Dos grandes cárteles se disputan el país: el de Sinaloa y Los Zetas. En todos los enfrentamientos participan estas dos organizaciones, directamente o en la sombra. La “estrategia” del gobierno de Calderón no busca acabar con el narcotráfico, sino subordinar a todas las bandas pequeñas en una sola organización delictiva. La función de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal es sacar a la vista la fruta podrida de las “plazas” para que los sicarios del Chapo “hagan el resto”. Las afirmaciones son parte de un estudio con el que tres militares de mandos superiores obtuvieron el grado de maestros en seguridad nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales, la escuela de altos mandos de la Secretaría de Marina
Mientras que “las fuerzas federales han debilitado a todos los otros cárteles, el cártel de Sinaloa ha demostrado ser inmune a la crisis y está creciendo”. Más aún, “ha sido el más beneficiado durante la crisis que se presenta en México contra la delincuencia organizada”. Y es que “según fuentes abiertas nacionales e internacionales, la prioridad del actual gobierno mexicano es mantener controlados los niveles de violencia y no la eliminación de los cárteles”.
Las afirmaciones están signadas por tres mandos superiores de las Fuerzas Armadas Mexicanas: el general de división diplomado de Estado Mayor Augusto Moisés García Ochoa, el contralmirante cuerpo general diplomado de Estado Mayor José Luis Arellano Ruiz, y el capitán de navío cuerpo general diplomado de Estado Mayor Antonio Velasco Ríos. El primero, del Ejército Mexicano; los dos últimos, de la Armada de México.
Las aseveraciones son parte de la tesis La estrategia nacional contra la delincuencia organizada y su impacto en la seguridad nacional, que sostuvieron conjuntamente los tres militares en marzo pasado ante sinodales del Centro de Estudios Superiores Navales, la escuela de mandos más importante de la Secretaría de Marina (Semar).
La tesis de García Ochoa, Arellano Ruiz y Velasco Ríos fue aprobada por la institución y, con ello, obtuvieron el grado profesional de maestros en seguridad nacional. En sus conclusiones señalan: “Estamos convencidos de que esta lucha no puede lograrse a corto plazo, pero lo que sí sabemos es que vamos por el rumbo correcto”. Además, que “se comprueba la hipótesis del presente trabajo de investigación: ‘la Estrategia Nacional contra la delincuencia organizada fortalece la seguridad nacional del Estado mexicano al estar alcanzando los objetivos definidos en las políticas públicas de seguridad nacional’”.
Sin embargo, en el análisis de los resultados de la Estrategia Nacional contra la Delincuencia Organizada los autores ofrecen un panorama de la situación real de los cárteles del narcotráfico, basado en “la revisión de los documentos tanto oficiales como de fuentes abiertas e informes clasificados”. Los datos de los militares señalan que el cártel de Sinaloa no sólo ha resultado fortalecido, sino que incluso funciona de mano útil contra las demás organizaciones criminales:
“Dondequiera que haya un conflicto en México entre dos o más facciones o escisiones, se encuentra la mano útil del CDS [cártel de Sinaloa]”, señala el documento en su página 39.
También considera que en ciudades como Monterrey han sido “pocas [las] acciones por parte del gobierno para mantener el estado de derecho”.
En la tesis, los militares identifican a las nueve principales organizaciones criminales dedicadas al trasiego de drogas por el país y que generan mayor violencia: cártel de Sinaloa, del Golfo; Los Zetas, organización de los Arellano Félix, cártel del Pacífico Sur, cártel Independiente de Acapulco, Los Caballeros Templarios, organización Vicente Carrillo Fuentes o cártel de Juárez y cártel de Jalisco Nueva Generación.
