El hijo pródigo de Bustamante y el fracaso de La Revolución Mexicana, en el municipio de su nacimiento.
Edgar Ramírez. Ciudad Victoria, Tamaulipas
En el municipio de Bustamante, Tamaulipas, también festejarán el Centenario de la Revolución Mexicana, pero una parte de sus siete mil habitantes se estarán preguntando si después de 100 años de ese movimiento su hijo pródigo, Alberto Carrera Torres, vio cumplidos sus sueños o de plano la ciencia estadística los mató.
Profesor, abogado, revolucionario, este tamaulipeco entregó a la nación la primera ley para el reparto de tierras y cerca del centenario del movimiento armado el municipio de su nacimiento, como paradoja, es uno de los que presentan los más altos grados de marginación.
Contrario a las imágenes de los héroes revolucionarios que nos ha legado el cine mexicano, Carrera Torres ni era mujeriego, pendenciero o jugador. No fumaba, no tomaba, y, al momento de su muerte, era virgen pues era de los que pensaba que cohabitar con una mujer era solamente posible hasta estar debidamente casado.
A Bustamante se llega por El Capulín, sobre la carretera estatal Victoria-Tula-San Luis Potosí. La desviación de 18 kilómetros conduce a la cabecera municipal fundada con el nombre de Real de Infantes, pero que en 1828 cambió en honor a Anastacio Bustamante.
El municipio está localizado a 72 kilómetros al suroeste de la capital, Ciudad Victoria; tiene unos 7 mil habitantes y es de las zonas más marginadas del país, según datos del Consejo Nacional de Población.
El revés de un ilustre….
Aquí han pasado ya 97 años desde que Alberto Carrera Torres, profesor y militar revolucionario, expidiera el 4 de marzo de 1913 la Ley Ejecutiva de Reparto de Tierras (primer ordenamiento legal agrario más importante de la Republica Mexicana 1887-1917).
Carrera es históricamente considerado como el personaje más destacado de Tamaulipas. Nació el 23 de abril, en el Rancho de Atarjeas de este municipio; reconocido, además, por tener en su rostro geográfico la segunda “viznaga” más grande el mundo.
Sin embargo su esfuerzo por constituir el ordenamiento legal de tierras y entregar su vida lanzándose a la revolución, en las sierras limítrofes de Tamaulipas y San Luís Potosí, ha sufrido un revés en la historia real actual.
Sus pocos consanguíneos, quienes aún le sobreviven, se encuentran al margen de la pobreza y marginación.
El dato fue evidente el pasado viernes 23 de abril, cuando los diputados locales (encabezados por el odontólogo Felipe Garza Narváez) se trasladaron a ese municipio conformado por 22 comunidades ejidales, cinco poblados anexos, una colonia y dos ranchos.
El objetivo: sesionar para rendirle homenaje y recordar el 123 aniversario del natalicio del general Alberto Carrera Torres.
Residentes de esa localidad se mostraron sorprendidos cuando los diputados arribaron encorbatados y en traje sastre, contrastando con la situación de miseria en que se encuentra ese municipio caracterizado, también por la cantidad de serranías que contiene, entre las que destacan las más importantes: el Cerro de San Miguel, la Peña Bola, la Sierra de las Brujas y el Rincón Santo.
Tras el acto protocolario legislativo del día 23, y durante la guardia de honor, aparecieron Eduardo Carrera Villasana y Antonio Carrera Gallardo, sobrinos en segundo grado del general.
Posterior al acto accedieron a charlar sobre la situación que les depara actualmente y sobre su sentir, al llevar en la venas sangre de un destacado personaje revolucionario de Tamaulipas y de México.
En ese día, ambos coincidieron sentirse orgullosos de ser familiares de un hombre que figura en las páginas de la historia y que contribuyó al movimiento armado en México en los tiempos Francisco I. Madero y Venustiano Carranza.
Sin embargo la situación de ellos no concuerda con el ideal de Carrera, quien dijo en 1916, en plena Revolución Mexicana: “Yo no ando en la lucha en busca de puestos públicos sino por ver realizadas las demandas de mi pueblo”.
