Duarte y su amenazante: “Pórtense bien”
De los 31 desgobernadores, incluyendo al jefe de gobierno de la Ciudad de México y Distrito Federal como asiento de los tres poderes del Estado federal, no cabe duda de que Javier Duarte de Ochoa, impuesto en el cargo por las maniobras tenebrosas de Fidel Herrera Beltrán, es el desgobernador número uno y, en consecuencia, el enemigo público número uno de las libertades de prensa y de quienes las ejercen en el estado de Veracruz.
José Ramón Cossío y la impartición de injusticias al final de la dictadura porfirista
Casi nadie se ocupó del régimen judicial que en las más de 3 décadas del porfirismo-porfiriato (1876-1880 y 1884-1911) impartió (in)justicias que, entre otras causas, generó el estallido revolucionario convocado por Madero (Francisco I Madero, La sucesión presidencial: 1910 o El Partido Nacional Democrático, como se tituló originalmente el libro; y de Cario de Fornaro, Díaz, zar de México).
Peña quería ser notario… De la que se hubiera salvado la nación
La reportera Érika Hernández (Reforma, 23 de julio de 2015), al referirse a la presencia de Enrique Peña Nieto en el homenaje al abogado-notario Fausto Rico (quien fue maestro del inquilino de Los Pinos, en la universidad del Opus Dei, la Panamericana) y el relevo de éste en el notariado mexicano, informa a los lectores de la confesión pública del también frecuente huésped de Palacio Nacional, esto para imprimirle al cargo un cariz histórico. En palabras del propio Peña: “Hubiese querido ser alguna vez notario, pero el destino y la vida nos deparó otro camino”, les dijo Peña a unos 200 notarios a los que les recetó “un discurso de 25 minutos, uno de los más largos que ha dado”. ¿Qué hubiera pasado si Peña fuera notario?
La vida y obra de León Tolstói
Los verdes lanzan su jauría contra el periodista Sergio Aguayo
Temibles como los modernos capos de las vísperas electorales y macartistas que también desafían a las instituciones con su propaganda nazifascista, compran apoyos entregando, descaradamente, sobornos “aprovechando la oportunidad política […] arrojando lodo [agrego: excremento verduzco] a todo aquel que se pusiera frente a ellos” (Lillian Hellman, Tiempo de canallas).