Violencia generalizada
De acuerdo con la investigación de García Ochoa, Arellano Ruiz y Velasco Ríos, la violencia en México “aumentó considerablemente” desde 2009. La principal razón es la disputa entre las bandas de la delincuencia organizada por los puntos de ingreso de narcóticos y las rutas de traslado a Estados Unidos. Tanto autopistas federales como caminos de tercer orden son escenarios de esta lucha sin cuartel: se trata de “rutas que unen ciudades como Ciudad Victoria [Tamaulipas], San Luis Potosí, Ciudad de México, Monterey [Nuevo León], Guadalajara [Jalisco], Durango, Torreón [Coahuila], Saltillo [Coahuila] y Chihuahua”. Y, por supuesto, “a lo largo de la frontera, el control de las ‘plazas’ que tienen cruces a Estados Unidos está muy reñido desde Ciudad Juárez [Chihuahua] hasta Matamoros [Tamaulipas], en el Golfo de México”.
El general de división, el contralmirante y el capitán de navío destacan el conflicto entre el cártel del Golfo y su exbrazo armado, Los Zetas. Señalan que los del Golfo se han “aferrado” a Matamoros, pues es “una ‘plaza’ vital”. Y con la ayuda del cártel de Sinaloa han repelido los embates de sus antiguos subordinados tanto en esta ciudad como en Reynosa, Tamaulipas. “Pero no han desplegado la fuerza necesaria para desplazar a Los Zetas de Monterrey [Nuevo León]”.
Por su parte, Los Zetas han establecido alianzas con el cártel de Juárez, a quienes los militares también identifican como organización Vicente Carrillo Fuentes y con el cártel Independiente de Acapulco.
Otra de las disputas que se destacan en la tesis es la que protagonizan el cártel de Sinaloa y el cártel de Juárez. Luchan por las “plazas” del estado de Chihuahua. Según la investigación, la organización Vicente Carrillo Fuentes ha perdido “territorios” en la entidad, así como “su línea principal de suministro de drogas en la capital [Chihuahua]”. El estudio aclara que los de Juárez “todavía no está[n] fuera del juego”; pero “está[n] luchando por mantener a las células de Sinaloa fuera de Ciudad Juárez”.
Por su parte, la organización de los Arellano Félix se ha subordinado al cártel de Sinaloa: “está en declive” y “le resta una parte muy pequeña de territorio”. Su actividad casi se reduciría a pagar a los de Sinaloa “por acceder a los puertos de entrada a California”.
Otra disputa destacada es la que sostienen el cártel del Pacífico Sur y el cártel Independiente de Acapulco, escisiones de la organización de los Beltrán Leyva (que, a su vez, fue escisión del cártel de Sinaloa). Las dos organizaciones criminales se disputan la “plaza” del puerto de Acapulco. El documento señala al Pacífico Sur como más exitoso pues, incluso, sus correrías llegan hasta Sonora, donde sostienen escaramuzas con el cártel de Sinaloa.
Otra fuente de la violencia asociada al narcotráfico que identifican los militares es la que llevó a la casi disolución de La Familia y el rebautizo de un grupo de esta banda como Los Caballeros Templarios, ocurrido a mediados de marzo de 2011. Señalan que un grupo sigue operando bajo el nombre de La Familia y que no se tiene una perspectiva clara sobre el futuro de ambas organizaciones criminales y la relación que puedan establecer con el cártel de Sinaloa. Agregan que están sujetas a la “voluntad” de Joaquín Guzmán Loera “para permitirles restablecer su infraestructura y conservar sus rutas de tráfico”.
Señala que una de las constantes de la violencia en México es la participación del cártel de Sinaloa en todas las disputas. Y la de Los Zetas, en casi todas. “Dondequiera que haya un conflicto en México entre dos o más facciones o escisiones, se encuentra la mano útil [sic] del cártel de Sinaloa. Mientras que las luchas internas y presiones externas de los organismos de control militar de México y las fuerzas federales han debilitado a todos los otros cárteles, el cártel de Sinaloa ha demostrado ser inmune a la crisis y está creciendo”.
Explica que la organización que encabeza Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, “a causa de sus múltiples frentes en el país”, tuvo que “redistribuir sus células de combatientes de las regiones que tenía consolidadas bajo su control –tales como Tijuana, Durango y Acapulco– “con el fin de acelerar y asegurar su control”.
