El crecimiento de las colonias ubicadas en las periferias de Matamoros ha provocado que poco a poco decenas de instituciones educativas ubicadas en el centro de la ciudad, que son las que cuentan con las mejores instalaciones, se vayan quedando solas. Para aminorar este problema se han cancelado las cuotas de inscripción e incluso se ofrece transporte gratuito para los alumnos
Nadia Irene González Guzmán
Matamoros, Tamaulipas
Aunque parezca increíble, en el corazón de Matamoros existen escuelas que cuentan con la infraestructura y personal necesario para brindar una educación de calidad, lo que no tienen son alumnos.
Y es que existen planteles ubicados en el centro de la ciudad que pueden ofrecer –además de sus materias regulares– inglés y computación, salones climatizados, un horario de las 8:00 a 16:00 horas, alimentación y transporte para el alumnado, pero aún así tienen una población que decrece con el paso del tiempo.
Ante esta situación, que se ha repetido durante los últimos ciclos escolares, algunos planteles como Josefa Ortiz de Domínguez, Adalberto J. Argüelles, Junco De la Vega, José Arrese, Franklin D. Rosevelt y Leyes de Reforma, han optado por no cobrar cuota por concepto de inscripción a los alumnos de nuevo ingreso.
Incluso, ante la disminución de la población escolar, se realizó un convenio con el municipio para transportar gratuitamente a niños de colonias de la periferia hacia algunas de estas escuelas, garantizando su regreso a casa tranquilos y seguros al finalizar las clases.
Tales beneficios forman parte de las estrategias para rescatar y reactivar los planteles educativos enclavados en el corazón de esta ciudad, pues casi toda la Zona Escolar Número 44 y algunas escuelas comprendidas dentro de la Zona 41 se perciben cada vez más desoladas y vacías, lo que ha dejado como último recurso el promover sus planteles en colonias localizadas al poniente de la ciudad, tales como Molino del Rey I, II y III.
La medida responde sencillamente a la necesidad de contar con suficiente población escolar, ya que según las autoridades en materia no se puede justificar un maestro frente a grupo con una población tan escasa como la que se ha presentado en los últimos años en los céntricos planteles de Matamoros.
Y mientras en la zona centro lo que falta son estudiantes, en el sector poniente se registraban, incluso dos semanas después del inicio de clases, complicaciones para el reacomodo de los más de 600 alumnos que se quedaron sin cupo debido a la saturación en sus opciones de escuelas de nivel primaria, según explicó el director de Servicios Regionales de la Educación, Francisco Sánchez Salazar.
Por ello se contempla atraer a niños de esos fraccionamientos de reciente creación –como Los Presidentes, Las Brisas y Casa Blanca– hacia las escuelas que requieren captar un mayor número de estudiantes, señala el director del Educación en el Municipio, Marcos Cantú Puga, de esa manera harían llegar el servicio incluso a los sectores más humildes y alejados de Matamoros.
UNA VIEJA SOLICITUD
Para Nardo Torres Garza, jefe del Sector Escolar Número 7, el beneficio se ha retrasado por falta de criterio de las anteriores administraciones municipales e incluso posee y muestra solicitudes que datan de ocho años atrás en las que se insistía en apoyar a los niños que aún acudían a los planteles céntricos, pero que vivían en la periferia.
“De habernos hecho caso se habría evitado lo que hoy conocemos como ‘Centro Histórico Fantasma’, porque junto con las familias se fueron los niños. Los comercios, edificios y las casas se fueron abandonando y naturalmente las escuelas han quedado desoladas con este éxodo”, dijo.
“Tratamos –indicó– de que los anteriores presidentes municipales comprendieran el daño que hacía el permitir y fomentar que se establecieran colonias y fraccionamientos en la periferia de la ciudad sin el debido reordenamiento.
“Eso causó que la gente que vivía en el viejo Matamoros dejara todo y se fuera a vivir en condiciones inadecuadas y que sus hijos acudan a escuelas que no reunían y no reúnen aún, con el paso de los años, lo indispensable para educarse”.
Torres Garza atribuye la responsabilidad de esto a las autoridades municipales que –señala– en su momento adquirieron y lucraron con terrenos en la periferia, permitiendo que miles de familias se reubicaran sin la garantía de los servicios más importantes, dentro de los que se incluye la educación.
“Frente a todos los factores adversos que fueron causando el abandono del Centro Histórico, tratamos de mantener intactos los templos de la cultura y el saber: nuestras escuelas, pero no se puede en algunos casos seguir sosteniéndolas por la deserción de sus alumnos”.
