Lunes 08 de septiembre de 2008

Lunes 08 de septiembre de 2008

 Una vieja averiguación previa radicada en 2006 en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, ha desatado la costosa contratación de famosos despachos de abogados en México y en Estados Unidos, que disputan una de las colecciones de pinturas y esculturas más importantes del mundo, denominada “Maestros Europeos del Siglo XX” y expuesta en la sala principal del Museo de Arte de Nueva York.

 

El motivo de la intervención de prestigiados bufetes de abogados como Alberto Zínser, Julio Esponda y hasta hace poco también Fernando Gómez Mont (actual secretario de Gobernación); Enrique Fuentes León y su hijo Francisco Fuentes Olvera; Mariano Albor y Daniel Torices; Alfonso Jiménez O’ Farril; José Antonio García Luque; Lilian Cruz; John Koegel y Jane W. Parver, obedece a que el valor monetario de dicha colección integrada por 85 obras, rebasa los 30 mil  millones de pesos.

 

En 2006, Mario Moreno Ivanova, hijo del que fuera actor cómico Mario Moreno Cantinflas, reclamó los derechos del acervo “Maestros europeos del siglo XX”, por lo que se abrió la averiguación previa FPC/74T3/00706/06-10.

 

Las obras de dicha colección son representativas de la Escuela de París –entre cuyos autores destacan Picasso, Dalí, Renoir, Matisse, Braque, Léger, Modigliani, Balthus, Mondrian, Miró– y fueron adquiridas por el matrimonio de Jacques y Natasha Gelman a partir de la década de 1940 y hasta 1989. Un año antes de que Natasha muriera, en 1998, la recopilación completa fue cedida al fideicomiso Waterford y cada obra fue cedida simbólicamente en un dólar.

 

Este escandaloso caso, que de prosperar sería el mayor fraude de la historia por su monto económico, se había mantenido en secreto en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal hasta que la reportera Erika Ramírez, de la revista Fortuna, lo descubrió, y en sus indagaciones encontró que están inculpados el exdirector del Centro Cultural de Arte Contemporáneo Robert Littman, la jueza neoyorkina Marylin Diamond, la abogada Janet Cohn Neschis y el notario Paul E. McGloin, quienes según la sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, expediente 1361/2008, habrían cometieron dicho delito.

 

En su sentencia los magistrados de la Octava Sala Penal negaron la orden de aprehensión por el delito de “robo agravado en pandilla”, pero enmendaron la plana a la Procuraduría capitalina y sentenciaron que los inculpados sí pudieron haber incurrido en el delito de “fraude”, lo que facilita el trabajo a los denunciantes para reencausar la acusación penal que hizo Mario Moreno Ivanova, quien reclama los derechos de las 85 obras de arte europeo de la colección Gelman.

 

De acuerdo con el expediente judicial, las acusaciones de Moreno Ivanova señalan que Littman, Diamond, Neschis y McGloin se aprovecharon de una supuesta enfermedad de Alzhéimer que padecía Natasha Gelman (Natalia Zahalka Krawak) al momento de ceder los derechos a Waterford, fideicomiso del que los indiciados eran beneficiarios.

 

No obstante, fuentes cercanas a la investigación niegan que Zahalka Krawak padeciera Alzhéimer desde 1993. Incluso, aseguran, tanto los exámenes médicos presentados por Moreno Ivanova, como la cesión de derechos a RIOMA son “apócrifos”.

 

Cantinflas y Gelman

 

Contenida en el expediente 1361/2008, la historia que tomaron en cuenta los magistrados de la Octava Sala del TSJDF detalla que después de que Jacques Gelman Levy descubre el talento de Mario Moreno Cantinflas, el mimo acumula un “patrimonio sustancial” que le permite constituir diversas sociedades y empresas, entre las que se encuentra RIOMA Films.

 

Al tiempo que “el cómico de la gabardina” ganaba el reconocimiento de los críticos de cine y del público mexicano, las regalías de sus películas dejaban para él y su productor grandes ganancias. El matrimonio Gelman, a la par, creó empresas y fundaciones mediante las que administraría su fortuna.

 

De acuerdo con el documento judicial, entre las sociedades de los Gelman se encuentran: la Fundación Anturia, sociedad de beneficencia y caridad para personas físicas y morales; Telemont Antstalt, constituida en Liechtenstein; Paramount Holdings, Limited, regida por las leyes de las Islas Turcos e Icacos, y Alford Holdings, Limited, en las Islas Vírgenes.

 

En sincronía con la constitución de empresas, Jacques y Natasha Gelman adquirían piezas de arte moderno de Europa y México. Las relaciones con artistas –como los españoles Pablo Picasso, Salvador Dalí, y los mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo– se materializaban a través de la compra de sus obras.

 

El 7 de mayo de 1985, Jacques Gelman Levy y Natalia Zahalka Krawak de Gelman celebraron un contrato de cesión de derechos con la empresa RIOMA Films, entonces representada por Mario Moreno Reyes, alias Cantinflas.

 

El contrato, dice el expediente del TSJDF, “tuvo por objeto principal ceder la propiedad de todos los títulos, derechos y acciones de las empresas Telemont Antstalt, domiciliada en Liechtenstein, y Paramount Holdings, Limited, empresa a la que pertenecían 80 obras de arte…”.

