivas.
Precisa que la mayoría de las personas con pensamientos suicidas dan muchas señales, antes de llevar a cabo el suicidio: hablan mucho sobre el tema de la muerte, se deprimen y reprimen en la soledad, toman acciones riesgosas cuando no son introvertidos, o llegan a confesarlo a algún amigo o familiar.
Por su parte, el paramédico de la Cruz Roja, Gildo Rodríguez Alcalá, señala que una persona que intenta y concreta suicidarse opta principalmente por el ahorcamiento, en segundo el arma de fuego y luego el arma blanca.
Agrega que en los casos que ha tenido conocimiento, prevalecen los problemas afectivos y socioeconómicos de los suicidas.
“De los 523 casos de suicidios reportados en el Estado, 428 han sido por el método del ahorcamiento, mientras que 84 de los casos han sido con arma de fuego, y por último el método del arma blanca con 8 casos; 3 casos más son por otros métodos menos utilizados en los cuales la muerte se realiza, por medio de golpes o caídas”, comenta.
Luis Humberto Garza Vázquez, terapeuta y experto en la conducta de la juventud culpó a los padres de familias de las decisiones suicidas de muchos jóvenes que a lo largo del tiempo han venido quitándose la vida de una forma tan trágica.
Asegura que los padres son los causantes de problemas y trastornos en la conducta de la juventud.
“Desde la ausencia de un clima de amor, paz y armonía familiar, la ausencia de una auténtica comunicación, hasta los conflictos entre los padres que derivan en violencia intrafamiliar o en la separación de los padres. Los niños y jóvenes son producto del ambiente en el que viven; y no siempre, las salidas que toman, son las más correctas”, lamenta.
Pero considera que “todos los padres de familia debemos de aprender en cabeza ajena. No es preciso vivir en carne propia la situación que se vivió en la ‘casa maldita’”… (se refiere al domicilio ubicado en la colonia Ampliación Echeverría, en donde en 2008 se quitaron la vida cuatro hermanos y el papá consecutivamente, y que dentro de las estadísticas figuran como el caso más escalofriante).
“La autoridad hace ya su parte, velando por el cumplimiento de la ley; nosotros debemos fortalecer la vida de nuestros hijos, mejorar su nivel de autoestima y hacerles ver las cosas buenas de la vida, que tiene que disfrutarlas, sin necesidad de poner en riesgo su vida y menos la de otros”.
El también catedrático de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) expone que sí impacta la cercanía y las vivencias con ciertas personas.
“El hecho de que un miembro de la familia o de una pandilla, ocasiona que entre los pares comience a rondar la idea suicida y luego, en un momento dado, viene el acto”.
Esta reacción se le denomina cara a cara, y son reacciones por compartir situaciones y que indudablemente comienzan a manejar la creencia de que el suicidio es una opción para solucionar los problemas que se les presentan en la vida.
—¿A qué se atribuye esta situación? — Un punto muy importante, es que se trata de una familia disfuncional, que tenía presencia de alcoholismo, drogadicción, violencia, hacinamiento, promiscuidad, y todo eso son indudablemente factores que pueden llevar a una persona al suicidio.
Desde agosto de 2008, hasta la madrugada del domingo 7 de junio de 2009, se han ahorcado 4 hermanos, el padre de ellos y un vecino, en una misma vivienda.
La casa de la familia Carrizales quedo marcada por la tragedia de los suicidios: la madrugada del domingo 7 de junio: Aureliano Carrizales González se quitó la vida, al igual que antes lo hicieron 4 de sus hijos y un vecino.
Nadie de los presentes, en ese momento lo pudo creer: “¡No puede ser! ¡No es posible!”, gritaba histérica una vecina, cuando se enteró del nuevo caso.
“Es una maldición”, opinó otro de los residentes del lugar.
Aproximadamente a las 2:00 horas del domingo, Aureliano Carrizales, quien tenía 56 años de edad, se colgó en el patio del domicilio que se ubica en la manzana 35 lote 19, de la colonia Ampliación Luis Echeverría.
Su hijo, Jesús Humberto Carrizales Mora vio el cuerpo de su padre colgando.
Según se dio a conocer que rápidamente cortó el mecate con un cuchillo, para luego trasladar a su padre en un vehículo particular al Hospital Civil.
Sin embargo el intento por salvarle la vida fue inútil, Aureliano falleció a los pocos minutos de ingresar.
Con este caso, nuevamente la tragedia enlutó a esta misma familia.
Como quedó escrito en varios medios locales y nacionales, en esa casa, el 17 de agosto del 2008, Isaías Carrizales Mora se quitó la vida a la edad de 33 años. Fue apenas el inicio de un fenómeno jamás visto en la ciudad.
De entonces hasta junio de 2009, se suicidaron en total 4 hermanos (incluyendo una mujer), el padre de ellos y un vecino.
Después de Isaías, también se quitaron la vida sus hermanos Erick Itsari y Gilberto, el 20 de septiembre y el 1 de octubre, de 2008, respectivamente.