Señala que una excepción es la primaria Josefa Ortíz de Dominguez, que ha logrado subsistir debido a su importancia histórica, ya que data de 1933 y marca el inicio de la Carretera Nacional, que culmina en Puerto Juárez, por lo tanto es la primera escuela que los norteamericanos veían al pisar suelo mexicano. Su carácter histórico ha permitido que permanezca abierta, más que su población escolar.
VERSIONES ENCONTRADAS
La situación de los planteles del centro de Matamoros y los programas que se han establecido tanto para aumentar la población en esas escuelas, como satisfacer la demanda del servicio educativo en la zona poniente de la ciudad, ha provocado versiones encontradas.
Por una parte, el servicio de transporte gratuito a escuelas del centro de la ciudad, que ha sido reiteradamente anunciado por parte de las autoridades educativas y municipales, ha beneficiado a más de 600 niños, aseguró el dirigente sindical del magisterio, Naif José Hamsho Ibarra.
Por otra parte, los jefes de sectores en los que se concentran la mayoría de los planteles que adolecen de la falta de alumnado señalan que el beneficio aún es parcial, incluso en aquellas escuelas que las propias autoridades señalan cuentan con la ayuda de transporte de sus alumnos sin costo alguno.
Escuelas como Roberto F. García, Josefina Menchaca y Adalberto J. Argüelles aún esperan que las unidades del transporte gratuito lleven alumnos a sus instalaciones. Por dar un ejemplo, en la escuela Adalberto J. Argüelles, en su turno matutino, se tiene una población de 526 alumnos, el menor número que haya registrado en los últimos diez años.
Si el servicio se utiliza correctamente, hay posibilidades de que represente la respuesta a la preocupación de las autoridades educativas con respecto a la disminuida población escolar en esas zonas, que en los últimos tres años se traduce en un 30 por ciento y se estima que en el próximo ciclo escolar la brecha sea mayor.
APROVECHANDO RECURSOS
Marcos Cantú Puga, director de Educación en el municipio, explicó que la población escolar que forma parte de aquellas familias que se mudaron a viviendas de interés social en fraccionamientos localizados en la periferia de la ciudad asistían a las escuelas céntricas de Matamoros. La distancia fue un factor que las hizo decidir dejar sus estudios en dichos planteles y buscar opciones más cercanas a sus hogares, señaló.
Para contrarrestar los efectos de la situación han buscado opciones creativas. “La realidad es que aprovechamos la infraestructura vacía, obedeciendo a una invitación que hizo el presidente municipal Alfonso Sánchez; hablamos con los supervisores, maestros y jefes de sector y se reactivó la planta docente de la mayoría de estas escuelas”, dijo Cantú Puga.
Precisó que alrededor de 490 alumnos se inscribieron en las escuelas que lucían antes prácticamente vacías y, de estos, 200 se trasladan de manera gratuita a través del convenio con la presidencia municipal.
“Si bien admito que es insuficiente el transporte escolar gratuito, tenemos tres camiones en estos momentos y para mediados de octubre se espera adquirir unas cuatro o cinco unidades más”, detalló.
Agregó que dichas unidades habrán de adquirirse en Texas y que al comprarlos se resolvería de modo importante el problema que representa tener escuelas con todo lo elemental, pero con una mínima población escolar.
Incluso, dijo, otras escuelas del oriente tratan de solucionar las complicaciones de cupo con el novedoso proyecto de presidencia, pues “lo que se paga en algunos casos no llega a significar ni siquiera la mitad de lo que se pagaría al usar el servicio de transporte público”, afirmó.
Indicó que se ha optado por no cobrar por este servicio, pero ha habido confusión debido a que se habló de cobrar cinco pesos para una credencialización de los estudiantes, y aunque esto no se ha establecido como una aportación, causó especulaciones y dudas entre los usuarios.
Puga Cantú explicó que los estudiantes que acudan a las escuelas del centro de Matamoros no tendrían problemas en incluirse en la población beneficiada, porque tendrían modo de desplazarse de sus hogares a la escuela y de regreso seguros.
“Las escuelas cuentan con inmuebles en buenas condiciones, maestros, bancos, salones cómodos y climatizados, sanitarios, techumbre, canchas y otros beneficios como aula de medios y equipo para el mejor aprovechamiento del alumnado”, señaló.