 

Quedó asentado que los “cedentes” recibirían como “contraprestación” 40 mil pesos de manera vitalicia. El primer pago fue recibido por el propio Gelman Levy y se reservaron el usufructo vitalicio de los bienes transmitidos. Esta acción, dice el documento, fue ratificada el 15 de marzo de 1991 por Natasha Gelman ante corredor en asamblea general ordinaria de accionistas de la empresa RIOMA Films.

 

Al fallecer el coleccionista de origen ruso, su esposa Natalia Zahalka Krawak se dedicó al cuidado y protección de las obras europeas. Con un supuesto deterioro en su salud –se lee en el expediente–, se acercan a ella Robert Littman, Marylin Diamond y Janet Neschis, “esta última hija del señor Sidney Cohn, quien fuera abogado personal y representante legal de Jacques Gelman durante su vida”.

 

Con la muerte de Sidney Cohn, toma su lugar Janet Neschis, quien se encontraba en sociedad con Marylin Diamond y Paul McGloin, en el despacho de abogados Leavy Rosensweig and Hyman, en Nueva York, Estados Unidos.

 

En la resolución del expediente, del cual se posee copia, el TSJDF avala que la empresa RIOMA Films, actualmente representada por Mario Moreno Ivanova, cuenta con los derechos de uno de los acervos artísticos más importantes del mundo, desde el 7 de mayo de 1985. Reconoce a Natasha Gelman como “usufructuaria vitalicia, porque únicamente gozaba de la posesión y administración de las mismas”.

 

Convenio falso

 

En la exhaustiva investigación periodística de Erika Ramírez, se da cuenta de que en la averiguación previa FPC/74T3/00706/06-10 se han involucrado documentos falsos que atestiguan que el contrato de 1985 es “inverosímil”.

 

Entre los argumentos expuestos indican que 10 de las 80 pinturas, que se detallan en el contrato como propiedad de Paramount, fueron adquiridas por los Gelman años después de que se firmara la cesión de derechos a RIOMA, en 1985.

 

De acuerdo con el catálogo de la Colección Gelman, que está en exposición permanente en el Met de Nueva York, un Autorretrato de Picasso y la obra Still life with a guitar, de Georges Braque, fueron adquiridas en 1986 por Natasha Gelman; Mechanical elements, de Fernand Léger, y Vine and olives, de Johan Miró, en 1987; también se encuentran Untitled (Miró), Composition (Piet Mondrian), The smoker (Juan Gris) y The cavalier and the seated nude (Picasso), compradas en 1988. Un año más tarde se añadieron a la colección de la Escuela de París las pinturas Jean Paulhan, de Dubuffet, y The barbarians, de Max Ernst (revista Fortuna. Negocios y finanzas, 70).

 

Además, el documento 9023695, del Registro Público de la Propiedad, muestra que RIOMA Films quedó disuelta el 31 de diciembre de 1986. Pasaron 20 años antes de que Moreno Ivanova presentara la denuncia ante la Procuraduría capitalina. La disolución quedó asentada en el acta de asamblea de esa fecha.

 

Otro aspecto que arguyen las fuentes es que el 16 de octubre de 2001, la Corte de Nueva York determinó que, al momento en que Natasha Gelman firmó el testamento que donaría las 85 obras de arte europeo, “se encontraba en todos los aspectos capaz para dictar un testamento y que no se encontraba bajo presión alguna y que esta Corte está satisfecha de que el testamento es genuino y su ejecución válida”.

 

El testamento fue firmado por la esposa del exproductor de Cantinflas el 18 de noviembre de 1997, momento en el que el acervo cultural ya se encontraba en el Met de Nueva York. Según las fuentes, con esta acción se pretendía alejar la colección de manos privadas y, por el contrario, que estuviera a disposición del público a perpetuidad, en una galería que llevara el nombre de Jacques y Natasha Gelman.

 

El fideicomiso

 

Waterford fue el vehículo financiero que permitió que Littman, Neschis, Diamond y McGloin obtuvieran de Natasha Gelman las más de 80 obras artísticas de la Escuela de París. El acervo está valuado “pericialmente” en 30 mil 358 millones 820 mil 520 pesos.

 

Pero no sólo eso, los personajes investigados actualmente por el supuesto delito de fraude también se hicieron beneficiarios de los derechos y título de propiedad del departamento ubicado en el 625 de Park Avenue, lugar en el que el matrimonio Gelman pasaba su estancia en Estados Unidos.

 

Además, se hicieron de “todos los valores, dinero y demás propiedades depositadas en la cuenta 150452, de Swiss Bank Corporation”. También de las piezas de arte precolombino, los artículos de plata, joyería, alfombras, tapetes y muebles de casa.

 

Con el fideicomiso –además de los objetos de valor de los coleccionistas–, Littman, Neschis, Diamond y McGloin obtuvieron los derechos de las empresas Alford Holding, constituida bajo las leyes de las Islas Vírgenes británicas, y Paramound Holding, creada bajo las leyes de las Islas Turcos e Icacos.

 

El documento indica que todas las cesiones anteriores fueron hechas por la “absurda” cantidad de un dólar. La entrega fue certificada por el notario “inculpado” Paul McGloin, y como testigo se presentó Janet Neschis, el 18 de noviembre de 1997. En el expediente se destaca que al momento de la firma, el fideicomiso aún no estaba conformado, situación que se dio hasta el 1 de enero de 1998.