Luego su vecino Francisco Bernardo Martínez García, hallado ahorcado en el patio, el 27 de octubre de 2008. En aquel entonces, don Aureliano Carrizales González se negó a ser entrevistado. No quería hablar del tema.
Su hija Gladys Adriana Carrizales Mora, sin embargo, dijo consternada que: “Nadie de nosotros esperábamos que pasara esto. No se lo deseamos a nadie y muchos vecinos ya ni nos quieren dirigir la palabra”. Casi mes y medio después, Gladys Adriana también se quitó la vida el 13 de diciembre de 2008. Se ahorcó como sus hermanos y el vecino.
Con la tragedia de Gladys, a casi medio año después, se creyó que se había frenado la racha mortal. Pero no fue así. La madrugada de un domingo de junio de 2009, Aureliano Carrizales González se quitó la vida en ese barrio, donde es común ver a adolescentes drogarse con resistol ‘5 mil’ en las calles. Nuevamente hubo consternación, temor y luto.
Y aunque son muchas las versiones que circularon en torno a la ola de suicidios, nadie sabe exactamente los motivos de los integrantes de esta familia para quitarse la vida.
El factor más creíble es que fueron abandonados por la mamá de la familia, Juana Mora Castillo.
El consumo de drogas y alcohol, la disfunción familiar y la imitación de conductas, son algunos de los patrones que religiosos han detectado.
Según el pastor del Centro Cristiano Getsemani en esta ciudad capital, Obed Gerónimo Zúñiga, desde el caso trágico de la familia Carrizales a la fecha, es un fenómeno jamás visto en Tamaulipas.
“Es un caso que estremeció a todos los habitantes de la ciudad”, sostiene.
Y reconoce que él mismo acudió al lugar. Recuerda que en el interior de la casa se improvisó un pequeño altar, donde hubo veladoras e imágenes religiosas, junto a las fotos de los suicidas.
Y aunque no hubo misa, Obed encabezó un culto evangélico en la azotea de la vivienda.
“Nosotros acudimos con varios integrantes de nuestra comunidad, se realizó una noche de oración que le llamamos ‘rompiendo la maldición del suicidio’”, indica Zúñiga.
Y que de acuerdo a la información que él mismo recabó en ese momento, la serie de suicidios ocurrió porque el primero que se ahorcó era un líder entre los demás.
“Lo querían mucho y cuando andaban borrachos o drogados, decían, yo voy a seguirlo”, detalla.
“Si se hace una investigación a fondo encontramos como principal patrón que estaban drogados o borrachos, ninguno andaba en sus cinco sentidos y aunado a que pertenecían a un hogar disfuncional. Seguían como una cadenita y sin apoyo espiritual”, admite.
Considera que el trabajo en estos casos, es muy complejo y que de los jóvenes, el único que a veces se acerca al templo, es Jesús, el adolescente que está vivo. El religioso finaliza: “La única forma de cerrar la puerta a todo esto, es acercándonos a Dios”.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía revela que en México existe una “sobremortalidad masculina” entre adolescentes y jóvenes, quienes además constituyen el único grupo poblacional cuyas principales causas de muerte son de origen externo y no por enfermedades crónicodegenerativas, como ocurre con la mayoría de los habitantes.
El organismo difundió el pasado 29 de Octubre detalles sobre la mortalidad en el país, a propósito del Día de Muertos, y aunque sus estadísticas llegan hasta 2008, indican que la disparidad que presentan los fallecimientos entre hombres y mujeres, en general se acentúa entre adolescentes y jóvenes.
El reporte indica que en general mueren 130 hombres por cada cien mujeres, pero “destaca el grupo de 15 a 29 años de edad, donde la mortalidad masculina es casi tres veces más alta que la femenina”, ya que por cada centenar de fallecimientos de mujeres, perecen 295 hombres.
También hay sobremortalidad entre los hombres que tienen de 30 a 59 años de edad, donde la proporción de decesos es de 193 por cada cien que ocurren entre las mujeres de edad similar.
La mayoría de los decesos de varones adolescentes y jóvenes mexicanos en el país son por causas “externas” y no por enfermedades.
Las estadísticas muestran que el número de varones que fallecen antes de los 30 años por accidentes de tránsito casi equipara a los que mueren por lesiones: 20 de cada cien o uno de cada cinco, para cada caso.
El INEGI lo presenta así: de cada cien fallecimientos de jóvenes de 15 a 29 años, 20.7 por ciento son por accidentes de tránsito y 19.6 por ciento por agresiones, mientras en tercer lugar se ubican las lesiones autoinfligidas intencionalmente, con 6.4 por ciento del total.
Destaca el caso de los suicidios, ya que en términos generales, ocho de cada 10 corresponden a hombres o bien “por cada mujer suicida hay cuatro hombres que incurrieron en este hecho”.