El ideal del revolucionario ahora dista mucho de sus familiares pues se encuentran sin tierras para sembrar o algunos, de plano, se fueron a los Estados Unidos de Norteamérica.
La otra charla….
Eduardo Carrera Villasana reconoció ser uno de los pocos descendientes del general. Tiene 73 años de edad y ha perdido la vista.
Diariamente recorre las calles de ese municipio a vender mercancía casa por casa para ganarse la vida, mientras espera que uno de sus hijos, quien cruzó el río grande como migrante en el vecino país, le envíe alguna remesa de apoyo.
“Mi papá se llamaba Genovevo Carrera Gutiérrez y era primo hermano del general, nosotros semos sobrinos”, dice mientras se sostiene de su bastón y con el apoyo de su primo Antonio Carrera Gallardo de 78 años, quien se dedica a la agricultura en una pequeña parcela.
Invadidos por la nostalgia admiten no tener tierras que trabajar. “Hoy no tenemos, sí teníamos, pero lo tuvimos que vender y nuestros hijos simplemente tuvieron que salir”, argumentan.
No reniegan de su apellido, pero sí lamentan su situación de olvido.
Y aunque reconocen contar con apoyos del gobierno se niegan a precisar qué tipo de apoyos reciben.
Pero es evidente la real marginación en que viven, mientras las autoridades se pegan del apellido y se ensalzan con logros revolucionarios ajenos.
Y es que, mientras en muchos actos ceremoniales en su honor, las autoridades gritan en sus eufóricos discursos que: “Alberto Carrera Torres es un héroe contemporáneo, su batalla no ha terminado, es la de todos los hombres marginados y explotados, la de todos cuanto sufren en la miseria, injusticia y la dependencia contra los cuales él se rebeló”, los parientes del destacado personaje esperan hacer realidad sus sueños de justicia social y salir de la marginación.
La emigración y la sed…
José Antero Medina Cruz, alcalde de este municipio, aseguró que enfrentan el problema de desempleo, situación que obliga a por lo menos un 30 por ciento de la población a abandonar el pueblo y emigrar a otros lugares en busca de oportunidades.
Pero lo más sentido es la falta de agua, pues el 80 por ciento de los ejidos se encuentra ante el problema serio de desabasto del vital líquido, lo que provoca que se reduzca la posibilidad de la agricultura y ganadería.
“El problema se recrudece en esta temporada de estiaje que apenas comienza”, lamenta.
Sin embargo, el alcalde sostiene su optimismo con las primeras lluvias registradas recientemente en la región.
Aun así “Bustamante carece de agua, de sus montañas sólo el primer Cañón que comprende Calabacillas a Joya Guerrero es el único lugar que tiene agua en abundancia y eso representa tan sólo el 20 por ciento de la población total”, subraya.
Admitió que la actividad principal de esta localidad es la cría de cabrito y borregos, pero la falta de comercialización representa un candado que obstaculiza a los productores.
En este sentido Antero Medina argumenta que, ante esta situación, mucha gente decide abandonar su tierra para ir en busca de mejores oportunidades laborales y es a los Estados Unidos donde deciden emigrar.
El plan de gobierno…
Derivado de las principales necesidades que enfrenta el municipio, al inicio de su gestión como presidente municipal, José Medina mostró el plan municipal de desarrollo en el que ha venido desempeñándose.
Precisa que su plan ha sido el instrumento rector de las actividades efectuadas en lo que va de su administración, en el que se detalla alcances y metas a corto, mediano y largo plazo.
Entre los puntos principales destaca:
1.- El agua, prioridad municipal.
2.- Avanzando con la salud, todos los días.
3.- Mejorando la educación.
4.- Reconversión de cultivos productivos.
5.- Tecnificación de la ganadería.
6.- Mejorando las vías de comunicación.
7.- Seguridad publica en todo Bustamante.
Especifica que el otro punto importante es el tema de la contaminación. Reconoce que Bustamante cuenta con un rústico relleno sanitario, pero que lamentablemente un 80 por ciento de la población no ocupa.
