Petróleos Mexicanos (Pemex) volverá a beneficiar a la brasileña Odebrecht. Y es que se encuentra en curso otra de las típicas licitaciones de la petrolera, a través de una de sus empresas filiales privadas, de nombre Pemex Procurement International Inc, ubicada en Houston, Texas.
Se trata de la convocatoria PETIL-CAT-B-GCPCYC-G03-55426-0010179264-18-1, para el suministro de gas etano que, comprado en Texas, sería transportado para producir plásticos en la privada planta Etileno XXI, en Coatzacoalcos, Veracruz.
Dicha instalación es propiedad de la mexicana Idesa y del grupo brasileño Odebrecht (a través de su subsidiaria Braskem), acusado de sobornar a funcionarios mexicanos para obtener ese y otros contratos con Pemex.
El “ventajoso” contrato con Pemex obliga a la estatal a venderle el 40 por ciento de su producción de etano, aún cuando para hacerlo tenga que importar el producto, y de eso se trata la nueva licitación.
Desde su firma, en febrero de 2010, el contrato entre Pemex y Etileno XXI para el abastecimiento de gas etano está provocando pérdidas multimillonarias al erario de México, primero porque la petrolera fue obligada a proveer la materia prima a precios tan bajos que no le permiten ni siquiera recuperar sus costos; es decir, no es un problema del pasado, hoy continúa la sangría a las finanzas públicas.
Segundo, este país no tiene suficiente producción de etano pero comprometió lo que esperaba descubrir en aguas profundas. Por ello, Pemex ahora incumple el contrato y sufre onerosas “penalizaciones”.
Tercero, y es la pérdida más dolorosa, miles de trabajadores petroquímicos fueron despedidos de diversas plantas, hoy cerradas por accidentes o por falta de gas etano.
El problema con este contrato es responsabilidad del actual gobierno y el que lo antecedió, encabezado por Felipe Calderón. Ahora parece que, con la importación del etano gringo, Peña pretende “solucionar” el problema antes de concluir su “gobierno”.
Según la nueva convocatoria para el “suministro de etano liquido pureza 94%
mínimo, en la Terminal Refrigerada de Etileno y Embarques Pajaritos, para los años 2018-2020”, el pasado 18 de abril se realizó la primera junta de aclaraciones a las bases; el 4 de mayo, la primera etapa de presentación y apertura de propuestas técnicas y comerciales; y una segunda etapa se contempla para el 9 de mayo.
La notificación del fallo del concurso se tiene programada para el 16 de este mismo mes, y la fecha estimada para la firma del contrato es el 30 de mayo, en las oficinas de Pemex Procurement, en Houston.
Contralínea se ha ocupado del tema de la privatización de la petroquímica y las negociaciones con los brasileños, a lo largo de varios años, desde que se inició la “negociación” corrupta en el gobierno de Calderón (véanse los extraordinarios artículos de Ana Lilia Pérez). Nosotros mismos redactamos una nota en 2017, de manera que en este texto presentaremos exclusivamente la información más reciente sobre las dificultades operativas y las “penalizaciones” sufridas por Pemex.
A comienzos de 2018, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hizo pública la fiscalización de la gestión financiera de la “Contratación y suministro de etano al complejo petroquímico Etileno XXI”. El documento, aunque no se atreve a revelar el precio de venta del etano, plantea con sencillez que los costos de producción y transporte, en el periodo de la auditoría, son superiores a los ingresos por ventas a los brasileños, por lo que Pemex Transformación Industrial resulta con una pérdida de casi 2 mil millones de pesos.
En su página 16, detalla la pérdida monetaria para Pemex por la venta de etano a esa planta de Odebrecht: “el costo estimado de producción de las ventas de etano… fue de 1 mil 736 millones de pesos, que sumados a los 1 mil 387 millones… del servicio de transportación pagados… resultan en un costo de ventas de 3 mil 124 millones, que comparados con las ventas de etano por 1 mil 188 millones arrojan una pérdida bruta de 1 mil 935 millones, sin considerar los gastos de administración ni otros”.