Por su parte, “Los Zetas pelearon por tomar la ‘plaza’ en Monterrey en respuesta a las pocas acciones del gobierno para mantener el estado de derecho en esa ciudad”.
Además de señalar las disputas, el estudio del general de división García Ochoa, del contralmirante José Luis Arellano Ruiz y del capitán de navío Antonio Velasco Ríos señala cuál es la situación real de los cárteles de Sinaloa, Golfo, Los Zetas, los Arellano Félix, Pacífico Sur, Independiente de Acapulco, Los Caballeros Templarios, Juárez y Jalisco Nueva Generación), tras cinco años de la “guerra” de Felipe Calderón.
Los Zetas
Las detenciones o muertes de líderes regionales de Los Zetas no han sido significativas para la estructura y operación del cártel. Tampoco, los eventuales “problemas de control interno”. El grupo criminal mantiene el control de “sus bastiones en Monterrey y Nuevo Laredo”, así como su puerto principal en el Golfo de México: Veracruz. Lo anterior, a pesar de los “esfuerzos” del cártel de Golfo por desplazarlo.
Sin embargo, de acuerdo con la información castrense, el cártel del Golfo mantiene “una vigilancia constante” de todas las rutas que conducen a Matamoros, Tamaulipas, por lo que “es más probable que Los Zetas hagan un esfuerzo concertado para recuperar Reynosa en los próximos meses”.
Han sido 11 los golpes más importantes contra la estructura de Los Zetas, asestados por las Fuerzas Armadas y la Policía Federal. De entre ellos, destaca la captura que hiciera la Policía Federal en Oaxaca, el 18 de enero de 2011, de Flavio Santiago Méndez, el Amarillo, uno de los miembros fundadores de la banda. También, el abatimiento de “uno de los siete hombres armados” que murieron el 25 de enero de 2011 durante un enfrentamiento con efectivos militares en el área metropolitana de Monterrey. “Fue identificado sólo como Comandante Lino, quien se cree que ha sido el máximo líder zeta en el estado de Nuevo León”.
Otra supuesta debilidad del cártel se concretaría de confirmarse un rumor: la ruptura entre los dos líderes Heriberto Lazcano Lazacano, el Lazca, y Miguel Treviño Morales, el Z40.
Una más es la falta de disciplina de los subalternos. Como ejemplo, los autores de la investigación señalan el ataque y asesinato de dos agentes estadunidenses adscritos al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos en febrero de 2010 (sic). En realidad los hechos ocurrieron el 15 de febrero de 2011 y, según las notas de prensa, murió sólo uno de los funcionarios estadunidenses atacados: Jaime Zapata.
“El motivo del ataque no está claro aún, y comparado con las acciones y conductas del grupo delictivo, se puede llegar a la conclusión de que esa acción fue en contra de las prácticas y órdenes de los líderes.”
Agregan que “es seguro que un ataque planeado y sancionado en contra de funcionarios de Estados Unidos podría dar como resultado que el gobierno [de ese país] volcara todo su aparato gubernamental en contra de los autores, y eso no es algo que los líderes del grupo deseen. Eso sugiere la posibilidad de que los líderes de bajo nivel regional perdieron el control de sus células operativas o toleraron u ordenaron el ataque”.
La tesis explica cuáles serían las causas de la falta de control interno: las capturas y “asesinatos selectivos” de líderes ha provocado que quienes los sustituyen sean “más jóvenes y menos experimentados”. Así, muchachos bien armados, equipados y en vehículos, “pero con poca disciplina y sin supervisión”, realizan “malos manejos y acciones fuera de la línea original del grupo”.
En su estudio, los militares abundan: “Un número de líderes zetas de nivel medio provienen de fuerzas militares y fuerzas policiales y la mayoría ha recibido cierto nivel de capacitación y educación institucional. Sin embargo, muchos de ellos probablemente no comprenden la gravedad, o incluso la desconocen, acerca de un incidente en 1985, cuando el cártel de Guadalajara secuestró, torturó y mató a Enrique Camarena, Kiki, un agente especial de la DEA (la agencia antidrogas) de Estados Unidos. En respuesta, el gobierno [de ese país] organizó la aniquilación del cártel de Guadalajara, [con] una ofensiva masiva llamada Operación Leyenda. Es posible que algunos zetas de nivel medio, carentes del conocimiento o magnitud de esa operación, pudieran no estar conscientes de las grandes repercusiones que acarrearía un ataque contra personal del gobierno de Estados Unidos”.
