La ingenuidad ha hecho creer, mas no pensar, que basta el liberalismo económico, en su versión de neoliberalismo como punta de lanza del capitalismo salvaje, para que los mercados de cada país y el mercado mundial a lo bestia, implantado en lo que la activista ambiental Sagrario Herrero llama “el golpe de Estado global” (entrevista de Joseba Elola, en El País, 14 de agosto de 2012), fijen los precios de bienes y servicios, a través de la “mano invisible” de la oferta y la demanda. Según Adam Smith, padre del liberalismo económico clásico y no obstante sus conocimientos jurídicos, aunque plagados de falso derecho natural (Lecciones sobre jurisprudencia, editorial Comares, España), esos mercados podían funcionar, pero es imposible sin una estructura jurídica de derecho positivo y escrito –incuso cuando esos mercados están al servicio del capitalismo moderno, desde Smith (1723-1790) hasta Milton Friedman–.
Según Max Weber, el capitalismo ha existido desde hace más de 3 mil años. Y Fernand Braudel nos dice en su Civilización material, economía y capitalismo (Alianza Editorial), que cualquier política económica siempre necesita al derecho como medio, ya que “todo acto humano es un acto jurídico”, como explicaba en las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México el Maestro Guillermo Héctor Rodríguez (1910-1988) en su interpretación de la obra de Hans Kelsen (1881-1973). Pero no se debe dejar a los mercados dentro de un Estado mínimo, con un mínimo regulador jurídico para que sus actores pasen por alto los controles legales e impongan su ley de la selva con los precios de bienes y servicios para obtener ganancias al máximo.
De eso trata el libro de Norbert Reich: Mercado y derecho. Teoría y praxis del derecho económico en la República Federal Alemana, con traducción de Antoni Font y prólogo de Eduardo Calán Cornos. Son siete excelentes capítulos, pensados y escritos con meridiana claridad. La muy bien seleccionada bibliografía sustenta la investigación. Si bien el autor se centra en el problema y las soluciones del capitalismo alemán y cómo el gobierno, la sociedad y el Estado establecieron los controles del mercado, también sirve para analizar cualquier otro mercado (el mexicano, por ejemplo).
Los fines económicos en una democracia, han de establecerse por medio de las leyes o el derecho económico, para intervenir el mercado con límites, controles y condiciones que han de cumplir empresarios, productores, vendedores, patrones, bancos y financieros para proteger a los consumidores. No será un mercado libre de normas jurídicas, sino uno con intervenciones gubernamentales. Y ya sea un estado de derecho y democrático o un sistema socialista o muy capitalista, el mercado debe tener sustento jurídico para que sea manejado por la mano visible del Estado. Los neoliberalismos económicos actuales han aflojado esos controles y es lo que ha generado las crisis europeas (en Alemania no por sus mercados sujetos jurídicamente) y las crisis que se asoman en países como el nuestro.
Ficha bibliográfica:
Autor: Norbert Reich
Título: Mercado y derecho. Teoría y praxis del derecho económico en la República Federal Alemana
Editorial: Ariel, España
*Periodista
Fuente: Contralínea 300 / Septiembre de 2012