Como ya adelantamos, para “amarrar” el megaproyecto, los negociadores de los gobiernos de Calderón y luego de Peña Nieto ofrecieron etano que aún no había sido descubierto, pero que se esperaba encontrar en aguas profundas. Como no ha habido producción, ahora nuestro país no puede cumplir lo que prometió y ha sufrido “penalizaciones” verdaderamente abusivas, que permiten plantear como hipótesis, que las mordidas, que recibieron los funcionarios mexicanos, tuvieron como objetivo incluir cláusulas leoninas.
En efecto, el contrato establece que los volúmenes diarios que el vendedor entregue deberán ser mayores o iguales a un determinado volumen mínimo diario y menores o iguales a un volumen máximo diario; cada trimestre se formulan balances y si Pemex no cumple los brasileños lo castigan obligándolo a pagar, “por daños, perjuicios y pérdidas”, una suma equivalente a 200 por ciento del precio promedio del etano durante el periodo en que hubiera ocurrido el incumplimiento multiplicado por el volumen de dicho déficit.
La pena de México es del 200 por ciento, pero si los cariocas incumplen, es decir si no pueden recibir la materia prima que Pemex pretende entregar, la multiplicación de los volúmenes solo es por el 30 por ciento del precio promedio del etano.
Lo que México ha perdido por las “penalizaciones” suma casi 500 millones de pesos que equivalen, aproximadamente, a un tercio de los ingresos por ventas. Esta es una de las formas cómo los últimos gobiernos destruyeron la petroquímica, la parte más rentable de la industria petrolera. Pero no debemos sentarnos a llorar, sino reunirnos en escuelas, calles y centros de trabajo, a examinar cómo puede detenerse la sangría a las finanzas públicas, corregirse estos perjuicios y aprovechar lo poco que queda del petróleo y gas en México.
En el Hotel St Anthony, en San Antonio, Texas, se efectuó el año pasado la Segunda Cumbre Anual del Gas de México. Uno de los paneles más interesantes fue presidido por el propio director de Investigaciones sobre Desarrollo Económico de la Universidad de Texas, Thomas Tunstall.
El evento estuvo abarrotado de frackeadores texanos que están provocando tremendos daños a la salud de pobladores de los condados, tema del que allá se habla muy poco porque, evidentemente, capas empobrecidas del país vecino están de acuerdo en vender su salud.
Algunos de esos empresarios petroleros reforzaron, con toda claridad y hasta con una dosis de cinismo, la política que ha estado aplicando el gobierno mexicano, para el gas natural, y que ahora pretende extenderse al gas etano:
“…La producción está en declive en México y es probable que continúe desplomándose pero seamos realistas: ¿qué tiene de malo? …El mercado del gas del Sur de Texas es de los más abundantes y más baratos del mundo. No hay ninguna razón por la cual México se empeñe en perforar en busca de gas natural, cuando puede obtenerlo en la frontera con precios disminuidos…”
Otro petrolero formuló una importante revelación: “en gran parte de Eagle Ford, el gas natural se ha quemado como subproducto no deseado”, desde luego no es una novedad, hoy mismo, en mayo de este 2018, está ocurriendo en la cuenca del Pérmico (el área cruzando la frontera con Chihuahua), en algunos años se ha presentado en Bakken, pero no se había reconocido con la contundencia con la que habla el texano.
¿Cuándo se incorpora México? Fue el doctor Tunstall quien, desde la conducción de la mesa, apuntó datos y preguntas claves para un diagnóstico de la situación mexicana y del tema central del evento: ¿para cuándo se espera la producción de México en lutitas?
Con una sonrisa que no podía ocultar su ironía, dijo Thomas: “I would love it if it would develop now, but I don’t see it,” (me encantaría que se desarrollara ahora, pero no lo veo).
La verdad es que, en esta etapa de sobreoferta del gas, es imposible que los texanos pueden desear que aumente la competencia que contribuiría a incrementar la sobre producción y su consecuencia inmediata, el abatimiento de los precios y el desempleo que agobia los condados por dondequiera se pueden ver los llamados “homless” (afectados por los problemas de vivienda).
Con cortesía, Tunstall insinuó que: 1) no está comprobada la existencia de un gran potencial en México (calificó como “posibles” los campos de esquisto en nuestro país); 2) destacó que cerca de la frontera más bien se ha encontrado gas y no aceite, que es más rentable en este momento y capta la mayor parte de los dólares de inversión internacional; y 3) puso en el centro el tema de la ausencia de infraestructura. Aludiendo a las dificultades en Chicontepec, señaló las “áreas rurales remotas donde ha habido poca actividad de petróleo y gas durante décadas”.