“Todo culmina con la quema de la basura y con ello la contaminación del medio ambiente; y que gracias a la mala cultura de la gente algunos animales se ven afectados, ya que la gente tira indiscriminadamente las bolsas de plástico, los botes de plástico y demás desechos plásticos que, finalmente los animales llegan a consumirlos provocándoles hasta la muerte”, ataja.
El general…
Aunque existen diversas versiones sobre el lugar de nacimiento del profesor Carrera, la más aceptada es la que se describe en la historia oficial de Tamaulipas.
Ahí se indica que Alberto Carrera Torres nació el 23 de abril de 1887 en el Rancho Atarjeas, en el municipio de Bustamante.
Sus padres son Candelario Carrera y Juana Torres.
Hizo sus estudios primarios en la escuela Benito Juárez, de Tula, Tamaulipas, y en la que años más tarde se incorporó como profesor.
Estudió Leyes y en 1909, abrió un bufete jurídico en esa misma ciudad, tiempo en que se adhirió al movimiento político maderista y, a finales de 1911, instaló un Ayuntamiento a la orden de Francisco I. Madero.
Cuando Madero y Pino Suárez fueron asesinados Carrera se lanzó a la revolución y, para el 4 de marzo de 1913, expidió una Ley Ejecutiva de Reparto de Tierras.
Con esa ley desconoció el gobierno de Victoriano Huerta, en su contra levantó una campaña revolucionaria y ocupa plazas de Jaumave y Miquihuana.
Más adelante, Tula. Y posteriormente plazas de Guanajuato, Irapuato, León y Celaya.
La histórica hazaña de Carrera Torres culmina en 1916, cuando se entregó al general Pablo González. Fue aprehendido y trasladado a San Luis Potosí.
Según datos oficiales de la historia de Tamaulipas, aseguran que después de un largo peregrinar como prisionero en ciudades diferentes fue fusilado en el hoy panteón del Cero Morelos, en Ciudad Victoria, el 16 de febrero de 1917, por acuerdo de un ilegal consejo de guerra que ahí se instaló.
Al morir contaba con 30 años y era virgen.
El desenlace…
Previo a su ejecución, pero en el mismo día, se precisa que el general escribió dos cartas: una (la principal) dirigida a su mamá doña Juana, en ella expresa sus convicciones morales y lo que para él serían las fuentes de felicidad del ser humano. Está descrita de la siguiente manera:
Prisión militar Vic. Tam.
Estimada mamá:
“Anoche fui condenado por un Consejo de Guerra Extraordinario sufrir pena de muerte confirmada por el Comandante de esta plaza, por no haberme llegado las pruebas de Amnistía que concedióme el primer jefe conducto Gral. Dávila Chapoy.
Muero y me voy de este mundo con mi conciencia pura y tranquila porque tengo la fe de que soy inocente y que desde el día en que nací a la fecha soy el mismo y que jamás fumé, tomé alcohol, ni conocí a mujer en este mundo hasta el momento en que exhalo el último suspiro, estoy puro.
La familia Castañeda, el coronel y Lic. Trejo me atendieron en los primeros y últimos instantes de mis pasajeros sufrimientos.
El niño Benito y las niñas pequeñas de mi papá, procure que se eduquen en gramática, aritmética, geometría, teneduría de libros, inglés, francés y alemán; así como agricultura, ganadería, industria y comercio y que lleven por costumbre no perder el tiempo en balde –ni de noche- no fumar, no tomar alcohol, no frecuentar malas compañías, no cohabitar con mujer alguna sino hasta casarse.
Ser metódicos y que nunca hagan mal a nadie ni hablar de nadie ni hablar con nadie, hagan bien siempre que puedan.
Mi automóvil quedaron de devolverlo en el expediente de la 1ª. Mesa de la Secretaría de Guerra y Marina.
Mi novia hasta el último momento la adoro con todo mi corazón y la llevo en mi alma.
No olvide que la agricultura, la minería, industria y comercio son las fuentes de felicidad del ser humano, por Benito y las niñas.
Que disfrute de salud y felicidad en unión del niño Benito, las niñas y papá y usted, reciba un abrazo de despedida de su hijo que siempre la ha estimado”.
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