La falta de control de los sicarios ha provocado que éstos tiendan a resolver sus “problemas” según sus propios intereses y no los de toda la organización. Por ello, el cártel realiza periódicamente “operaciones de limpieza, en donde células armadas bajo las órdenes de los altos mandos, los ejecutan o entregan a las autoridades para enviar un mensaje al resto de la organización”.
La autores de la tesis observan una oportunidad para debilitar al cártel: “Con toda probabilidad, esta presión interna, cuando se combine con las presiones externas en contra de Los Zetas, tales como las ejercidas por los grupos rivales, el gobierno mexicano y las autoridades estadunidenses, cobrarán un precio muy alto en el cártel. Y, a medida que las pérdidas sean remplazadas con elementos más jóvenes y menos experimentados, la violencia y la desestabilización afectarán el poder de la organización”.
Cártel del Golfo
Según la tesis, esta organización no fue aniquilada totalmente por Los Zetas gracias a la alianza que estableció con el cártel de Sinaloa. En enero de 2011 logró el control total de la “plaza” de Matamoros, Tamaulipas. La ciudad “es vital para la subsistencia del cártel del Golfo, ya que es una ruta directa de contrabando hacia Estados Unidos y también es puerto de entrada de narcóticos”. Como Veracruz está contralada totalmente por Los Zetas, “Matamoros funciona como el principal puerto de entrada de cocaína colombiana, armas y todo tipo de operaciones logísticas por barco”.
El cártel mantiene las “plazas” de Matamoros y Reynosa, a pesar de los embates de Los Zetas, quienes después de la muerte el 5 de noviembre de 2010 del entonces líder del cártel del Golfo, Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, iniciaron una ofensiva con el fin de ocupar esas ciudades.
La alianza con el cártel de Sinaloa le permitió evitar un aniquilamiento inminente y consolidar su dominio en los territorios que le restaban. Incluso, se encuentra ahora más estable que sus rivales Los Zetas.
“La pérdida de dos líderes del cártel del Golfo en los últimos meses no parece haber afectado negativamente a la organización, aunque en su conjunto el cártel ha sido reducido […] Ha repelido con éxito la mayoría de ofensivas por parte de Los Zetas [pero] no ha sido capaz de recuperar Monterrey, Veracruz y Nuevo Laredo.”
Cártel de Sinaloa
La organización que actualmente encabeza Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, es “el grupo delincuencial mexicano más grande y con mayor cohesión”. Actualmente se encuentra prácticamente en todas las ‘plazas’, ya sea en alianza con los delincuentes locales y los de otros cárteles o peleando por el control.
“Esta expansión ha sido palpable en los estados de Durango, Guerrero (específicamente en Acapulco, por ser un puerto importante) y Michoacán, así como en la Ciudad de México. Debido a la cohesión que ha logrado mantener esta organización, así como a la diversificación de fuentes de ingreso que van desde drogas hasta la exportación de aguacate. Ha sido el más beneficiado durante la crisis que se presenta en México contra la delincuencia organizada.”
Citando a “fuentes abiertas nacionales e internacionales”, García Ochoa, Arellano Ruiz y Velasco Ríos señalan que “la prioridad del actual gobierno es mantener controlados los niveles de violencia y no la eliminación de los cárteles”.
Los militares explican en su estudio que no es posible detener el tráfico de estupefacientes ni eliminar a todos los cárteles, debido a la corrupción gubernamental “arraigada desde hace muchos años”. Entonces la estrategia real del gobierno de Felipe Calderón sería que los cárteles grandes absorbieran o eliminaran a los pequeños. Y en este proceso es en el que sirve “la mano útil” del cártel de Sinaloa:
“Al parecer el gobierno mexicano ha decidido que el mayor curso de acción en esta coyuntura es librar una guerra desgastante, sacando la fruta podrida y dejando que [el cártel de] Sinaloa haga el resto.”