Terminó preguntando a los participantes mexicanos para cuándo esperaban producción de hidrocarburos, considerando la ausencia de infraestructura de almacenamiento, proceso, transporte por tuberías y hasta de carreteras.
La respuesta corrió a cargo del doctor Héctor Moreira Rodríguez, comisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos: “Es una pregunta difícil. Yo diría 10 años”.
El funcionario mexicano añadió: “realmente abrir las áreas llevará tiempo”. Parecería que el consenso entre los inversionistas en esa “cumbre” fue que hasta que México pueda superar esos condicionantes y aumentar su propia producción de petróleo y gas, las importaciones llenarán la brecha.
Volviendo al contrato que el gobierno seguramente ya hasta tiene “amarrado” con alguna compañía texana, y que simplemente formalizará el 30 de mayo, es importante destacar dos características: primera, es de muy corto plazo, apenas 3 años y, segunda, comprende un volumen modesto de etano.
En cifras anuales, como las que maneja el contrato con los brasileños de Etileno XXI, los texanos enviarán al puerto de Pajaritos en Coatzacoalcos un mínimo de 200 mil toneladas y un máximo de 300 mil toneladas; de manera que cuando llegue la fecha de terminación del contrato, en 2021, los gringos nos habrán vendido, en 3 años, entre 600 mil y 800 mil toneladas. En promedio anual, 270 mil.
Las cifras deben contrastarse con el cuarto de siglo, en que México se comprometió a abastecer a los brasileños de Odebrecht en los términos y condiciones que firmó el gobierno de Peña Nieto, que cree que el petróleo es eterno.
Consideremos también que algunos contratos de la Ronda 2.2, que está pensada para bloques de gas y fracking, son para 40 años.
Realmente no sabemos a qué razones obedecen las cifras moderadas del contrato que se firmará con los texanos; quizá, podrían explicarse por la inseguridad en el abasto: las lutitas tienen la característica de un ciclo corto de vida.
Podría ser, tal vez, porque estiman que lo necesitarán para sus propias plantas. Como se sabe, Exxon-Mobil ha anunciado que construirá, asociado con una petrolera de Arabia Saudita, otro complejo de etileno de 1 millón 800 mil toneladas anuales, al Norte de Corpus Cristi.
En 2007, cuando comenzaron las negociones de Calderón y los brasileños, producíamos diariamente 7 mil toneladas de etano; de esto, unas 4 mil toneladas se usaban como materia prima en los complejos de Coatzacoalcos, y el resto, más de 3 mil, eran suficientes para poder construir dos crackers de etileno de 500 mil toneladas anuales.
Pero los recursos se malversaron, se dilapidaron en la supuesta “guerra” contra el narcotráfico. Aquí el dato clave es que ya estaba fraguándose el plan con los brasileños de Odebrech.
En 10 años, el sector petrolero de este país ha quedado semi destruido; la Secretaría de Hacienda se negó a otorgar 500 millones de pesos para continuar el proyecto, que ya había comenzado, de rehabilitación de la planta petroquímica que funcionaba en Ciudad Camargo, Chihuahua, y finalmente se cerró, tirando a la basura inversiones que ya se habían realizado para que sobreviviera. Otro caso de barbarie neoliberal es el de la Petroquímica de Escolín, en Poza Rica.
En esa petrolerísima ciudad, que fue la capital petrolera de México por varias décadas, la destrucción de Escolín, comenzó con una explosión en 2003, que dañó partes del estratégico tren de producción. Tal vez fue un accidente, pero el gobierno de Vicente Fox nunca quiso que se realizaran las reparaciones completas y desde entonces comenzaron las fallas en su operación, que terminaron con la suspensión total de actividades.
Más tarde, en el primer año de Calderón, se cerró la Terminal de Almacenamiento de Cobos, en el municipio de Tuxpan, otro punto esencial, por su papel en el abasto del etano y el etileno materias primas del polietileno que, producido en Escolín, se exportaba a Estados Unidos y mercados de Europa y Asia.