En 2008 ocurrieron 4 mil 681 suicidios, lo que equivale a 4.4 suicidios por cada cien mil habitantes. El 41 por ciento del total de suicidios fue cometido por adolescentes y jóvenes varones.
Con estos datos, el psicólogo Ricardo Mercado Dávila destaca que las muertes por causa de suicidio han aumentado en todo el mundo.
Según la Organización Mundial de la Salud, estas cifras sólo registran los suicidios directos, es decir, los definidos como quitarse la vida voluntariamente.
Y es que el promedio mundial de suicidios es de siete por cada mil habitantes al año de los cuales sólo un 40 por ciento de los casos son oficialmente denunciados.
Las causas abarcan una amplia gama de motivaciones humanas, entre las cuales cabe mencionar la depresión, la abulia, la pérdida del sentido de la vida y la creencia de que la propia muerte servirá de castigo a otra persona.
En todos los casos, entre un 25 y 40 por ciento de los suicidas han intentado varias veces eliminarse antes. Los intentos superan las diez a 50 veces y son dramáticamente más frecuentes entre los hombres (84 por ciento) que entre las mujeres (15 por ciento).
Pero sostiene que el suicidio es la segunda causa de mortalidad en la adolescencia. Los problemas siquiátricos son más frecuentes de lo que pensamos, afectan a un 10 ó 15% de la población.
Los más relacionados con el suicidio son la depresión, el trastorno bipolar, trastorno de conducta y esquizofrenia. De hecho, entre el 0.4 y 8.3% de los adolescentes sufren depresión, número que se duplica en el sexo femenino, circunstancia que los profesionales atribuyen a factores biológicos y psicosociales que se dan en las niñas con la pubertad.
La depresión y las tendencias suicidas pueden ser tratadas; por ello, si existe sospecha o el adolescente incluso ha amenazado con cometer un acto suicida, la familia ha de solicitar ayuda profesional.
Mercado considera que es necesario dejar atrás los pensamientos negativos, que sólo logran destruirnos y entender que la vida es una relación de ganar y perder y no por ello debemos sentirnos derrotados o que somos un fracaso.
“Comencemos a ser dueños de nuestra existencia, a posicionarnos de ella siendo más asertivos. Démosle un nuevo rumbo a nuestra vida, disfrutando y valorando las cosas buenas que tiene, no importa si son grandes o pequeñas. Apreciémoslas con intensidad para comprender que vivir es la mejor experiencia, a pesar de la crisis. Valorarnos y ver por la vida es vivir como ser humano”, concluye.
Brian Mishara, titular de la Asociación Internacional por la Prevención del Suicidio (IASP, por siglas en inglés), revela que hay más suicidios en el mundo que muertes por guerras, ataques terroristas y homicidios.
“El suicidio es realmente un gran problema mundial, uno piensa que mueren más personas por autoeliminación al año que por guerras, ataques terroristas y homicidios”, afirma en un informe publicado en reciente fecha.
Doctor en sicología, profesor de la Universidad de Quebec, Montreal, y director del Centro de Investigación e Intervención en Suicidio y Eutanasia, Mishara precisa que se producen más de un millón de suicidios al año en el mundo y que la mayoría de las sociedades no le presta demasiada atención, lo que es particularmente trágico, porque se puede prevenir.
El suicidio es un acto desesperado de alguien que está experimentando tanto dolor en su vida que quiere ponerle fin. No hay una incidencia genética, aunque algunos desórdenes mentales de origen genético aumentan los riesgos suicidas, así como “tener carácter impulsivo”.
De hecho, la mayoría de los suicidas que reciben ayuda no se quitan la vida, destaca el presidente de la IASP, organismo no gubernamental que mantiene una relación oficial con la Organización Mundial de la Salud y que proporciona asistencia y comparte información con asociaciones, investigadores, profesionales y clínicas, así como también brinda apoyo para programas de prevención de suicidio.
“La gente no se mata porque quiera morir, sino porque no ve ninguna esperanza de sentirse mejor en el futuro y que la mitad de la gente que comete suicidio lo hace bajo la influencia del alcohol o las drogas”.
Señaló que los hombres se suicidan más que las mujeres –salvo excepciones, como en China– debido a que “los hombres son menos propensos a buscar ayuda para sus dificultades personales.
El suicidio existe desde que se tiene registro de la historia humana y ocurre entre la gente más pobre y la gente más rica.
Pero las estadísticas no son siempre confiables, debido a que muchas veces los suicidios se registran como muertes violentas o accidentes.
No obstante, las tasas han descendido en muchos países donde en los cinco o 10 años recientes invirtieron en prevención del suicidio”, como en Estados Unidos. En tanto, las mayores cifras se registran en los países de la antes Unión Soviética, donde el alcohol juega un papel muy importante. Cuando ocurren grandes cambios, las tasas de suicidios suben.
En el suicidio también tienen que ver “los factores culturales”, como en Japón, donde perder el trabajo o no ingresar a la universidad puede ser considerado una deshonra, por lo que la persona afectada opta por quitarse la vida.
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