“El gobierno tuvo la capacidad, hace 20 años, de dirigir tecnología militar en una región donde ni luz había. Eso solo lo pudo lograr el 27 Batallón de Fuerzas Especiales, que actualmente está instalado en Iguala”, denunció Efrén Cortés, sobreviviente de la masacre de El Charco, un poblado en Guerrero dónde 11 civiles desarmados perdieron la vida en 1998.
“Fue un acto premeditado, con alevosía y ventaja, ejecutado tras acciones que involucraban al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y a otras organizaciones de inteligencia militar”, explicó Adrián Ramírez López, presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh).
Durante el foro “A 20 años de la masacre de El Charco, ni perdón ni olvido”, Ramírez López explicó a Contralínea que el 27 Batallón de Infantería ha sido capacitado por cuadros militares de élite de Estados Unidos.
Además, el presidente de la Limeddh señaló que este batallón es responsable de múltiples desapariciones forzadas de personas, como en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Efrén Cortés, quien actualmente es activista defensor de los derechos humanos, señala que la presencia de este grupo militar de élite responde a la interrogante surgida después de la masacre de El Charco: “¿Por qué tantos muertos, pocos heridos y ningún militar lesionado?”.
El sobreviviente fue encarcelado y torturado mediante toques eléctricos y sometido interrogatorios que pretendían intimidarlo. Sin embargo, logró contar su testimonio y fue liberado junto a su compañera Ericka Zamora. “Los militares nos decían: si nosotros hubiéramos sabido el daño que nos iban a hacer con sus declaraciones, los hubiéramos matado a todos”, recordó.
Marcial Yangali
[NOTA DEL DÍA]