Abundan en que la violencia perjudica los negocios de los delincuentes y son ellos los más interesados en que los índices en este rubro se mantengan bajo control. Por ello, el cártel de Sinaloa –“el más grande y extendido en México” y el que continuará “relativamente inmune a los esfuerzos del gobierno”– está en condiciones de asumir el liderazgo ante las demás organizaciones para imponerles la disminución de la violencia en sus actividades criminales.
“Sinaloa podría utilizar esa posición dominante para mantener [a] los grupos más débiles bajo control, lo cual es uno de los propósitos del gobierno.”
De acuerdo con los militares autores del estudio, la organización cuya cabeza visible es el Chapo ha ganado influencia y territorio en los últimos años. Mientras, su “competencia” se ha fragmentado. En la desestabilización del “negocio” y las estructuras de los cárteles que inició en 2006, los grupos débiles han sido eliminados o debilitados, “mientras que cárteles como el de Sinaloa no han sido afectados sino fortalecidos”.
Incluso, los golpes –como la “neutralización” de líderes– no han hecho más que fortalecer el liderazgo de Guzmán Loera. Los autores se refieren a los asesinatos de Arturo Beltrán Leyva y de Ignacio Coronel Villarreal, Nacho Coronel. El gobierno habría sido utilizado para “eliminar” a los liderazgos que podrían competir con el Chapo por el control del cártel.
“Esto fue confirmado por los acontecimientos del primer trimestre de 2011, cuando [el cártel de] Sinaloa expandió su territorio hacia los lugares en donde se hallaban cárteles en conflicto o fragmentados, surgiendo la Nueva Federación en alianza con La Familia y el cártel Independiente de Acapulco.”
Los Caballeros Templarios
En enero de 2011 La Familia anunció su disolución, luego de que hubiera sido asesinado su líder, Nazario González Moreno, el Chayo o el Más Loco, de quien se dice en la tesis: “fue un líder carismático y convincente”.
Forjó su liderazgo con base en una organización meticulosa y un culto religioso, un tipo de cristianismo que reinterpretaba la Biblia para adecuarla a la realidad de las poblaciones rurales, justificar el narcotráfico y el sicariato, y garantizar la lealtad a los líderes.
Sin liderazgo central, la organización se fracturó en varios grupos y el cártel de Sinaloa comenzó a ocupar los laboratorios de metanfetaminas en la región y a organizar el trasiego de drogas en algunas de las zonas que anteriormente controlaba La Familia. La mayoría de los grupos “se convirtieron en asesinos que sólo cometían actos de violencia desmesurada sin fin alguno”. Del círculo más cercano a Nazario Moreno, Jesús Vargas Méndez, el Chango, fue capturado; y Servando Gómez Martínez, la Tuta, habría salido del país.
Sin embargo, uno de los grupos buscó continuar con el negocio bajo el mismo modelo. El 17 de marzo aparecieron mantas en varias ciudades y pueblos de Michoacán en las que se presentaba el cártel de Los Caballeros Templarios.
“El nuevo nombre pudo haber provocado algunas mofas por parte de ciertos organismos debido a la alusión […] a una orden formada por caballeros cristianos [durante la Edad Media] para proteger a los peregrinos que viajan a Tierra Santa durante la Primera Cruzada.”
Actualmente tendrían una alianza con el cártel de Sinaloa, de quien dependería su futuro o de una alianza con Los Zetas.
Cártel del Pacífico Sur
La organización de los Beltrán Leyva rompió con el cártel de Sinaloa luego de la detención de Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, ocurrida el 20 de enero de 2008. Los hermanos acusaron al Chapo de haberlo entregado y lanzaron una ofensiva para disputarle territorios. Aparentemente se estaban expandiendo y parecían inmunes. No era así. El líder, Arturo, fue abatido por efectivos de la Armada de México el 16 de diciembre de 2009.
