La cuenta regresiva ha iniciado para el próximo proceso electoral del mes de julio, donde, además de renovar la Presidencia de la República, los electores tamaulipecos seleccionarán a los nuevos integrantes al Senado y el Congreso de la Unión. A cinco meses de esta elección, las principales fuerzas políticas en la entidad llegan en circunstancias muy diferentes
Gerardo Ramos Minor / Reynosa, Tamaulipas
El 1 de julio de este año, México decidirá su destino en las urnas al elegir a la persona que gobernará los destinos del país por los próximos seis años. La decisión no será sencilla, pues ante sí los electores tienen la posibilidad de continuar con la política económica y social panista que ha dejado, como su saldo más visible, una guerra en contra de la delincuencia organizada que ha dejado a más de 50 mil muertos.
Por otro lado está la propuesta del PRI, un partido que ya sabe lo que es llevar las riendas del país y vive un impresionante segundo aire que podría convertir en presidente de la República a Enrique Peña Nieto.
La tercera vía es la de la izquierda, con un Andrés Manuel López Obrador que supo mantenerse vigente en el ánimo de los electores después de haber perdido la Presidencia de la República por un margen de apenas unas décimas de punto.
Estas no serán las únicas opciones que los electores tendrán delante de sí. También tendrán que elegir a los integrantes del Senado de la República, el Congreso de la Unión y, en algunas entidades, hasta el Gobierno del Estado y los Ayuntamientos.
En el caso de Tamaulipas, el proceso electoral contempla la renovación de los dos espacios en el Senado de la República que tiene la entidad, además de ocho diputaciones federales escogidas por selección directa, más las plurinominales.
Para cuando estas líneas estén publicadas, todos los funcionarios públicos que aspiren a un cargo de elección popular debieron de haber renunciado a sus puestos.
Sin embargo, aún faltaran varias semanas para que los institutos políticos se decidan finalmente por los personajes que representarán sus siglas en el proceso electoral que cada vez está más cercano.
Uno de los aspectos que seguramente será fundamental en el proceso electoral que se avecina es el tema de la inseguridad, mismo que además de que se convertirá el principal discurso de campaña de muchos candidatos, también regulará la manera en la que se llevarán a cabo los procesos de proselitismo.
Y es que para muchos sigue muy fresco en la memoria el recuerdo del lamentable asesinato de quien fuera el abanderado del PRI al Gobierno del Estado, Rodolfo Torre Cantú, quien fue asesinado a unos días de que se llevara a cabo el proceso electoral.
La experiencia de otras entidades de la República, en donde candidatos, alcaldes, diputados y otros funcionarios públicos han sido atacados por la delincuencia con funestas consecuencias, ha encendido las luces de alerta en las autoridades federales y estatales.
Incluso se ha manejado la posibilidad de solicitar al gobierno federal que otorgue protección armada a los participantes en las próximas elecciones, buscando con ello blindarlos de cualquier atentado que pudiera registrarse.
Además, estará el posible temor del electorado para salir a las urnas el día de la elección, tomando en cuenta que en otras entidades de la República, donde se han realizado votaciones, hubieron algunas amenazas de la delincuencia en contra de la población.
La forma en la que el gobierno enfrente la posibilidad de actos de violencia relacionada con el tema político, será determinante en el número de votos que pudieran recibirse en Tamaulipas.
EN EL PRI, LA INSTITUCIONALIDAD
Históricamente, Tamaulipas ha sido un bastión para el priismo, una fuerza política que generalmente se lleva todo en los procesos electorales.
Y aunque han existido elecciones en las que el PAN ha podido arrebatar alcaldías, diputaciones federales e incluso, las dos senadurías; los resultados más recientes demuestran que el PRI ha logrado recuperarse.
Para este proceso electoral la lista de aspirantes a las candidaturas para la cámara alta y baja se encuentra dentro del equipo de colaboradores del gobernador Egidio Torre Cantú, además de un puñado de alcaldes y diputaciones federales.
Entre los que podrían considerarse como favoritos, considerando su cercanía con el mandatario estatal, se encuentra el secretario general de Gobierno, Morelos Canseco Gómez, quien ya renunció a un escaño en el Congreso de la Unión para encargarse de la política interna de Tamaulipas.
Canseco Gómez, quien forma parte de una familia de gran participación política en la entidad, goza de la confianza del mandatario estatal, quien podría colocarlo en el primer lugar de la fórmula tamaulipeca.
Otros integrantes del gabinete tamaulipeco que podrían convertirse en aspirantes al Senado serían el secretario de Salud, Norberto Treviño-Manzo e incluso, el titular de la Secretaría del Trabajo, Raúl César González, quien también podría contender por la diputación federal del distrito que representa a Matamoros.
Sin embargo, también hay un grupo de alcaldes y diputados federales que podrían considerarse como contendientes al Senado.
Aunque en repetidas ocasiones ha dicho que no tiene interés de buscar una nominación, el presidente municipal de Reynosa, Everardo Villarreal Salinas, ha sido uno de los nombres que se repiten con mayor insistencia la momento de especular como posibles contendientes a la cámara alta.
Otro alcalde que aunque no ha externado públicamente su interés por contender para una senaduría, y sin embargo ha estado cabildeando la posibilidad, es el edil de Nuevo Laredo, Benjamín Galván Gómez.
Quien también podría ser considerado es el presidente municipal de Matamoros, Alfonso Sánchez Garza.