El ingeniero Javier Velázquez Vallejo, actual presidente municipal de Poza Rica, postulado por Morena y entonces superintendente de Ingeniería y Mantenimiento en ese importante centro de la economía regional y nacional, considera que, con el cierre de Cobos, quedó definido que el gobierno fraguó el desmantelamiento de la planta con anticipación. Para ese entonces, 2007, hace 10 años Escolín producía 190 toneladas diarias, alrededor de 70 mil toneladas anuales de etano.
Con el gobierno de Peña Nieto, Poza Rica y otros municipios cercanos vivieron un virtual estado de sitio, impuesto por los grupos de narcotraficantes, así, con la población inmovilizada, el gobierno ofreció Escolín, en subasta, como chatarra (hay versiones que sostienen que no se trata de una sola subasta, sino de varias, algunas de las cuales ya se han realizado exitosamente; es decir, una parte de las herramientas y equipos ya fueron vendidas, aunque en realidad todavía desconocemos mucha información).
La planta (o lo que queda) se construyó en un enorme espacio de más de 60 hectáreas, se extiende en territorio de Poza Rica y parte de Coatzintla, no faltan buitres y otros especímenes carroñeros que pretenden desmontar ya todas las instalaciones tal vez para desarrollos inmobiliarios, que es el negocio favorito de nuestra burguesía nativa. La actual candidata a senadora por Veracruz, ingeniera Rocío Nahle, ha propuesto la construcción en el enorme predio de una mini refinería, iniciativa que desde luego la población apoya con entusiasmo.
En el momento que estoy escribiendo estas notas se prepara una reunión de trabajadores petroleros, entre ellos la Organización de Trabajadores Activos y Jubilados de la Industria Petrolera de Poza Rica, que dirige Francisco Jiménez Reyes, misma que, cuando Peña Nieto intentó vender Escolín como fierro viejo, realizó manifestaciones en las calles demandando la realización de una verificación, peritaje y auditoría, pues algunos equipos e instalaciones todavía son útiles.
Cada día que Pemex entrega etano a los brasileños en su planta en Coatzacoalcos, México pierde millones de pesos: la sangría que sufren las finanzas públicas se debe a que se les entrega el gas a un precio inferior a sus costos. La pregunta es si este sacrificio continuará por casi un cuarto de siglo, como está acordado.
Me parece que la solución es renegociar el contrato vigente, buscando a toda costa que la planta continúe operando, ofreciendo incluso, como propone el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, amnistiar a quienes han causado daños patrimoniales al país.
La solución de Peña no resuelve el problema, entre otras razones porque el contrato con los gringos solo es por 3 años. ¿En 2021 Pemex seguirá pagando a los brasileños las penalizaciones que nos imponen?
La solución del comisionado Moreira tampoco resuelve el problema, empezando porque aún no se descubre un área con un potencial similar al de Texas, y aunque se tuviera en regiones como la Totonaca y Huasteca, la explotación con fracking sólo provocará desalojos de población y destrucción de las actividades agrícolas y ganaderas que ya existen.
También podría explorase una solución que ya hemos propuesto en el evento organizado por el licenciado Mario Román, el 18 de marzo pasado en Poza Rica, que es el regreso a la cartera de los proyectos de petróleo convencional, sin fracking, de rehabilitación tanto en el campo Poza Rica como en el Tres Hermanos. Con ello se unirían a la del Proyecto Lackach, hoy también suspendido. Así, quizá podría obtenerse nueva producción de gas rico en condensados como el etano. En cualquier escenario, es urgente reservar todo el gas para transformación industrial y evitar su uso como combustible.
Finalmente, si en la rama de refinación planteamos, como un primer paso, la rehabilitación del parque existente, igual propuesta debemos formular para las petroquímicas, el rescate de lo que Peña destruyó, debe comenzar con la reapertura de las instalaciones como la de Camargo, en Chihuahua, y Escolín, en Poza Rica.
Si los destructores de la industria ya han avanzado en el desmantelamiento, debemos emprender medidas como las que proponen los trabajadores activos y jubilados de Poza Rica: inventariar qué equipos y herramientas todavía son útiles. En suma propongo que en vez de sólo quejas, busquemos salidas a los problemas que el gobierno de Peña Nieto ha creado.
Fabio Barbosa
*Investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de Méxic
[ANÁLISIS ENERGÉTICO] [D] [SEMANA] [PORTADA]
Contralínea 589 / del 07 al 12 de Mayo 2018
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