El hecho resquebrajó a toda la organización y dio origen a dos grupos. Uno de ellos es el cártel del Pacífico Sur, bajo el liderazgo de Héctor Beltrán Leyva. Pudo sobrevivir y dar la pelea al cártel de Sinaloa gracias a su alianza con Los Zetas. Los autores del estudio atribuyen a este grupo la detonación de un “artefacto explosivo improvisado” colocado en el interior de un auto en Tula, Hidalgo, durante el primer trimestre de 2011. Se refieren al coche-bomba que estalló el 23 de enero de ese año y que mató al comandante de la Coordinación de Investigaciones Grupo Delta de ese estado, Víctor Peña Pérez.
Esta detonación, como la que ocurrió en Ciudad Juárez el 15 de julio de 2010, se debería a la participación de Los Zetas, luego de las alianza establecidas entre este grupo criminal y los cárteles del Pacífico Sur y de Juárez, respectivamente: “los dispositivos utilizados eran pequeños, compuestos de explosivo industrial hidrogel, y se colocaron en vehículos a los que la policía local fue atraída por alguna artimaña”.
En la tesis se agrega: “el común denominador probable es el grupo de Los Zetas. Aunque las ciudades de Juárez y Tula están a unos 1 mil 600 kilómetros de distancia, y el cártel de Juárez y el del Pacífico Sur no comparten objetivos, ambas organizaciones se han aliado con Los Zetas y éstos tienen miembros con entrenamiento en demoliciones militares”.
Cártel Independiente de Acapulco
La otra organización que surgió luego del asesinato de Arturo Beltrán Leyva se agrupó alrededor del antiguo sicario Édgar Valdez Villarreal, la Barbie, y de exintegrantes de otros cárteles. Se nombró cártel Independiente de Acapulco. Nació enfrascado en una “guerra” con el cártel del Pacífico Sur por las mismas “plazas”, como Cuernavaca y todo el estado de Morelos. Además de, por supuesto, Acapulco, Guerrero.
Inicialmente se alió con La Familia y con el cártel de Sinaloa. Luego de la detención de Édgar Valdez Villarreal, el Chapo decidió tomar directamente el control del puerto y entró en guerra con esta organización.
“La perspectiva próxima futura del cártel Independiente de Acapulco no es nada prometedora. A menos que realicen actividades que revitalicen al grupo, tal como lograr el control total de la ‘plaza’ de Acapulco y una expansión moderada, desaparecerán paulatinamente.”
Organización Arellano Félix
La tesis señala que el sobrino de los hermanos Arellano Félix, Fernando Sánchez Arellano, el Ingeniero, es la cabeza de esta organización, conocida también como cártel de Tijuana. Para los autores de la investigación, este grupo delictivo “es sólo una sombra de sí mismo”.
Señala que actualmente sólo es “vasallo” del cártel de Sinaloa, el cual ha tomado el control de la mayor parte de su antiguo territorio y todas sus vías de tráfico por y a través de la frontera.
“La organización Arellano Félix ahora paga al de Sinaloa por el acceso a su antiguo territorio”.
Cártel de Juárez
Llamado por los militares en su tesis organización Vicente Carrillo Fuentes, el cártel de Juárez libra una batalla contra el cártel de Sinaloa por el control de la “plaza” de Ciudad Juárez. Para ello se ha aliado a Los Zetas.
Según la investigación, esta organización criminal mantiene también todos los cruces fronterizos desde Paso del Norte hasta Puente Ysleta, en Ciudad Juárez. Pero “el territorio de la organización Vicente Carrillo Fuentes ha sido disminuido significativamente en virtud de que ya no controla la ciudad de Chihuahua, que ahora está en manos del cártel de Sinaloa, al igual que el resto del estado y la zona fronteriza en Juárez y el Paso”.
Desde la detención de Vicente Carrillo Leyva en la Ciudad de México el 1 de abril de 2009, Juan Luis Ledezma, el JL, ejecuta las operaciones del cártel y de su brazo armado, conocido como La Línea. El líder de la organización es Vicente Carrillo Fuentes.