MEDIDAS DESESPERADAS
Algunas escuelas primarias se han visto obligadas a fusionar sus grupos al contar –por ejemplo– con dos de un mismo grado donde no se tienen más de diez niños en cada uno, obligando a reasignar a uno de sus maestros a otro centro educativo.
Los más afectados, dice Torres Garza, son los niños, porque si los planteles desaparecen se quedan sin la posibilidad de acudir a un espacio completo en infraestructura y recursos, incluyendo el humano, para que se optimice el aprendizaje escolar.
En tanto, el director de la Escuela Primaria Josefina Menchaca, Cruz Tejada Alvarado, recibe a los alumnos como cada día en el portón del plantel y evidencia que sus niños, aun los que viven en sectores más lejanos, llegan por sus propios medios y no con el beneficio del transporte gratuito.
“Nuestra escuela no tiene tanto espacio para niños de la periferia porque en el turno matutino tenemos 680 alumnos y en el vespertino 200 alumnos, pero sí hay escuelas que se han quedado con grupos prácticamente vacíos”, explicó.
La aclaración –dice– es pertinente porque muchos padres de familia consideran ese plantel como uno incluido dentro de los beneficios, por declaraciones vertidas en los medios informativos, y hasta él no llega aún el beneficio del transporte gratuito.
Esta escuela puede ser de las pocas que conservan su población cada año, pero otras instituciones como la primaria Roberto F. García, admite su propio director en el turno vespertino, Julio Huereca Frías, ya tiene incluso un grupo con una población menor a 15 niños, cuando lo habitual es tener 40.
La Escuela Primaria Benito Juárez, localizada en calle Cuarta y Pedro J. Méndez, de la colonia Lucero, registró en los últimos años una amplia convocatoria con los menores de sectores localizados en las colonias de las orillas del municipio, esto debido a que su localización adyacente a la calle Sexta, considerada la avenida principal, la hace de fácil acceso.
Nardo Torres Garza, jefe del Sector Número 7, que comprende 50 escuelas oficiales y ocho particulares y concentra las zonas escolares 18, 44, 61, 156, 175, 192, 189, juzga como parcial el beneficio del transporte gratuito.
Indicó que deben de aplicarse otros mecanismos porque la disminución de la población en las escuelas superará los apoyos de continuarse moviendo la población a zonas recientemente pobladas y visiblemente saturadas.
“Aunque se creasen escuelas en estos sectores como Molinos del Rey, Los Presidentes y otros, no pueden dar cabida a la totalidad de los niños porque sencillamente son demasiados, por eso debemos mantener como una opción vigorosa a las escuelas del centro”, dijo.
Escuelas como Carolina Sosa y Josefa Ortiz de Domínguez ya cuentan con clases extendidas en horario para aquellos menores cuyos padres trabajen y decidan que sus hijos deban permanecer más seguros dentro del plantel.
Pero en el caso de planteles como Adalberto J. Argüelles, esta medida aún no se aplica y es necesaria. Su director, Artemio Delgado Botello, ya ha solicitado se considere en el programa de acercamiento de alumnos de otros sectores, pero aún no se concreta, como el caso de la escuela Roberto F. García, dicho convenio.
Edgar Charles García, profesor de la escuela localizada en calle Ocho y Laguna Jasso, de la colonia Industrial, Adalberto J. Argüelles, dijo que están inscritos en el programa, pero el beneficio hasta mediados de septiembre no se hacía patente.
“Claro que confiamos en que funcione, pero también somos realistas y entendemos que aunque poseemos todo lo indispensable y demás comodidades para los estudiantes, es la distancia en el recorrido que hacen los niños, lo que más desalienta a sus padres para enviarlos”, indicó.
El temor que prevalece es que debido a algunas situaciones recurrentes relacionadas con la inseguridad, muchos padres de familia no se sienten tranquilos de enviar a sus hijos a escuelas lejanas.
Incluso no se opta por las escuelas céntricas, frente a las de reciente creación con todo y sus latentes carencias que estas últimas presentan.
“Por temor a que se suscite un imprevisto y no puedan llegar a reunirse con sus hijos es que algunos padres desestiman nuestra oferta de educación de calidad”, dijo.
Tal ofrecimiento es incluso insuficiente, como en el caso de la escuela Miguel Sáenz González, ubicada muy cerca del Puente Nuevo, por mucho tiempo considerada de mucho prestigio, pero que hoy atraviesa también por una crisis de alumnado.