Un estudio revela que empresarios guatemaltecos de todos los estratos discriminan indígenas. No sólo rechazan contratarlos sino que, cuando tienen que hacerlo, las condiciones que les ofrecen son sustancialmente más pobres que las de los mestizos y blancos. El 52 por ciento de los empleadores acepta que se paga menos a quienes provienen de pueblos originarios
Danilo Valladares/IPS-Voces de la Tierra
Guatemala, Guatemala. “Existe una gran diferencia en el trato que reciben los indígenas y los mestizos, porque no percibimos un sueldo igual por el mismo trabajo”, afirma Higinio Pu, activista de la agrupación aborigen Waxaquib Noj, que en lengua maya quiché significa “sabiduría”.
Esta realidad fue evidenciada por la encuesta Racismo y discriminación racial en el sector empresarial, realizada por la organización no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales y la Comisión Presidencial contra la Discriminación y Racismo contra los Pueblos Indígenas en Guatemala.
La medición, que involucró a 550 empresarios del área metropolitana, indica que las micro y pequeñas empresas ocupan en promedio sólo 12 por ciento de personal indígena, mientras que la cifra escala a 20 por ciento cuando se trata de medianas y grandes empresas.
Más del 52 por ciento de los empresarios admitieron que no pagaban igual a las personas mestizas que a las indígenas por realizar el mismo trabajo, situación que aumenta hasta el 56 por ciento en el sector comercio.
Pu, quien coincide con todos los resultados del estudio, advierte que “la encuesta no recoge información sobre las condiciones laborales en las que suelen trabajar los indígenas, muchas veces inhumanas”.
“En el corte de café y caña, por ejemplo, los originarios viven en chozas o cobertizos, donde duermen hacinados en el suelo”.
Bécquer Chocooj, comisionado presidencial contra la Discriminación y el Racismo, indica a la agencia de noticias Inter Press Service (IPS) que esta encuesta, realizada en noviembre de 2011, era “una primera aproximación” para medir la discriminación laboral contra los indígenas, y destaca que sus resultados son “muy valiosos”.
El hecho de que más de la mitad de los empresarios respondieran que sí hay una diferencia entre el sueldo de un indígena y el de un mestizo por el mismo trabajo, confirma los datos de la Encuesta nacional de empleo 2010, de acuerdo con la cual los trabajadores indígenas ganan 50 por ciento menos de los que no lo son.
Además, el experto califica de “muy baja” la participación de empleados indígenas en el sector privado en Guatemala.
“Si bien el 83 por ciento de los empresarios indica que no tiene una preferencia para contratar a un trabajador indígena y a uno que no lo es, conforme a la encuesta que hicimos, el resultado indica lo contrario, porque sólo entre el 12 y el 20 por ciento de sus empleados son aborígenes”.
Estadísticas oficiales señalan que los indígenas representan casi el 40 por ciento de los 14 millones de guatemaltecos, repartidos entre los pueblos maya, garífuna y xinca, aunque aseguran constituir más del 60 por ciento.
Las consecuencias de esta discriminación laboral para la economía nacional son enormes, señala Chocooj.
“El costo de la discriminación étnico-racial para el país ascendió a 6 mil 339 millones de quetzales (812 mil dólares) en 2003, lo cual significa 3.3 por ciento del producto interno bruto”, de acuerdo con el estudio Diagnóstico del racismo en Guatemala de 2009, elaborado por la Vicepresidencia de la República.
“Mientras no exista equidad no podremos desarrollarnos. Hay una deuda histórica con los pueblos indígenas que se debe de saldar y que tiene que ver con mejorar nuestro acceso al poder político y fomentar la inversión pública en salud, educación, servicios básicos y proyectos productivos”, señala el comisionado.
La Encuesta nacional de empleo e ingresos 2010, a cargo del Instituto Nacional de Estadística, había arrojado ya datos determinantes en cuanto a la diferencia en la participación económica que tiene la población indígena respecto de la no indígena en Guatemala.
Así, 3.4 millones de no indígenas conforman la población económicamente activa frente a 2.2 millones de aborígenes. Además, del total de subempleados, 44 por ciento son indígenas, de acuerdo con la investigación.
La pobreza afecta a más de la mitad de los guatemaltecos, mientras que 17 por ciento sufre indigencia (la mayoría indígenas), de acuerdo con organismos internacionales.
Chocooj tiene esperanzas de que el actual gobierno del general retirado Otto Pérez Molina, electo para el periodo 2012-2016, demuestre una mayor apertura para la promoción del desarrollo de los pueblos originarios.
Esto tiene que ver también con el aumento del presupuesto de instituciones gubernamentales como la Defensoría de la Mujer Indígena, el Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco y la comisión que él preside, de acuerdo con Chocooj.
Rubén Narciso, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, dice a IPS que la encuesta revela que en el país existe cierta discriminación étnica en la contratación de personal.
“El objetivo de la encuesta sobre racismo empresarial era obtener información primaria para iniciar estudios en el tema indígena relacionados con la economía y el empleo, y así generar políticas públicas para contrarrestarlo”.
Es por ello que en los próximos días se sostendrán reuniones con el sector privado organizado del país para presentarles los resultados del trabajo, e iniciar discusiones con miras a mejorar la equidad en el sector laboral guatemalteco.