De acuerdo con las estimaciones de los autores de la tesis, la violencia en Ciudad Juárez y todo el estado se incrementará:
“El territorio de la organización Vicente Carrillo Fuentes está rodeado por el cártel de Sinaloa. A menos de que la situación para Sinaloa dé una vuelta de tornillo, como sería el caso de una operación masiva exitosa de Los Zetas/Carrillo Fuentes con todos sus aliados por el control del territorio, el cártel de Juárez se enfrenta a un lento estrangulamiento de sus líneas de abastecimiento y pérdida de sus fuentes de ingresos. Esto no ocurrirá de la noche a la mañana ni en un año, pero a medida que la soga aprieta, la reacción normal será que la violencia en Juárez se dispare más allá de su actual nivel récord.”
Además, “la incapacidad para mover drogas provocará que la organización Vicente Carrillo Fuentes busque su financiación operativa por otros medios, tales como el secuestro, la extorsión, el tráfico de personas y el robo de carga”.
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Estrategia Nacional contra la Delincuencia Organizada: cinco ejesLa Procuraduría General de la República es la encargada de “guiar” las acciones del gobierno federal en contra de la delincuencia organizada, mediante un “esquema de Esfuerzo Conjunto de la Administración Pública Federal denominándosele Estrategia Nacional en contra de la Delincuencia Organizada”, señala la tesis de grado La estrategia nacional contra la delincuencia organizada y su impacto en la seguridad nacional, presentada en marzo pasado ante el Centro de Estudios Superiores Navales por el general de división diplomado de Estado Mayor Augusto Moisés García Ochoa, el contralmirante cuerpo general diplomado de Estado Mayor José Luis Arellano Ruiz y el capitán de navío cuerpo general diplomado de Estado Mayor Antonio Velasco Ríos.Se integra de “cinco componentes principales”. Según los autores de la investigación, la Estrategia surgió en diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón asumió la Presidencia de la República. Supuestamente, el flamante titular del Poder Ejecutivo se encontró con que el narcotráfico controlaba “diversas regiones” del país; tenía lugar una “guerra entre cárteles” que causaba altos niveles de violencia; era “mínimo” el empleo de la fuerza pública; Estados Unidos manifestaba su “preocupación” por la evolución de los cárteles en organizaciones delincuenciales trasnacionales; en ese país había una demanda creciente de drogas ilegales, y se había incrementado el consumo de estupefacientes en México.1. Reafirmación de la autoridad pública en todo el territorio nacional. Se lograría fortaleciendo la presencia pública en todo el territorio nacional mediante operaciones conjuntas, coordinadas e interinstitucionales para “recuperar el pleno control del territorio en zonas del país asoladas por la presencia de organizaciones criminales”.2. Desarticulación de cadenas y redes operacionales, logísticas, financieras y comerciales de los grupos criminales. Se alcanzaría con la captura de líderes de los cárteles, aseguramiento de sus bienes, erradicación de estupefacientes y operaciones contra el lavado de dinero.3. Fortalecimiento y depuración de las instituciones públicas responsables del combate a la delincuencia organizada en los tres niveles de gobierno. Se lograría con un nuevo modelo de formación policial y con la sistematización de información de inteligencia de la Plataforma México a cargo de la Policía Federal.4. Impulso y consolidación de políticas de prevención del delito y de la violencia por medio de la participación ciudadana. Para ello se realizó la política pública Limpiemos México, la cual consta de un programa de rescate de espacios públicos, del Programa de Escuela Segura, del Programa Nacional contra las Adicciones y de un programa de cultura de la legalidad y la denuncia.5. La promoción de la cooperación internacional, basada en los principios de responsabilidad compartida y confianza mutua, así como en el respeto a la soberanía y jurisdicción de cada Estado. Se refiere básicamente a los acuerdos con Estados Unidos, en específico la Iniciativa Mérida.
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Fuente: Contralínea 296