Otras opciones para el Senado se encuentran en la Ciudad de México. Tal es el caso del diputado federal Baltazar Hinojosa Ochoa, quien ha logrado una gran proyección gracias a que parte fundamental en una de las más importantes comisiones legislativas: la de presupuesto.
Quien también podría verse beneficiado con esta posición es el actual presidente de la Fundación Colosio, el matamorense Marco Antonio Bernal Gutiérrez. Entre sus principales fortalezas se pueden mencionar su cercanía con la cúpula del Revolucionario Institucional, además de su larga trayectoria en la política, que lo ha llevado a aspirar (sin éxito) a la gubernatura tamaulipeca.
Sin embargo, un detalle que tendrá que considerarse es que para esta elección federal el PRI va en alianza con el Partido Verde Ecologista y Nueva Alianza. Esto podría convertirse en un problema, considerando que el actual dirigente de la Sección XXX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Arnulfo Rodríguez Treviño, ya manifestó su deseo de contender en pos de una senaduría.
Para las diputaciones federales todo parece indicar que la mayor cantidad de candidatos saldrán del Congreso tamaulipeco, donde existe un grupo de jóvenes políticos que podrían verse agraciados con la decisión.
Sin embargo, más allá del estira y afloja de las fuerzas locales del priismo, lo que parece que está muy claro es que la institucionalidad es la que va a prevalecer tras el proceso de selección de abanderados.
A la fecha no existe priista tamaulipeco que haya enviado alguna señal de que pretende desafiar a su partido, en caso de que no lo escoja para un cargo de elección popular.
EL PAN, BUSCANDO REPETIR
Hace seis años, el PAN de Tamaulipas obtuvo una histórica victoria en las urnas cuando sus entonces candidatos, José Julián Sacramento Garza y Alejandro Galván Garza (Q.E.P.D), lograron quedarse con el triunfo en las elecciones.
Hoy las circunstancias que vive el panismo son muy diferentes a las que existían en ese proceso electoral, con un instituto político inmerso en una profunda división interna, generada principalmente por las aspiraciones del grupo encabezado por el exalcalde de Reynosa, Francisco García Cabeza de Vaca, quien no ha ocultado su interés por ser uno de los candidatos al Senado.
Esta carrera por la nominación inició con el proceso de renovación de la dirigencia estatal, donde el anterior presidente, Francisco Garza de Coss, enfrentó una serie de ataques mediáticos, acusaciones de presunta corrupción (que nunca se comprobaron), e inclusive la toma violenta de las instalaciones del partido.
Durante meses, el proceso interno para renovar la dirigencia panista se fue postergando hasta que finalmente el pasado 11 de diciembre, los grupos se lograron poner de acuerdo y designaron a José Alberto López Fonseca, quien representa la continuidad en el partido.
De hecho, López Fonseca derrotó a la exalcaldesa de Valle Hermoso, María Eugenia de León, quien representaba el intento del cabecismo por recuperar el control del panismo.
Y aunque todo parece indicar que las candidaturas al Senado serán para la exsubsecretaria de Salud, Maki Ortiz, y el coordinador nacional de Fonaes, ángel Sierra Ramírez, aún no hay nada seguro dentro de Acción Nacional.
Esto es porque se puede esperar que el grupo político del exalcalde de Reynosa seguirá peleando por una de estas dos nominaciones.
Una de las mayores dudas dentro del PAN tamaulipeco es el grado del daño que le hizo la serie de conflictos que se registraron en los meses anteriores, mismos que pudieron haber afectado la unidad del partido, fundamental si desean repetir el triunfo que obtuvieron en el pasado proceso electoral.
Además está el factor de la identidad de su candidato a la presidencia de la República, algo que hace seis años también ayudó para que los abanderados panistas en la entidad tuvieran los resultados que disfrutaron.
LA IZQUIERDA, LA GRAN INCERTIDUMBRE
Acostumbrada a ocupar los últimos lugares en los procesos electorales, la izquierda tamaulipeca nunca ha podido considerarse un protagonista de la política estatal.
Conflictos internos, ambiciones personales y las diferencias entre diferentes caudillos regionales han impedido tanto al PRD, como el PT, obtener victorias importantes en las elecciones.
Estas luchas han reducido de manera considerable el perfil de sus aspirantes tanto al Senado de la República como las diputaciones federales.
De hecho, históricamente la izquierda de Tamaulipas ha tenido que recurrir a políticos renegados con sus partidos por no haber recibido una candidatura o a la sociedad civil para nutrirse de abanderados.
La serie de problemas que se ha vivido en esta corriente política en los meses recientes, donde ni siquiera se pudo realizar la elección de consejeros nacionales perredistas, hacen pensar en una posible repetición de la historia.
A diferencia de elecciones anteriores, en esta ocasión la izquierda de Tamaulipas cuenta con un activo que podría ayudarle a cosechar algún triunfo en las próximas elecciones.
La presencia de Andrés Manuel López Obrador, quien cuenta con aceptables simpatías entre los electores de la entidad, podría ayudarle a algunos de los candidatos de la izquierda a obtener alguna victoria sorpresa en las elecciones federales. Pero primero es necesario que las fuerzas que integran estos partidos puedan sobrevivir al proceso de selección de candidatos y obtengan una unidad que, en estos momentos, se ve muy lejana.
Con estas circunstancias arranca en Tamaulipas uno de los más importantes años políticos en la historia de México y, aunque seguramente faltan muchas historias por conocerse, para nadie será sorpresa que el próximo proceso electoral será competido, intenso e inolvidable.